Ocean Castillo Loría
Desde el calendario civil, el 24 de diciembre es Nochebuena y el 25, es Navidad (Si mal no recordamos, hasta un villancico lo dice); Navidad, celebra el nacimiento de Jesús. Ahora, desde lo que “debería ser”, este evento, incumbiría importancia para las sociedades que se denominan cristianas.
Pero si vemos la Navidad en los contextos capitalistas, nos daremos cuenta que, lo importante es el consumismo. Pero entonces, podríamos decir que, la Navidad, es importante, para los que se dicen “seguidores de Jesús”.
Partamos pues de esa idea: en la teología tradicional de estos seguidores, el centro de la Navidad, es la Encarnación: Dios se hace hombre en Jesús, Jesús es: “Dios con nosotros”. Pero si avanzamos un poco más, nos encontraremos un modelo o unos modelos teológicos en el cristianismo, que, dan un paso adelante: hablan del compromiso político – social, que implica decir: “soy cristiano”.
El teólogo Jesús Espeja, nos dice que: la Navidad es como el sí definitivo al amor que ya existe en nuestra tierra y cuya plenitud anhelamos todavía. Es la fiesta de la ternura, del perdón y la paz. Estas frases, nos dicen varias cosas:
- Véase que, el amor definitivo, ya existe en la tierra, pero todavía la plenitud la esperamos: esto, nos lleva a otro calendario: el litúrgico: en el catolicismo, ese calendario, tiene tiempos de preparación y tiempos fuertes: el tiempo de preparación para la Navidad, es el Adviento; el tiempo fuerte es la Natividad. Esa espera de la plenitud del amor definitivo de Dios, nos lo señala el adviento.
- Navidad es (O debería ser), la fiesta de la ternura, el perdón y la paz. Ya veremos que, esa ternura, ese perdón, esa paz, debe ser parte de nuestro compromiso cristiano.
Así, lo primero que debemos tener claro es: las condiciones políticas, económicas y culturales de nuestro planeta tierra, no nos pueden robar la esperanza (Virtud teologal), el sueño de una sociedad de justicia, que lleve a la paz.
La construcción de una sociedad diferente, es un anhelo de casi todo ser humano (Decimos “casi”, porque los sectores conservadores no anhelan ese cambio: hoy, los liberales y hasta los libertarios, son felices con el actual sistema. Por el contrario: la Doctrina Social de la Iglesia, el marxismo, la socialdemocracia, la Teología de la Liberación y diversas Teologías Políticas, se colocan en contrario).
Ahora bien, podríamos decir que, la Doctrina Social de la Iglesia, la socialdemocracia, la Teología de la Liberación, la Teología del Pueblo o la Teología Política de Jurgen Moltmann, comparten pilares como:
- La importancia de la comunidad.
- Solidaridad.
- Responsabilidad.
- Colaboración.
- Ternura.
- Bondad.
- Compromiso.
Como puede verse, estos principios, no son solo para cristianos, sino, para los que tenemos esperanza de vivir en un sistema diferente, en un mundo de solidaridad y servicio, contrario al mundo economicista.
Ahora bien: en las mallas curriculares de Teología, hay una materia que se llama: “Cristología”: Cristología es, la materia que estudia a Cristo: en términos generales, esa materia presenta dos grandes categorías:
a) El Cristo de la Fe: es decir, el Cristo que nos presentan los Evangelios: el que, por el amor de Dios al mundo, envía a su Hijo único, para que, todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna (Parafraseamos al Evangelio según San Juan 3: 16).
b) El Jesús Histórico: es decir, la figura de Jesús de Nazaret, abordado desde la ciencia social Historia. Como decir, a modo de ilustración: estudiar a Juan Rafael Mora Porras, Juan Santa María o Pancha Carrasco (Figuras de la historia costarricense).
Pues, los valores que ya hemos mencionado (Comunidad, solidaridad, responsabilidad etc.), fueron fundantes en la enseñanza del “Jesús Histórico”, valores trasmitidos por la Virgen María y por San José, por una sociedad marginada y oprimida (Recuérdese que Israel, era una colonia del Imperio Romano).
