¿Qué vamos a hacer?

…¿Y usted qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

El tema del déficit fiscal por medio de una reforma tributaria integral y progresiva, junto a una reforma estructural y funcional del Estado, debió resolverse desde hace mucho tiempo. En esto llevamos largos 20 años.

El país ha perdido demasiado tiempo y ahora, de frente, achicopalados y sin salida, para fin de año nos encontraremos con que la única solución viable será una negociación con el FMI. Igual que en los años 80 del siglo pasado.

En estos últimos 20 años han pasado dos gobiernos PUSC, dos PLN y dos PAC. Solo don Abel Pacheco dejó superávit fiscal.

El tema de fondo es que no es solo un tema fiscal. El punto central a resolver es que el actual modelo de desarrollo requiere profundos ajustes, no solo en lo económico y fiscal. También en el ámbito constitucional, legal y administrativo. La reforma necesita ser integral.

La última idea fuerza que se debatió en el país fue la aprobación del TLC y la apertura al mercado estadounidense, en el gobierno de Óscar Arias, entre el sí y el no. Ahí avanzamos.

Después Laura Chinchilla y su ministro de Hacienda, Fernando Herrero, propusieron una buena reforma fiscal, pero fue boicoteada en la Asamblea Legislativa. Ahí retrocedimos y se impuso la politiquería.

Luis Guillermo Solís se la jugó entre mentirillas con Helio Fallas, pero al final dejó embejucado al segundo gobierno PAC y al país con ¢900.000 millones de déficit fiscal. De los otros temas fundamentales ni se habló.

Carlos Alvarado y su primera ministra de Hacienda le entraron solo a lo fiscal y su enfoque nada más consistió en aprobar un 15% del IVA y hacerles pagar a los sectores medios el peso y la dura carga del déficit. Hasta ahí llegaron. El segundo ministro de Hacienda nunca entendió que había dejado de ser jefe de Misión del Banco Mundial en Indonesia. Su desconocimiento de la realidad nacional era enciclopédico. Ahora el tercero es un abogado que entiende de seguros y dicen que es leal al presidente Carlos Alvarado. Es para no dormir.

Así vamos para diciembre de 2020, mientras el país se hunde en una crisis peor que la vivida en los años 80, al final del gobierno de Rodrigo Carazo.

La pregunta es: ¿Qué vamos a hacer?

A mí sinceramente no me preocupa negociar con el FMI, ni el necesario ajuste y las reformas. El país ya lo hizo en el pasado y lo hizo bien. A mí lo que realmente me preocupa es quiénes serán nuestros negociadores.

Temo que si los titulares del Banco Central, Hacienda y Mideplan negocian sin escuchar previamente otras opiniones y experiencias calificadas podríamos enrumbarnos hacia el fin del Estado social de derecho. Eso sería pésimo.

Hay poco tiempo. Sugeriría que la Casa Presidencial llame y escuche otros puntos de vista y otros enfoques. Una chispa podría generar un gran incendio.

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