40 años de autogestión cooperativa

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

El 5 de mayo de 1982 el presidente de la República don Rodrigo Carazo firmó la modificación a la llamada Ley de Cooperativas, la 6756, que modificó la 4179 original. Este acto creó la figura legal de Propiedad Social expresada en la fórmula cooperativa de Autogestión, así como la de cogestión, ésta última valiosa fórmula aplicable a cooperativas de producción de bienes o de servicios que incluye a sus trabajadores cono socios de la empresa. Nos concentraremos en este artículo en la cooperativa de autogestión.

El cooperativismo como fórmula de organización para producir, generar servicios o integrar recursos financieros es de grandes méritos y ha contribuido al desarrollo y progreso sostenido del país. No sé qué sería por ejemplo de Los Santos sin las cooperativas de café hoy ampliamente diversificadas e integradas verticalmente. Sin embargo, en 1978 era notorio que el cooperativismo no incluía la fórmula más pura, aquella en que la membresía a la cooperativa y la participación en su gestión, está determinada por el trabajar en ella. Esa fórmula es la cooperativa de autogestión con un mínimo de 12 trabajadores laborando asociativamente, todos asociados y sin asociados externos, todos dueños de la unidad cooperativa que no puede desmembrarse. Entre sus particularidades están:

  1. La propiedad colectiva que facilita economías de escala.
  2. El trabajo asociado y dividido que gestionado adecuadamente genera productividad y competitividad, especialmente cuando los trabajadores están motivados por funcionar en base a una visión y metas claras como expresión de objetivos, así como por el hecho de ser colectivamente propietarios de la empresa donde laboran, lo que les da por definición el derecho a la autogestión, un deber también.
  3. En el caso de Costa Rica, tiene una profunda relación con las encíclicas papales que valoran sobre otros factores de producción al trabajo, como un factor que además de condicionarse decentemente, debe coadyuvar a la dignificación del trabajador facilitando su desarrollo personal, material, intelectual y espiritual, cosa con lo que la autogestión cumple si la empresa es exitosa.
  4. Por definición siendo cooperativa de autogestión, la empresa debe funcionar en economía de mercado ojalá regulada para evitar sus excesos.

En 1978 se da la conjunción perfecta para desarrollar la autogestión, al asumir un nuevo gobierno con ideas de Promoción Humana claras en cuanto al derecho a la propiedad para todas las personas y la forma en que ese derecho influye en la dignificación y realización personal, como ya se dijo, a lo que todo ser humano constructivo tiene derecho. Por otro lado y aún sin un marco jurídico apropiado, la Escuela de Planificación de la UNA promovía fórmulas autogestionarios de producción colectiva específicamente en el agro vía emprendimientos donde el trabajo asociado añadía valor al proceso productivo. Y finalmente y lo más importante, existía una federación de cooperativas de producción comprometidas con la autogestión como se definió arriba, FECOPA R.L., cuya convicción se había fraguado resistiendo embates de fuerzas conservadoras adversas al emprendimiento colectivo que conglomerados laborales pudieran preferir. La gran mayoría eran extrabajadores bananeros acostumbrados a la división del trabajo característicos de la actividad. Sin embargo, la autogestión cooperativa es aplicable a cualquier sector de la economía donde los trabajadores vean ventajas con el modelo y se comprometan. COOPESA, exitosa y conocida empresa, es autogestionaria desde sus inicios.

Se dio la conjunción respetuosa y perfecta entre las dos fórmulas, recayendo en este servidor por delegación del ministro y el presidente de la República, la responsabilidad de liderar el aporte gubernamental al esfuerzo por aprobar esa legislación, que no solo establecía un marco legal y organizativo, sino también mecanismos de apoyo y asignaba recursos financieros para el desarrollo de las cooperativas de autogestión. Sin embargo, quienes lideraron el proceso en consulta con sus bases, como debe ser en la autogestión, quienes reafirmaron que querían propiedad colectiva y no fragmentada “parcelarmente”, fueron sin duda los trabajadores que lideraban el movimiento, entre los que recuerdo a riesgo de dejar alguna por fuera a Ernesto Pérez Cortés de La Vaquita, Pablo Chaves de Coope Sierra Cantillo, Pablo Bejarano, Misael, José Antonio Ruiz recientemente fallecido, Rafael León y el compañero Calero, todos de Coopesilencio RL. De ellos es de quienes más me acuerdo, pero hubo muchos otros. Destaco muy especialmente, a las abnegadas mujeres compañeras, madres e hijas, muchas de ellas asociadas hoy en día, que contribuyeron a que se lograra el objetivo de aprobar la legislación requerida.