El Niño Jesús, nace entre los hombres, si el niño Jesús, es Dios, luego, “Encarna” a Dios. pues ese Dios: “opta preferencial (Y decimos nosotros, radicalmente), por los pobres”: esa pobreza, tiene dos dimensiones: la material y la espiritual.
Entonces, podemos decir: Jesucristo, desde la fe y desde la historia, padece con los que sufren el peso del imperialismo romano: la corrupción, el racismo, la desigualdad, la opresión; Jesucristo, asumirá con conciencia y coraje, los valores ya dichos, para combatir lo que de aquí en adelante, llamaremos: “sistema de dominación”.
Los teólogos Marcus Borg y John Dominic Crossan, dicen que, en el siglo I, hay un sistema de dominación:
- Los grupos políticos, gobiernan para sí mismos (Las cúpulas judías y romanas).
- Los grupos económicos (Que eran o estaban vinculados con los grupos políticos, y que, generan una economía egoísta).
- Estos dos grupos, producen una cultura opresiva: por ejemplo: la interpretación de la Ley de Moisés, se tradujo en una serie de “cargas” para los judíos; de igual modo, la economía oprime a lo que podemos definir como el pueblo.
Nosotros decimos y diremos que, hoy, con otras herramientas y hasta unas semejantes, hay un sistema de dominación, esto basado en las Ciencias Políticas y las Teologías de la Liberación y la Política de Moltmann.
Pero regresemos al Jesús desde la historia, de nuevo: Jesús se encuentra un sistema de dominación. frente a él, el Nazareno plantea un proyecto alternativo, a éste, lo llamará el “Reino de Dios”, ese “Reino”, tiene tres componentes:
- Una política del servicio.
- Una economía de la solidaridad.
- Una cultura, que basada en el servicio, lleva a la verdadera libertad (No la libertad de la “Pax Romana”, diríamos nosotros en el momento presente, no la libertad del sistema monetarista).
Con esto claro, podemos abordar la enseñanza y acción de Jesús, en el marco de ese enfrentamiento entre: “Sistema de dominación” y “Reino de Dios”. Para ello, nos basaremos en lo que expresa el Teólogo de la Liberación, Carlos Bravo:
- Jesús se encarna en el pueblo, él es pueblo.
- Ese Jesús que se encarna en el pueblo, que es parte del pueblo, presenta a un Dios liberador.
- Ese Dios liberador, presenta un Reino de la vida, en un mundo de la muerte (Diríamos bajo nuestros presupuestos: el Dios liberador que enseña y concreta Jesús, presenta su Reino, que es vida, frente al sistema de dominación, que produce la muerte).
- Y aquí de nuevo:
a) Jesús dice que no se puede servir a Dios y al dinero, he ahí, la base de la economía de la solidaridad.
b) Jesús coloca el Reino de lado de los despreciados socialmente, “los pequeños”; por lo que Jesús se enfrenta a Escribas y Fariseos; Jesús se revela a los sencillos y se les oculta a los sabios; por eso, Jesús, se hace el último y el servidor de todos (Ese servicio, es la base de una nueva forma de hacer política).
c) De nuevo (Vale la pena insistir): Frente a la política del sistema de dominación, Jesús propone la política como servicio, solo de este modo, se podrá construir una nueva sociedad. En esta línea, luego dirá que el César, la política opresiva misma, no puede ser endiosada. En este contexto, de igual modo y como era propio del siglo I, Jesús denuncia la cúpula religiosa judía, que estaba unida a la cúpula política romana, ambas opresoras.
Así las cosas: Jesús se opone al sistema de dominación, por ello, genera un movimiento, movimiento que tiene base en los 12 discípulos. Este movimiento, irá generando provocaciones al sistema de dominación. Esto, lo hará por medio de sus enseñanzas y lo que conocemos como milagros.
