Tiempos difíciles…

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

El mundo está totalmente revuelto. Sin embargo, en América Latina sería equivocado echar todo en un mismo saco, porque eso es falso y no responde a la realidad política objetiva. Ni en la izquierda, la derecha o en el centro.

No es lo mismo el “socialismo del siglo XXI” de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que son regímenes dictatoriales y represivos o la elección en democracia de una plataforma progresista de izquierda democrática, como en Colombia con Petro, o la elección en Chile de Boric, apoyado políticamente por el expresidente socialdemócrata Ricardo Lagos. Tampoco es igual el posible triunfo de Lula en octubre en Brasil a los vaivenes y contradicciones ideológicas del peronismo en Argentina y el voluble personalismo de López Obrador en México. Son cosas distintas, y así debemos entenderlas y ubicarlas. Hoy, en América Latina, hay muchas y variadas izquierdas, con matices diferenciadores muy profundos. También hay varias derechas. Señalo dos casos paradigmáticos, en dos países totalmente diferentes por miles de razones: Brasil y El Salvador, entre el fascismo retrógrado y militarista de Bolsonaro y los arrebatos populistas y reformistas de derecha de Bukele.

Sin ingenuidades y con realismo, hay que saber diferenciar. Generalizar y no establecer esas diferencias y los matices actuales de la realidad política e ideológica en América Latina nos llevaría a un grave error de percepción.

Lo que SÍ es cierto, y se refleja en las urnas electorales, es que el pueblo, en América Latina, se hartó de la corrupción, las propuestas tradicionales y los enfoques neoliberales puros y duros que, al final, terminaban en más desempleo, deuda pública, cargas impositivas para los sectores asalariados y de ingresos medios, sin crecimiento económico significativo ni progreso social integral y con desigualdad económica y social entre unos pocos que tienen casi todo y grandes mayorías en condiciones de pobreza y marginalidad.

En el presente, vivimos en un tiempo difícil de globalización y contradicciones, en un mundo que cambió y en donde los conceptos tradicionales de centro, derecha o izquierda no se corresponden con esos mismos valores en el pasado. Hoy significan propuestas distintas y, como si fuera poco, nos quieren meter en otra Guerra Fría, en contra de una globalización económica pacífica y de oportunidades para todos los países, sin distinciones de niveles de desarrollo.

Además, estamos en el medio de la peor Centroamérica en muchísimas décadas, y no solo por los conflictos recurrentes e históricos con Nicaragua, antes con Somoza y ahora con Ortega. También por la situación social y migratoria explosiva en Guatemala, El Salvador y Honduras.

Lo nuestro es profundizar en libertad y democracia, inteligentemente y sin miedo, en el camino costarricense, haciendo los CAMBIOS necesarios y erradicando la corrupción, con una activa política exterior realista, pragmática y de legítimos intereses nacionales. Es cierto que son tiempos difíciles y de crisis, pero a la vez son tiempos de grandes oportunidades para Costa Rica.

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