Conversaciones con mis nietos
Arsenio Rodríguez
Coincidimos en este caminar, todos pretendiendo ser que somos lo que realmente no somos. Conspiramos en la superficialidad, en vez de entregarnos a la intimidad interior. Sin embargo, a veces –sospechamos, que todo está interrelacionado, desde las partículas subatómicas indescriptibles, hasta los abrazos de amantes en las plazas de la vida. Que todo es una resonancia constante, de un continuo sin fin, un tapiz enmarañado, un mismo sustrato viviente, desarrollándose para dar a luz a la consciencia de la Consciencia.Todo el tiempo nos llueven palabras y definiciones, algunas conocidas, otras que uno solo a veces se tropieza con ellas. Vienen en varios idiomas y procedentes de grupos de consenso diferente, desde los campos adelantados de la ciencia, los diversos nichos de la política, de los recovecos de las redes sociales, de los medios de comunicación, y de nuestros propios pensamientos que brotan como manantiales en reacción a estímulos sensoriales, recuerdos o impulsos subconscientes.
Procesiones de letras, frases, oraciones en párrafos alineados y dispersos. Derramándose por todas partes creando descripciones, ideologías, ritos, rumores, odios y entuertos. Y rara vez llevando a pensar, sobre lo efímero y sereno, sobre cosas amorosas, sobre cómo sería si hubiese armonía.
Nos irrumpen voces-imágenes a través de canales de televisión de derecha, centro e izquierda. Cada uno proyecta un mundo diferente, con interpretaciones sobre el comportamiento de los otros, palpitando odios, adhesiones y críticas. Igual que en la sobremesa, siempre hablando de los otros.
–Que fíjate que tal son, ella o el, en realidad si son buenas personas… pero tienen esto y aquello…-, Si, contestamos esto y aquello, y sigue la ronda de las pajitas en los ojos ajenos. Tanto hablar, tanta palabra, tanta descripción de los demás.
O los pensamientos que describen el entorno en detalle. Y bueno se requieren años para estudiar las costumbres de las hormigas, y las migraciones de las mariposas monarcas y esos pájaros maravillosos, que vuelan de polo a polo, todos los años y sin radar. Y ni hablar de las nuevas galaxias escondidas de la vista que descubrió el Galileo colectivo moderno del Telescopio Webb, y las cigarras que tiene ciclos de 17 años bajo tierra para volar una semana y después volver a enterrarse.
En estos días leí sobre la posibilidad de una nueva energía oscura (de la cual supuestamente está hecho el 93 % del universo de acuerdo con los científicos), llamada la energía oscura rara, que quizás, dicen esos que saben de estas cosas, sea lo que causa que la constante de Hubble no sea tan constante y que el universo, bueno este al menos, si es que solo hay uno, o quizás como en la poesía podría haber multiversos, se esté expandiendo más rápido o más lento.
Pero para esto nos sirve la Inteligencia artificial (IA) que es como una licuadora donde ponemos todas las palabras y conceptos que han sido grabadas o escritas por todos los vivos y los muertos, y las mezcla y las codifica usando formas de lógica, imbuidas en la conceptualización de los conceptos de los vivos y los muertos, y hasta promete ofrecer nuevas presentaciones, nuevas combinaciones “creativas” para describir o decir o asumir algún contexto de lo que sea, a partir de los ingredientes que se le han añadido a esa licuadora lógica de palabras circuitos y bits.
Pero al menos sabemos, o dicen que saben (o los que dicen que saben), que todo está hecho de cositas chiquitas, y las cositas chiquitas, de cositas aún más chiquitas, las células de moléculas, estas de átomos, los átomos de electrones, neutrones y protones, que a su vez están hechos de quarks, que a su vez están hechos de quien sabe que, ad infinitum. Palabras, fragmentaciones. Que no dejan de asombrarnos. Además parecería ser que tanta célula, y tanto electrón, y tanto revuelo parece tener una cierta organización dirigida.
Y por último está este pequeño y no resuelto asunto de la existencia misma, de la Existencia. De cómo se inició, si es que se inició. Esto es importante porque parece ser que se apagan los conjuntos particulares de puntos de vista y comportamiento, con eso que le llaman la muerte. Es decir dejan de funcionar los ensamblajes de las particulitas que tienen una particular y momentánea expresión, aunque hasta donde yo he leído las particulitas en sí mismas, no dejan de existir, solo su ensamblaje en pulgas, gente, árboles yerbas y cucarachas etc., pero y los átomos?
Bueno entiendo que cuando explotan en soles y novas dicen, los que se dice que saben de esto, que también momentáneamente se descomponen como en las bombas atómicas. Pero de donde salieron las particulitas estas las más más pequeñas, los quarks, los existrones?
Y entonces está la belleza, bueno no sé de qué está hecha la belleza, de percepción, de receptores, de tradición, de pensamientos, o manías, no lo sé, pero cada uno tiene un gusto distinto, aunque hay veces que coincidimos en consensos de belleza.
Y está también el asombro sobre lo milagroso, lo extraordinario. El misticismo, la religión, la espiritualidad, y toda una serie de condiciones, que los que lo definen todo, dicen que tiene que ver con otra parte de la mente, la misma que piensa, pero que estas cosas van más allá de las percepciones de los cinco sentidos, y que perciben ese que se yo, vibraciones, cosas allende el tiempo, premoniciones, ah y a eso que le llaman el Amor y para el cual aún, igual que con la gravedad aun no encuentran las partículas, ni las energías que exactamente lo componen. Pero si sabemos que de alguna manera existe.
En realidad solo a veces, por unos instantes, nos conocemos de verdad, y experimentamos la belleza del Ser. Y por un santiamén nos damos cuenta, qué todas las heridas, ofensas y sufrimientos, y las sonrisas y besos dados y recibidos en noches oscuras y días soleados, son puntadas de un delicado y majestuoso tapiz que estamos tejiendo irremediablemente, mientras buscamos y evocamos el Amor.
Esa fuerza inmensa que se manifiesta como una necesidad de unión y sanación, para comunicar, perdonar, y celebrar. Para hacer pausa en nuestros fueros, y abrir nuestros corazones y sonreír, al comprender nuestra común fragilidad e ignorancia.
¡Que podamos darnos cuenta de esto por un instante y nos demos un abrazo en este amor, para verdaderamente celebrar el nuevo año!