En ese camino, se dará un claro choque entre el Reino de Dios y el sistema de dominación. Es el momento, en el que Jesús, manda en misión a sus discípulos y a muchos de sus seguidores. Así amplía el radio de acción de su obra.
Llegará el momento de lo que, en Cristología, se conoce como “la crisis Galilea”: en Cesarea de Filipos, Jesús les pregunta a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo?; ¿Quién dicen ustedes que soy yo?: aquí es donde Pedro, encarna la ambivalencia de la comunidad de fe: él revela que, Jesús es el Mesías, pero de seguido, presentará lo que para él, era mesianismo: Jesús anuncia que será asesinado en Jerusalén: Pedro le dice que aleje estos pensamientos; Jesús reconoce que está siendo tentado, el Nazareno, llamará a Pedro, “Satanás”.
En suma, Jesús tiene cada vez más claro, que no avanza en convencer a las cúpulas del sistema de dominación, el pueblo lo interpreta como un Mesías, pero dentro de la lógica de ese sistema; y sus mismos discípulos, no tienen mediana comprensión, de su proyecto alternativo.
De allí, la Cristología, nos indica que Jesús, se dedicará a formar más al grupo de los doce:
- Deben entender que han llegado los tiempos nuevos.
- La fe y la oración son herramientas de lucha contra el mal.
- Deben acoger a los oprimidos, a los pequeños.
- Ellos son los preferidos de Dios.
- Las riquezas son obstáculos para el Reino.
- De nuevo: la economía de solidaridad, es el compartir.
- La igualdad original hombre – mujer, es fundamental.
- Insiste en la política de servicio.
Luego de esta etapa, se dará el enfrentamiento final con el sistema de dominación: Jesús, desenmascarará ese sistema en su centro mismo: Jerusalén: es el enfrentamiento con las cúpulas religiosas, que defienden el Templo, como ente financiero y religioso.
Esta será la razón principal, por la que será arrestado, sometido a juicio por la cúpula judía (El sanedrín); y luego, señalado como subversivo contra el César, será juzgado por el Procurador Romano y crucificado.
Ahora bien, el ya citado Carlos Bravo y sus colegas, José Ignacio y María López Vigil, nos dirán que, frente a “este aparente triunfo del sistema de dominación”, Dios protesta “y vuelca las cosas”: Jesús es resucitado. “Dios y su Cristo, derrotan al sistema”.
Pero véase que, para llegar a la resurrección, a la derrota del sistema de dominación, todo comienza con la Navidad. En ella, “inicia la salvación – liberación de los pueblos”. De nuevo: desde modelos como la Teología de la Liberación y la Teología Política de Moltmann, esa salvación – liberación, no es solo celestial, es terrenal.
En la vida de Jesús, hay sufrimiento: en los relatos de la infancia, los que son centrales en la Navidad, Jesús es rechazado, nace en un establo; Jesús nace como protesta: el Evangelio de San Lucas, nos dice que, quien gobernaba la tierra, era Tiberio, el representante de la “Pax Romana”, opuesta a Jesús, el “Príncipe de la Paz”.
El nacimiento de Jesús, encarna la liberación, esa liberación rompe las fronteras políticas y religiosas: los Evangelios de San Mateo y San Lucas, nos dicen que, el niño es adorado por los Magos de Oriente (Paganos); y por los pastores (judíos, pero practicantes de un oficio que los sometía a impureza ritual).
Así, como lo dice el teólogo de la Liberación, Jon Sobrino: Jesús, es capaz de liberar de todas las esclavitudes… esto, es clave para nosotros hoy, pues nuestra política, nuestra economía, nuestra cultura, reflejan el feo rostro del neo – populismo de derecha.
Es la esclavitud de una clase gobernante, que solo piensa en sí misma; es la esclavitud de una economía neoliberal; es la esclavitud de una cultura, dispuesta a ahogar la democracia en el autoritarismo.
Es la esclavitud de la desesperanza de nuestras juventudes, la del feminicidio a las mujeres; y si vamos al sistema internacional, con el retorno de Trump en los Estados Unidos, el regreso del desarrollo de programas xenofóbicos contra los migrantes (No se olvide que, el niño Jesús, fue migrante en Egipto).
