Eduardo Robert Ureña
No perdamos de vista nunca este fin que, de ninguna manera, puede supeditarse a intereses personales. Debemos seguir la senda trazada por nuestros ancestros, cimentada en el dialogo y la construcción de soluciones negociadas respetuosamente; donde las voces de la mayoría se sientan tomadas en cuenta de manera pluralista. Siendo esta, la única fórmula de construir Patria a la tica, lo que significa indiscutiblemente bajo un modelo democrático electoral.
Deslegitimar o atacar a nuestros compatriotas para imponer nuestros puntos de vista de forma autoritaria y totalitarista, es una práctica que nunca debemos aceptar. Las luchas fratricidas solamente consiguen la muerte de hermanos; a los que bajo ninguna circunstancia se le puede considerar como enemigos, aunque piensen muy diferente a nosotros.
Este año el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, fue otorgado al filósofo Byung-Chul Han. En su discurso de aceptación del citado galardón, Han, manifestó: “Últimamente he reflexionado mucho sobre la creciente pérdida de respeto en nuestra sociedad. Hoy en día, en cuanto alguien tiene una opinión diferente a la nuestra, lo declaramos enemigo. Ya no es posible un discurso sobre el que se base la democracia. Alexis de Tocqueville, autor de un famoso libro sobre la democracia estadounidense, ya sabía que la democracia necesita más que meros procedimientos formales, como son las elecciones y las instituciones. La democracia se fundamenta en lo que en francés se llama moeurs, es decir, la moral y las virtudes de los ciudadanos, como son el civismo, la responsabilidad, la confianza, la amistad y el respeto. No hay lazo social más fuerte que el respeto. Sin moeurs, la democracia se vacía de contenido y se reduce a mero aparato. Incluso las elecciones degeneran en un ritual vacío cuando faltan estas virtudes. La política se reduce entonces a luchas por el poder. Los parlamentos se convierten en escenarios para la autopromoción de los políticos”.
Celebremos este 76 aniversario de nuestra Constitución Política, reflexionando sobre nuestra democracia. Resalto el nuestra, porque es tuya y mía, aunque nos fue regalada por nuestros abuelos para cuidarla, hacerla crecer y legársela a las futuras generaciones, siendo esta, nuestra insoslayable responsabilidad.
Trascender al yo, para pensar en el nosotros y cuidar al prójimo como a sí mismo, devela una connotación, que va más allá de lo moral; tornándose en una estrategia evolutiva clave de la especie humana; aplicada desde los inicios de nuestra Patria. Tengamos muy presente que los políticos, los partidos y las campañas electorales; son una parte temporal de un todo mucho más relevante, nuestro hogar, Costa Rica.
Justamente, hoy, en medio de la campaña electoral; es el momento idóneo para llamar a retomar las enseñanzas de nuestros abuelos. Volver la vista a atrás para agradecer sus gestas históricas; recordando de dónde venimos, para saber a dónde vamos; guiándonos por sus enseñanzas de respeto fraterno al prójimo, que siguen más vigentes que nunca. Estos aspectos de trabajo colaborativo, vitales en la democracia, que imperaron en la Costa Rica de antaño, no son negociables y jamás deben perderse.
Cambio Político Opinión, análisis y noticias
