Roberto Dobles
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Es también un recurso natural clave como materia prima no energética. Junto con el gas natural, es la principal materia prima para la industria petroquímica, la cual produce miles de productos que se usan en todos los sectores de la economía.
Entre estos sectores se encuentran la agricultura (fertilizantes, plaguicidas, etc.), la industria, el comercio, los servicios, la electrónica (computadoras, celulares, etc.), las residencias, el abastecimiento de agua, el transporte (incluyendo los vehículos eléctricos), los textiles y la salud, entre muchos otros sectores.
Costa Rica consume grandes cantidades de petróleo, tanto energético (combustibles derivados de petróleo) como no energético (todos los miles de productos derivados de la petroquímica que usamos en la economía nacional y en la vida cotidiana).
Como fuente de energía, el petróleo que consume el país (explorado, producido y refinado en el extranjero, particularmente en los EE.UU.) es por mucho la principal fuente de energía. Su participación en el consumo energético nacional es el doble que el promedio mundial, ya que representa el 64,5% del consumo energético nacional.
El consumo nacional de petróleo tiene además una tendencia con mayor crecimiento que el promedio de crecimiento mundial y ha venido desplazando las fuentes renovables nacionales.
A nivel mundial, el petróleo que se descubre y que se convierte en reservas ha venido creciendo más rápidamente que su consumo.
En el pasado se ha cometido el error de creer que la cantidad de años que podría durar la disponibilidad de petróleo en el mundo era relativamente estática y que dependía en lo fundamental de las reservas probadas en un momento dado y de las estimaciones de consumo futuro.
El error que se cometió con esos cálculos es que no tomaron en cuenta la magnitud y la rapidez con que se dan los adelantos tecnológicos en materia de exploración, los cuales continuamente permiten descubrir nuevos yacimientos de petróleo (tanto convencionales y no convencionales) que las tecnologías anteriores no podían detectar en el subsuelo.
Los cálculos de duración en el tiempo de las reservas de petróleo tampoco tomaron en cuenta los permanentes adelantos tecnológicos en materia de producción, los cuales han venido permitiendo extraer cada vez más petróleo, no solamente de los yacimientos existentes, sino también de los nuevos yacimientos que se van identificando y poniendo en producción.
Con las tecnologías más antiguas sólo se podía recuperar alrededor del 35% del petróleo que existía en un yacimiento, pero las nuevas tecnologías (“enhanced technologies”) y los adelantos en materia de perforación (particularmente la perforación direccional), han provocado que se pueda extraer en este momento hasta el 65% o más del petróleo contenido en un yacimiento.
Los grandes avances en las tecnologías de ‘fracking’ han permitido igualmente extraer, y de manera muy eficiente, el petróleo contenido en los yacimientos no convencionales de petróleo.
Todos estos continuos adelantos tecnológicos en la exploración y la producción de petróleo han venido aumentando permanentemente la cantidad de petróleo disponible para consumo en el mundo.
La consideración en el pasado de que la tecnología era bastante estática o que tenía pocos avances en el tiempo condujo a que en varios momentos en la historia se haya considerado que el mundo podría quedarse sin petróleo.
Sobre este tema, un artículo titulado “Are we running out of oil?”, publicado por el “Department of Energy and Mineral Engineering” de la Universidad Penn State University señala lo siguiente:
“Las proyecciones históricas sugieren que el mundo ‘casi se ha quedado sin petróleo’. A continuación algunos ejemplos:
• «El mundo se quedará sin petróleo en 10 años», U.S. Bureau of Mines (1914).
• El mundo se quedará sin petróleo en 13 años, U.S. Department of the Interior (1939 y 1950).
• El mundo se quedará sin petróleo y otros combustibles fósiles para 1990, Paul Erlich, Limits to Growth (1973).
• El mundo se quedará sin petróleo en el 2030 y otros combustibles fósiles en el 2050, Paul Erlich, Beyond the Limit (2002).
En la década de 1950, el geólogo M. King Hubbert examinó los datos de producción de petróleo de todos los principales países productores de petróleo del mundo (en ese momento). Con base en su análisis estadístico de los datos, proyectó que la producción de petróleo de Estados Unidos alcanzaría su punto máximo en la década de 1970 y que la producción mundial de petróleo alcanzaría su punto máximo durante la primera década del siglo XXI.
Estas proyecciones llegaron a conocerse como el Pico de Hubbert´ (donde la producción de petróleo llegaría a un pico máximo y a partir de ahí empezaría a declinar hasta que los yacimientos se agotaran).
Las proyecciones de Hubbert eran muy precisas: la producción de petróleo de EE. UU. alcanzó su punto máximo en la década de 1970 y los países productores de petróleo que Hubbert estudió originalmente vieron su pico de producción colectiva de petróleo a principios de la década del 2000.
La realidad de la ‘cantidad de petróleo disponible en el mundo es mucho más compleja. Cuando Hubbert hizo sus predicciones en la década de 1950, la industria petrolera aún estaba en su infancia tecnológica.
La mayor parte de la producción de petróleo provenía en esa época de los denominados campos gigantes de petróleo llamados campos ‘elefante’, los cuales eran yacimientos de petróleo tremendamente grandes y de fácil acceso”.
