Desde La Mina 2.0
Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com
Las jornadas laborales son normalmente de 48 horas, en nuestro caso en Costa Rica, en muchos lugares el patrono regala 3 u 8 horas por semana, se trabaja de 8 a 5, una jornada semanal de 45 horas, en algunos otros casos de 8 a 4. Por eso no se trabaja los sábados. Eso implica que si a uno lo convocan a trabajar un sábado no tiene derecho a horas extras, porque simplemente ya están pagadas.
Eso de trabajar sábados sin pago extraordinario hace que la gente prefiere que lo convoquen domingo, porque le tienen que pagar doble jornada…Antes cuando el Gobierno pagaba horas extras la gente iba los sábados y los estiraba para que no alcanzarán las horas para tener que ir el domingo…
En nuestros países centroamericanos, muchas veces ser buen trabajador significa trabajar más de 8 horas diarias y hasta ir los sábados a las oficinas y por supuesto llevarse trabajo para la casa. Eso se ve bien y se aplaude, dicen que es un trabajador comprometido o simplemente muy trabajador, es muy mae breteador….
A pesar de esas jornadas, no somos de la gente más productiva del mundo. Entre los más productivos están los alemanes y su jornada laboral es de 35 horas semanales. Oyó bien: 35 horas.
¿Cómo lo hacen? La respuesta es simple: trabajan.
En la jornada diaria no se permite el uso de Facebook, ni chatear, ni usar el celular ni el correo electrónico para asuntos personales, nadie “hace ollas” para chismear, solo se conversa de trabajo, más que una prohibición es una focalización. Usted vino a trabajar: trabaje.
No hay intermediarios entre jefes y subalternos, hay comunicación directa. Las órdenes se entienden con claridad, no son parte de un teléfono chocho. A mi jefe le escucho, le sugiero, le comento, no requiero a nadie de intermediario.
Después de mi jornada laboral, en la que hice todo lo que debía, sigue mi vida. En la que no recibo información laboral no contesto información laboral. Es legalmente prohibido recibir emails laborales después de las 6 pm.
Hay una anécdota —que no he podido verificar— que dice que un día en que Aznar, expresidente de España, y Ángela Merkel, Canciller Alemana, conversaban sobre las jornadas laborales, Aznar le dijo a la Merkel que en España se trabajaba más que en Alemania, que la jornada laboral semanal era de 40 o más horas, a lo que la Merkel le contestó: entonces deben dedicarse de verdad a trabajar…
¿Y nosotros? La gente llega a desayunar al trabajo, a hacer sus necesidades, a ver el periódico, a comentar el partido o la novela o la serie de Netflix, a planear el fin de semana o el té de canastilla de fulana o la despedida de soltero de fulano, o la actividad del Día de la Madre, y chatea o ve Facebook o hablar por celular…
Ciertamente el ambiente laborar es más amistoso, de mayor confraternidad, siempre es bonito ver que haya celebraciones y que se le recuerde a uno en el día de su cumpleaños, pero sin duda somos menos productivos, tenemos demasiados distractores.
La pregunta es: ¿tenemos que cambiar? Yo digo que sí, tenemos que focalizarnos más en lo que hacemos y dejar de tener tanta distracción, pero no demasiado porque perderíamos la esencia de lo que somos: gente amable que se interesa en lo que le pase al otro o a la otra, o ¿somos vagos?