Se dio un arduo trabajo realizado con mucha convicción por todos los involucrados que incluyó negociaciones con el CONACOOP como cúpula cooperativa, para asegurar que la esencia autogestionaria se mantuviera. De allí la creación de la Comisión Permanente de Cooperativas de Autogestión (CPCA), cúpula autogestionaria que conviene fortalecer. Hubo personas en el movimiento cooperativo que “se matricularon” en el proceso y en forma proactiva. Uno de ellos fue el doctor Mario Carbajal Herrera, a la sazón gerente de CoopeMontecillos y presidente del CONACOOP. Fue él quien insistió en que el marco para la cogestión cooperativa se incluyera en la ley. Siempre le agradeceré su gallardía y caballerosidad.

El esfuerzo se inició formalmente un 5 de mayo de 1980 como está documentado, en una reunión en la sede de OFIPLAN de la Presidencia, hoy instancia degradada a ministerio, para darle forma de proyecto de ley a la propuesta. Esa reunión fue la primera de una serie en la que la dirigencia laboral llevó la voz cantante y el resto asesorando. “El resto” constó de personal del IICA, liderado por los técnicos Héctor Murcia y Leopoldo Sandoval, colombiano y guatemalteco, personal de la UNA y de OFIPLAN, donde creamos una unidad especializada, la UTEA (Unidad Técnica de Empresas de Autogestión), gestionada por la señora Athenia Montejo e integrada por excelente personal a quienes les estaré eternamente agradecido por su aporte y que funcionó muy bien. Don Rodrigo Madrigal Nieto, de grata memoria, como diputado social cristiano participó y fue quien presentó por el Movimiento Autogestionario el proyecto de ley.

El proceso fue bello, “involucrante” y participativo, no se quedó sector relevante sin recibir la exposición del proyecto por parte de los propios trabajadores y OFIPLAN, siempre en conjunto y bajo la filosofía de estado subsidiario, pues la integración se respeta. Hubo que luchar hasta el final contra fuerzas que se oponían, pero se salió adelante gracias a don Rodrigo Madrigal Nieto y Don Cristián Tattenbach, ese gran prohombre costarricense como presidente del Congreso al aprobarse la modificación. Su Ilustrísima Monseñor Román Arrieta Villalobos jugó un importante y positivo papel.

Durante el proceso las cooperativas de FECOPA demostraron su capacidad: aún sin la ley pero con el título de propiedad en mano cada una, empezaron a amortizar sus deudas y pagaron los avíos. Ayudó la UNA y un esquema de apoyo asesor bajo el concepto de estado subsidiario integrado por entidades del estado relevantes con sede en donde cada cooperativa se encontraba. Se demostró como el Gobierno y la sociedad civil organizada, trabajando con visión compartida, respeto y metas claras pueden “alcanzar el cielo”.

El progreso de la autogestión en Costa Rica no ha sido lo que debería en función a su potencial por desgano de los gobiernos siguientes por una u otra razón. Esquemas con éste no progresan si no es con el apoyo decidido del Estado. Pienso que una razón de peso es que en Costa Rica todavía no se ha interiorizado la importancia de lo que la propiedad social plasmada en la cooperativa de autogestión representa para el desarrollo integral del país.

El momento es propicio para relanzar la autogestión. El gobierno es nuevo, el país se está transformando, el estado necesita reinventarse; se habla cada vez más de emprender productiva y competitivamente, así como de concretar oportunidades de progreso para todos. La CPCA está en excelentes y serias manos. ¿Se estarán alineando los astros para la autogestión en Costa Rica?

Ex viceministro subdirector de OFIPLAN.

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