Los adelantos tecnológicos también se trajeron abajo los conceptos de Hubbert, los cuales en su momento habían creado una paranoia entre mucha gente.
Conforme el tiempo pasa, los adelantos tecnológicos son cada vez más rápidos y de mayor magnitud, por lo que la disponibilidad de petróleo crece continuamente.
Debido a los crecientes descubrimientos de yacimientos convencionales y no convencionales de petróleo y a las más eficientes y eficaces tecnologías de producción, los EE.UU. se han convertido de nuevo en el principal productor de petróleo del mundo, seguido por Rusia, Arabia Saudita, Iraq, Canadá, China, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Brasil y Kuwait.
Todo lo anterior ha llevado al mundo a disponer de grandes y crecientes cantidades de reservas de petróleo, a pesar de que el consumo mundial ha venido aumentando a través de los años.
Desde hace ya mucho tiempo, se tiene claro en el mundo que el petróleo disponible para consumo no se acabará físicamente.
Dos ex ministros de energía de Arabia Saudita lo han también señalado claramente de la siguiente anera:
• Al Naimi: “El pico de la demanda (de petróleo) llegará antes que el pico de la oferta”.
• Zaki Yamani: “La Edad de Piedra no terminó por falta de piedras, la Era del Petróleo terminará mucho antes de que el mundo se quede sin petróleo”.
Contrario a lo que ciertas personas creen en Costa Rica, en el mundo sí se tiene claro desde hace muchos años que el reinado del petróleo no se acabará por falta de petróleo.
Se tiene claro igualmente que la transición energética es un proceso permanente que se da como consecuencia de la continua incorporación de nuevas y mejores fuentes de energía (en costos, calidad, flexibilidad, conveniencia, etc.) derivadas de los continuos adelantos tecnológicos, donde las nuevas fuentes de energía van desplazando en el tiempo a las viejas fuentes de energía.
Esta es una evolución o transición sin fin porque los adelantos tecnológicos no tienen fin y más bien se aceleran permanentemente.
La leña dominó el panorama energético mundial hasta el siglo 18, hasta que vino el carbón, que empezó a dominar en el siglo 19 y hasta la primera mitad del siglo 20. El petróleo inició su ascenso en la primera mitad del siglo 20 y llegó a ser la fuente de energía dominante antes del inicio de la segunda mitad del siglo 20.
En el siglo 21, los expertos estiman que el petróleo (número uno actualmente) y el carbón (número dos actualmente) van a ceder respectivamente su primer y segundo lugar al gas natural (número tres actualmente), el cual se convertirá en la fuente de energía número uno del siglo 21 hacia el año 2040, para ceder luego (varias décadas después) esta primera posición a otra fuente de energía.
En ningún caso en la historia de la humanidad, la transición energética ha ocurrido porque la disponibilidad de las fuentes dominantes de energía en un momento dado se estaba acabando.
Este proceso de cambio continuo lo explica muy bien Robert Hefner en su libro “La Gran Transición Energética”:
• Las nuevas fuentes de energía surgen “impulsadas por los avances de la civilización”.
• “Cada fuente de energía es desplazada progresivamente por otra, no porque se haya acabado, sino porque los costos para la sociedad, incluidos los costos económicos, ambientales y de seguridad, se hacen tan altos y los riesgos tan grandes que la fuente de energía pierde utilidad para los consumidores y los países”.
• “Durante toda la historia de la civilización, cada nueva fuente de energía que se ha introducido ha sido superior y más idónea y ha mejorado de manera significativa a la sociedad de muchas maneras”.
• “Cada nueva fuente de energía le ha brindado inicialmente a la sociedad una gran cantidad de nuevas eficiencias y una explosión de nuevas tecnologías que han llevado a un nuevo crecimiento económico inimaginable previamente”.
De conformidad con lo analizado en dos columnas que he publicado anteriormente, tituladas “¿Hacia dónde va la energía en el mundo?” y “Más sobre hacia dónde va la energía en el mundo”, donde se analizaron las últimas proyecciones de los expertos internacionales, se estima que el petróleo se mantendrá en el primer lugar en el mundo hasta aproximadamente el 2040, donde será destronado de su primer lugar por el gas natural, y que todavía en el 2060 el petróleo se mantendrá en el segundo lugar como fuente de energía en el mundo.
Como conclusión, el petróleo no se acabará físicamente. Lo que ocurrirá es que su consumo seguirá siendo desplazado lentamente por otras fuentes de energía.
En Costa Rica no está ocurriendo ninguna transición energética. Más bien el consumo de derivados de petróleo importados continúa creciendo aceleradamente y las proyecciones oficiales no vislumbran ninguna reducción en el alto crecimiento que se ha venido dando en el consumo nacional de derivados de petróleo importados.
En lugar de estar siendo sustituido por otras fuentes de energía (nacionales o importadas) y el crecimiento de su consumo bajando, como ocurre en el mundo, más bien aquí los derivados de petróleo importados han venido desplazando a las caras fuentes renovables nacionales de energía.