Progresemos
Carlos Manuel Echeverría Esquivel
Como nación tenemos el derecho y el deber de aspirar a ser grandes, grandes como el minúsculo Singapur por ejemplo, que progresa sostenidamente y a grandes zancadas en base a una disposición de la ciudadanía a trabajar con honradez y dedicación dentro de su modelo político, con un gobierno que piensa a fondo la estrategia de desarrollo en función a los objetivos y correspondientes metas a lograr y luego implementa.El modelo político de ellos es autoritario y les ha funcionado. Nosotros hemos construido a través de ya dos siglos un modelo donde con todos sus defectos la democracia tiende a prevalecer. No aprovechamos como se debiera esa oportunidad que hemos creado. Más bien algunos se aprovechan de las posibilidades que aquella ofrece y al hacerlo la mancillan peligrosamente desde adentro.
Deberíamos estar trabajando temas claves como los que a continuación menciono como ejemplos, contribuyendo cada uno desde su posición a alcanzar las metas y de esa forma progresar. Somos capaces individual y colectivamente, pero corporativizados en sectores que tienden a pensar en sí mismos antes que en el conjunto que somos Patria; nos desviamos y tendemos a quedarnos en el arranque o nos hacemos “chiquiticos” y pueblerinos ante lo que no nos es familiar. Es delicada la falta de capacidad de ver “más allá” y “de mundo” de nuestro liderazgo político.
A continuación los ejemplos que tienen que ver con mitos que nos hemos creado y vendido bien en el exterior, aunque no sé por cuanto tiempo lo podremos seguir haciendo…”no es posible engañar a todo el mundo por siempre”.
El mito de que somos un país autosuficiente en energía
Se dice que Costa Rica casi en un 100% consume energía producida de fuentes sostenibles. Lo que no se dice es que eso se refiere a electricidad pero que si le sumamos la energía para el transporte y uso en fábricas derivada del petróleo y el gas estamos hablando de que un 64% del total no es generada de fuentes sostenibles locales sino importada. Se da un contrasentido con varias aristas: primero la indudable contaminación que los hidrocarburos generan incluyendo el gas aunque éste en menor cuantía; segundo, por la fuga de divisas y tercero, aunque dice el ICE que hay sobre oferta de energía sostenible para electricidad, como no es constante, hay épocas en que el ICE tiene que importar vía el MER y lo hace sin importar la fuente, sea “limpia” o “sucia”.
En lugar de que el ICE esté pensando como liquida a los productores privados de energía eléctrica limpia que la generan mucho más barato, debería estar pensando en cómo reducimos el consumo y por ende la importación de hidrocarburos.
El Gobierno de Costa Rica como un todo debería trabajar decididamente para que aceleremos la transformación de nuestra matriz energética a una más sostenible basada en energéticos de nuestra propia cosecha, que los hay en potencial abundancia. Actualmente somos tímidos al respecto.
Lo que expreso tiene asidero si vemos que en todo el mundo la electrificación del transporte marcha a pasos agigantados. Tesla, líder en la producción de electro vehículos es una de las empresas de más alta cotización en las bolsas de valores. La General Motors dejará de producir vehículos a gasolina en 2035. Leo en el New York Times que Nueva Zelanda explora a fondo la transmisión de electricidad por aire.
Ante esas señales tan claras y con el potencial que tiene en cuanto a generación energética limpia, Costa Rica debe acelerar su conversión de hidrocarburos a electricidad limpia como la solar entre otras y derivados. El diputado Erwen Masis presentó un innovador y audaz proyecto para potenciar la producción y consumo de hidrógeno verde como vector energético que me parece merece nuestro apoyo al menos desde la perspectiva conceptual y la versión que finalmente vaya resultando ser aprobada e implementada.
