¡Patria y vida!

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

En estos días de gran turbulencia y justificadas protestas en las calles de Cuba, un grupo de costarricense firmó un manifiesto de apoyo al castrismo.

En un desubicado regreso a los años sesenta del siglo pasado, se olvidaron que el mundo real y la geopolítica cambiaron profundamente y que hoy vivimos situaciones políticas, económicas y sociales absolutamente diferentes y totalmente nuevas. Existencial e ideológicamente, con este manifiesto se han quedado perdidos en el tiempo de la historia, amarrados al moribundo grito de “Patria o Muerte”, como si el comunismo soviético no se hubiera acabado.

Hoy, el grito universal legítimo de los pueblos, es… ¡Patria y Vida!

Ese potente grito significa libertad y democracia, en un régimen de partidos políticos, derecho a elegir en las urnas, independencia judicial, libertad de organización de la sociedad civil, educación y salud pública universalizadas, inclusión, justicia y equidad social, Derechos Humanos sin exclusiones, techo y trabajo, propiedad, idiomas, oportunidades de viajar, intercambio de culturas, internet y revolución tecnológica, pero sobre todo derecho a soñar, escribir y publicar o pintar y esculpir sin censura y sin dictaduras, ni opresión de un único partido político o de liderazgos caudillistas, iluminados y narcisistas.

La Revolución Cubana pudo ser un hito a fines de los años cincuenta y en buena parte de los años sesenta del siglo pasado, con las imágenes de Fidel, Camilo y el Che bajando de la Sierra Maestra y entrando a La Habana, mientras el dictador Batista huía en la madrugada de aquel amanecer del 1 de enero.

¡Quien no vivió con alegría y esperanza ese formidable momento histórico!

Pero seguir defendiendo lo indefendible es negar la esencia misma de una Cuba sometida a una férrea dictadura estalinista, cuyos líderes actuales ni siquiera han tenido la capacidad de evolucionar, en lo económico, hacia un sistema parecido al de los chinos o los vietnamitas. En la isla nada se mueve esperando que, algún día, se muera Raúl Castro y que, tal vez, una nueva generación de cubanos patriotas y generales jóvenes reaccionen y recuperen para Cuba el tiempo perdido de la historia y se inicie así una auténtica apertura hacia el mundo moderno y la realidad del presente con libertad y democracia.

Soy bien claro: en absoluto estoy de acuerdo con el bloqueo y fui el primer embajador de Costa Rica en las Naciones Unidas en votar en contra de esa medida que violenta el Derecho Internacional Humanitario. A la vez digo y con firmeza: ¡Patria y Vida! y me uno solidariamente a quienes luchan en las calles de Cuba por la libertad y la autodeterminación del gran pueblo de José Martí.

Ese grito generalizado de libertad que explotó en Cuba el 11 de julio nace de las entrañas mismas del pueblo cubano y no de ninguna conspiración internacional. Los cubanos están hartos de la dictadura castrista. Dijeron ¡Basta! y la brutal represión militar no podrá jamás con esas ansias de libertad.

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