…¿Y usted qué opina?
Fernando Berrocal
En este país, los escándalos duran tres días y ya se olvidó la extrema gravedad de lo que sucedió en la Sala III. A su vez, el Magistrado Presidente, Fernando Cruz, insiste en defender tesis presupuestarias y fiscales insostenibles, sin ordenar la casa y pasar a los hechos reales en la necesaria Reforma Judicial.Quienes han trabajado con seriedad y profesionalmente en Reforma Judicial, en América Latina, defienden por experiencia dos conclusiones bien claras:
1-Que de adentro de los Poderes Judiciales difícilmente saldrá la Reforma Judicial, por la cantidad de intereses y factores de poder en pugna que existen.
2-Que la Reforma Judicial debe ser integral, porque de otra forma los sectores no reformados, con el tiempo, asfixiarán y controlarán a los sí reformados.
No es solo un problema que tenga que ver con la elección y calidad de los Magistrados, experiencia profesional, grados académicos, publicaciones, ética, plazo y el tema de la reelección. Eso es solo una parte de los problemas estructurales a reformar. Los grandes temas son los siguientes:
1-Que la Corte Suprema de Justicia no administre el Poder Judicial y que sus funciones se reduzcan a lo estrictamente jurisdiccional.
2-Que las funciones administrativas, nombramientos internos y evaluación, sean asumidos por un Consejo Superior de la Judicatura, integrado de forma amplia y representativa por profesionales de primer nivel y varias disciplinas.
3-Que los magistrados integrantes de las Salas de la Corte Suprema de Justicia no solo provengan internamente de la burocracia judicial, sino que también sean elegibles académicos, litigantes de prestigio y candidaturas de excelencia, avaladas por el Colegio de Abogados y las Facultades de Derecho, para que la visión de la justicia sea integral y democrática, no sesgada por la visión unilateral y procesal tradicional del Poder Judicial sobre la legalidad.
4-Que el presupuesto del Poder Judicial y los niveles salariales se ajusten, estrictamente, a las exigencias fiscales del Estado Costarricense como un todo. El Poder Judicial no es una república con soberanía propia.
5-Que la Sala Constitucional sea una entidad jurisdiccional independiente no vinculada institucional, funcional y presupuestariamente al Poder Judicial.
6-Que la Fiscalía, la Defensoría y el OIJ se constituyan en una entidad constitucional separada, con presupuesto propio, porque es un contrasentido lógico que el Poder Judicial sea juez y parte procesal al mismo tiempo.
7-Que la paridad de hombres y mujeres sea cierta y establecida por criterios de capacidad, experiencia profesional, nivel académico y publicaciones, para así alcanzar niveles de excelencia en el Poder Judicial y la Sala Constitucional.
Esos siete temas son para abrir boca. La Reforma Judicial debe ser parte de una reforma integral y esa reforma no solo es económica y fiscal. La reforma debe ser constitucional, legal, administrativa y funcional y en los tres Poderes del Estado Costarricense. Ese es el más grande reto actual de nuestro país. Un enorme reto que las cúpulas políticas dominantes se niegan a enfrentar.