Desde La Mina 2.0
Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com
En estos días la prensa publicó…“El Poder Judicial se eximió de medidas de ahorro de la reforma fiscal”. “CCSS se excluye de la regla fiscal tras acuerdo con sindicatos”. “Rectores piden que se les excluya de regla fiscal…”. “Gobierno retira proyecto que pone tope a pensiones de lujo”.
Cuando uno lee estos titulares se pregunta: ¿El resto de los mortales, que somos la mayoría, tenemos que respetar las leyes fiscales que sean?¿ pagar impuestos, los que sean?, y sobre todo, aceptar el servicio que nos brinde cualquier institución pública, el que sea que nos den…
La justificación del Presidente de la Corte para salirse de la regla fiscal hay que enmarcarla y dejarla en el Museo Nacional para la posteridad: “Usted no puede uniformar todo el Estado a mano militar y eso significa un tema que tiene que ver la (la) independencia de Poderes” (LN 19/08/2019).
Los que oficialmente trabajamos en Costa Rica somos alrededor de 2,2 millones, de esos cerca 1,9 millones trabajamos en el Sector Privado, lo que da aproximadamente un 87%, o sea el 13% de la población ocupada trabaja en el Sector Público.
Yo estoy seguro que cuando yo empecé a estudiar era al revés. Recuerdo que en algún momento el ICE contrató dos generaciones de estudiantes de Ingeniería Civil. En el MOPT otro tanto y el AyA también hizo algo parecido. En los préstamos se incluía un presupuesto para capacitar a estudiantes y estos quedaban de una vez en la planilla.
Hace un par de años fui testigo de excepción en una interesante reunión entre una compañía privada que venía invertir al país y representantes de una institución estatal. Empezó el representante estatal y dijo algo así: somos 20.000 funcionarios y tenemos un presupuesto de 2.000 millones de dólares. Y cuando le tocó el turno al representante de la compañía dijo: somos 2.000 funcionarios y manejamos un presupuesto de 20.000 millones de dólares.
Las cifras se me quedaron grabadas por la disparidad. 2.000/20.000.000.000 y 20.000.000.000/2.000. Al terminar la reunión, el representante de la compañía simplemente dijo en español un poco trabado: mucha gente para tan poco presupuesto.
Con esos números uno se explica el por qué algunas instituciones públicas están quebradas, esa en particular…
Cuando vemos la actitud de la Caja, la Corte y las Universidades que pareciera que viven en un país diferente al resto de nosotros. ¿Qué pasaría si un día el Sector Privado hace una protesta y pide a sus afiliados que no paguen impuestos y que no paguen la Caja? Yo siento que ese momento se acerca cada día más y será el acabose.
Yo no soy anti sindicatos. Yo no soy anti empresa pública. Yo creo que todos tenemos derecho a vivir bien, creo que gracias a la participación del Estado este país es lo que es. Lo que no estoy de acuerdo es cuando las instituciones “vuelcan el rótulo” (como dicen que hacen algunos dueños de bares) y se convierten en un fin en sí mismos, que en lugar de mejorar servicios solo mejoren las condiciones de los trabajadores.
No puedo estar de acuerdo que cuando uno va a hacer un trámite a alguna institución todos los sitios del parqueo sean para los empleados, o que haya filas inmensas y la gente espere bajo el sol o la lluvia, o que no se tenga prevista la hora de comer y el encargado de atender público simplemente cierra y se va.
No puedo estar de acuerdo en que la gente sea atendida como si fuera un favor y no un servicio que viene de un derecho. Esto lo digo porque no hay que confundir mi posición con la de otros que quieren privatizar el país.
Yo creo en un Estado de bienestar. No creo en la privatización a mansalva. Creo más en una privatización al estilo de CONATRAMAR, los ferries a playa Naranjo, pasó del Estado a una cooperativa autogestionaria. Creo en la eficiencia del Estado, que brinde los servicios para lo que fueran creadas las instituciones.
Hay muchos medios de comunicación que han estado siempre al servicio de los más poderosos del país que, aprovechando el descontento popular, están promoviendo las ideas que siempre han buscado: privatizar todo y maximizar las ganancias de sus dueños.
Viendo lo que sucede solo le pido al Presidente Alvarado que de una vez por todas aplique aquel adagio popular para evitar que la cosa empeore: o todos en la cama o todos en el suelo.
Excelente artículo del Ing. Mauricio Castro, no podría ser más claro y contundente.
Muy buen artículo. Sin embargo, el Gobierno no tiene la capacidad de amarrarse los pantalones con las Instituciones, sobre todo aquellas que tienen independencia como las Universidades, aunque sí ponen la mano para recibir el presupuesto.