Así mismo, merece ser aprobada la propuesta del tren eléctrico de vecindad en alianza estratégica con un operador, financiada parcialmente por un magnífico préstamo del BCIE en condiciones extremadamente favorables. Quedarse sin ese proyecto por politiquería, dimes y diretes y posiblemente multitud de intereses de los “cocheros de antaño opuestos al automóvil a principios de los 1900s” es un contrasentido; es ir contra la racional tendencia mundial y el aprovechamiento de nuestros recursos. Me atrevo a afirmar que el ahorro en combustible y otros rubros, de sobra compensará el subsidio. No conozco en el mundo tren de vecindad alguno que no se subsidie. Pensemos en grande: dejemos el “chiquitismo” atrás.
Ejemplifico simplemente, pero por allí va la cosa: lo que urge es el cambio radical posible de nuestra matriz energética y potenciar las fuentes.
El mito de que somos un país que se ocupa del ambiente
Nuestros parques nacionales son de una belleza impresionante y algunos con una carga de agua que cuesta ver en el mundo. Nuestro mérito es no haber destruido lo que generosamente la naturaleza nos ha dado. Pero en cuanto al cuido de nuestros ríos y nuestro desarrollo urbano somos un desastre. Hace pocos días desde Sacramento en los altos de Heredia, pude apreciar como ya casi no hay espacios verdes extensos en la planicie del Valle Central.
Visité hace algunas semanas la playa en San Lucas que da de frente aunque a la distancia con la desembocadura del Río Tárcoles. Pude palpar allí lo que es un desastre ambiental. Una expresión de lo atrasados que como sociedad estamos en la toma de conciencia de que no es la basura la culpable. Son los seres humanos que tiran su basura a los ríos o sus orillas. Realmente me sentí avergonzado de aquellos que mal disponen su basura y de la tolerancia social hacia ese tipo de comportamiento. No es suficiente el proyecto de limpieza del Tárcoles que ya se desarrolla en su cuenca cerca de la GAM. Se trata de cambiar la actitud.
El mito de que somos un país que apoya la emprendeduría
Hace poco el muy apreciable don Rafael Gallo informaba que Ríos Tropicales, su empresa de muchos años y pionera en su campo dejaba de funcionar, lo que por supuesto duele. Sin embargo, él mismo dijo que sus trabajadores iban a organizar una empresa para seguir ofreciendo el atractivo servicio turístico. De inmediato y siendo este servidor fiel creyente en las cooperativas de autogestión, donde el trabajo es el factor que da el derecho de membresía, me comuniqué con un amigo de influencia en el movimiento cooperativista costarricense. Me dijo que le parecía una magnífica idea, pero que se prepararan porque el proceso de constitución de una cooperativa demora cerca de 2 años aunque le digan a uno que menos. Esto es para descorazonar a cualquiera, cuando en Panamá acaban de aprobar una ley que permite a emprendedores de pequeñas y micro empresas, inscribirlas en menos de una semana y luego de camino se va consolidando su situación legal. Tenemos que cambiar.
La agencia espacial
Me parece un acierto el crear una agencia espacial. No conozco el texto de la novel ley, pero esperaría que contrario a lo que ha predominada históricamente, se le asignen fuentes financieras adecuadas y se tenga seguridad de que las personas que en ella laborarán tendrán mucho conocimiento y experiencia práctica en países que van adelante en el tema. De lo contrario será otro desastre burocrático más. Excelente que seamos románticos y visionarios; sin romance y visión es difícil desarrollar con excelencia. Tenemos que hacer bien “las cosas”, especialmente en el Congreso, donde se debate y legisla para enrumbar al país hacia el éxito.
La democracia se sostiene y fortalece si complementa la posibilidad de opinar, con buena y participativa planificación estratégica y logros concretos. La práctica democrática nos enriquece como seres humanos, pero si no facilita el que como sociedad podamos entregar productos y servicios que faciliten nuestro progreso, pierde sustento y con ella todo su andamiaje, incluyendo a los partidos políticos. Lo que queda es el caos o el autoritarismo extremo que no conduce más que al abuso y la desfiguración de la dignidad humana.
– Ex viceministro subdirector de OFIPLAN de la Presidencia de la República. Ex profesor de Ciencias Políticas UCR
Que bien Carlos Manuel! Hay que pensar en grande.