Deberíamos comprender que la Navidad, nos presenta los hechos, de un niño, que nace entre los pobres, que es adorado por paganos y por “impuros”, de un niño, que proyecta, que se colocará de lado de los oprimidos contra los opresores (Es interesante, como en el Evangelio según San Lucas, los que reconocen el Ungimiento de Jesús, son María y Simeón, no los sacerdotes del Templo).
Los pobres, son los que lo reconocerán como el verdadero: Mesías, Ungido, Cristo (estas palabras son sinónimos); los opresores se pondrán en guardia contra él y lo atacarán (Las cúpulas religiosas judías y políticas romanas. Desarrollamos aquí, una tesis central de la cristología, del ya citado, Jon Sobrino).
Una vez más: desde lo que “debería ser”, este evento, es importante para las sociedades que se denominan cristianas. Pero: ¿Por qué ese evento debería ser importante?: porque los fanfarrones, los ricos favorecedores del economicismo, los defensores del neo – populismo de derecha, quedan desnudados.
Ellos pueden ser lectores en las Misas; ellos pueden rezar el rosario, la “Coronilla de la Divina Misericordia”, “La Hora Santa”; pero ellos no se comprometen con los más oprimidos, con las mujeres asesinadas, con los jóvenes incomprendidos, con el destierro de la corrupción y la impunidad “de los gobernantes jaguares”.
Entonces: seamos claros, esos lectores, esos rezadores, pueden “creer que viven el cristianismo”, pero en el fondo, no son cristianos. Pero demos un paso más: de nuevo: si vemos la Navidad en los contextos capitalistas, nos daremos cuenta que, lo importante es el consumismo.
¿Cómo celebramos las Navidades en Costa Rica o en Latinoamérica misma?: ante lo que hemos dicho: la indiferencia y el silencio: esto, queda tapado por: consumo, moda, lujo, estrenos, tamales. El tal ocultamiento, nos aleja del mensaje de denuncia de lo incorrecto y anuncio de la esperanza, es decir, del mensaje profético de Juan el Bautista y de Jesús mismo.
Aquí cabe otra repetición: en el catolicismo, el calendario litúrgico, tiene tiempos de preparación y tiempos fuertes: el tiempo de preparación para la Navidad, es el Adviento; el tiempo fuerte es la Natividad. Esa espera de la plenitud del amor definitivo de Dios, nos lo señala el adviento.
Uno de los personajes centrales de ese Adviento, es Juan el Bautista, repasemos su mensaje profético: para ello, nos serán útiles los ya citados teólogos, José Ignacio y María López Vigil:
- Véase que: decimos que Juan el Bautista y Jesús mismo, tienen un mensaje profético: para Israel, los profetas eran hombres de Dios, que hablaban en su nombre. Interpretaban lo que sucedía, denunciaban las injusticias, anunciaban los planes de Dios, y eran temidos por reyes y gobernantes.
- Después de muchos años de no tener profeta, los israelitas, reconocieron a Juan el Bautista como uno de ellos.
- Juan el Bautista, prepara la llegada del Mesías (Por eso litúrgicamente, es una gran personalidad del Adviento).
- El mensaje del Bautista y de Jesús, llaman a un proyecto de transformación de la sociedad.
- Por eso, desde “el Jesús histórico”, el Bautista influye en el mensaje posterior del Nazareno.
- No se olvide que Juan, sufrió la cárcel durante algunos meses, por denunciar la corrupción de Herodes Antipas.
- Este rey asesinará, decapitará al Bautista, Jesús nunca perdonará a Antipas por este hecho.
Con esto claro, veamos la situación en nuestro país:
- Nuestra economía está inserta en la dinámica mundial, pero, no tiene encadenamientos sociales, productivos y fiscales fuertes.
- Se ha dado el crecimiento económico, pero la política fiscal es restrictiva, lo que impide el bienestar. Esto, viene ligado al recorte del gasto público.
- Por su parte, la ralentización de la economía interna, hace bajar los ingresos tributarios del gobierno.
- Entre tanto, los sectores más dinámicos de la economía, gozan de exenciones tributarias, por lo que, no robustecen las finanzas públicas.
- De 1993 al 2023, el porcentaje de personas que no ganan el salario mínimo, subió de 30,4% al 34,7 %; solo para no dejar “espacio de salvación a la clase política”, recordamos los gobiernos de 1990 hasta ahora:
a) De 1990 a 1994: Calderón Fournier, PUSC.
b) De 1994 a 1998: Figueres Olsen, PLN.
c) De 1998 a 2002: Rodríguez Echeverría, PUSC.
d) De 2002 a 2006: Pacheco de la Espriella, PUSC
e) De 2006 a 2010: Arias Sánchez, PLN.
f) De 2010 a 2014: Chinchilla Miranda, PLN.
g) De 2014 a 2018: Solís Rivera, PAC.
h) De 2018 a 2022: Alvarado Quesada, PAC.
i) De 2022 a 2026: Chaves Robles, actualmente, sin partido oficial.
- Los salarios de los empleados públicos, bajaron en el 2022, tanto en el gobierno central y las instituciones descentralizadas.
- A nivel cantonal, se da la siguiente relación: al aumentar en un punto porcentual el accionamiento de armas, baja un 0.13 %, en el salario del sector comercio.
- Por cada punto porcentual, en el accionamiento de armas, hay casi un 2 % de aumento de salario pagado conforme el municipio más alejado (Es decir: a mayor distancia, mayores oportunidades laborales).
- Debilidad institucional de las fuerzas policiales y justicia.
- Impunidad en el sistema de justicia.
- La relación antagónica entre los poderes del Estado y otros actores institucionales, tiene efectos perjudiciales en la convivencia democrática… se ha activado la judicialización de la política, el traslado de conflictos políticos a la sede judicial para que el sistema de justicia arbitre un resultado que los actores políticos no logran proporcionar (Todos los datos, son tomados del más reciente informe sobre el Estado de la Nación).
Hemos mostrado pues, certeras evidencias de la existencia de un sistema de dominación en Costa Rica; y regresando al ámbito internacional, no se puede negar que, los flujos migratorios, son sustentados por el hambre y la pobreza; en muchos países, hay crisis en las áreas de educación y salud; en otros, hay despojos de tierras y territorios; en suma, desesperanza por doquier, esto, a pesar de que la Navidad es esperanza.
La Navidad y la esperanza, es lo que debería motivarnos a una acción de transformación profunda, una transformación de compromiso y profecía: denuncia de lo incorrecto y anuncio de la esperanza. Esa esperanza, que lleve las semillas del Reino, predicado y encarnado por Jesús:
- Destruir la discriminación y el racismo.
- Vencer la explotación y la represión.
Ese reino, debe ser asumido por profesionales, estudiantes, campesinos, trabajadores, hombres y mujeres; solo con la acción de todos, se puede construir un mundo mejor y más solidario. La Navidad en última instancia, es asumir el compromiso de derribar el mundillo de la corrupción y la impunidad, de la que hoy se favorecen, los que dicen luchar contra “los ticos con corona”.
Deberíamos en esta Navidad, el comprometernos con desalojar de toda la institucionalidad del Estado a los grupos criminales, que desde principios de la década de los 80, han sumido en la pobreza a muchísimos costarricenses. Es el compromiso de asumir la misión de Jesús, construir su proyecto, donde los pobres, dejen de ser los “nadie”.
En esta lógica, no podemos olvidar las palabras de la Virgen María, en la oración que conocemos como “el Magnificat”: “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.”.
Ya lo decía el padre de la Teología de la Liberación, Gustavo Gutiérrez (Fallecido este año y que merece un amplio trabajo aparte): La Navidad significa: “Luchar por la justicia y la paz, defender la vida y la libertad, buscar una mayor participación democrática en las decisiones de la sociedad”.
En suma: La Navidad, implica construir un proceso de liberación de toda persona humana.