Nos aterroriza el cambio

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel
cmecheverría@yahoo.com

Carlos Manuel Echeverría

Es bueno no precipitarse al pretender un cambio, así como es bueno dejar que la democracia dé oportunidad de opinar a los diferentes estamentos de la sociedad relevantes según el caso. Sin embargo, la sociedad costarricense a menudo tarda demasiado para decidir el rumbo a tomar. En otras ocasiones  busca tanto la perfección que no encuentra lo bueno y en otras se vuelve timorata o intransigente al máximo, perdiendo así oportunidad de evolucionar.

Es conveniente valorar aspectos pertinentes a cada decisión y dar cabida en la toma de decisiones a las diferentes posiciones. Pero cuando ello se convierte en una traba para el progreso, terminamos perdiendo tiempo valioso que tiene un costo, más cuando al final de cuentas pero con retraso, terminamos adoptando lo que oportunamente debimos hacerlo sin dilación. Así mismo negligencia o falta de capacidad técnica al planificar, nos hacen tomar caminos errados que luego tenemos que corregir.

Somos extremadamente conservadores. Nos aferramos a lo que ya tenemos sin tomar en cuenta si ya dejó de ser útil o si hay mejores procesos tecnológicos.  Nos enredamos cuando algún grupo de presión mete “una cuña en una rueda” lo que impide que todo el carro se mueva. Nos quedamos “en neutro” y perdemos la creatividad; no nos “salimos de la caja”, traducción literal del inglés, que implica el generar ideas novedosas que trasciendan lo corriente. En otras ocasiones nos ponemos tan timoratos que damos la impresión de que nos tenemos una enorme desconfianza a nosotros mismos, como si fuéramos incapaces de manejar lo que puede ser peligroso si se hace con exceso.

Daré algunos ejemplos que ilustran lo argumentado:

  • La carretera a San Carlos, la Avenida Segunda cuya expansión nunca se completó y la carretera de circunvalación…50 años. La carretera San José-San Ramón se atrasó 4 años porque se quería una solución mágica al tema del peaje, lo que aparentemente empieza a darse con la de San José-Cartago. Ya el gobierno ofrece un subsidio que al final de cuentas perversamente terminará siendo uno indirecto al uso del automóvil. ¡Subsidio al tren sí, al automóvil no!
  • La incapacidad para facilitar la operación de Uber y otras plataformas, en competencia regulada con el servicio taxi métrico, lo que en un país de economía de mercado que pretende comportarse como país OCDE es una incoherencia.
  • La CCSS ha durado lustros en adoptar el expediente electrónico y todavía no lo termina haciendo en la forma debida.
  • Los errores del ICE al planear sus plantas y a veces  al operarlas, lo que conduce a pérdidas de grandes dimensiones que terminan cargándose a la economía y restando recursos financieros, que bien se hubieran utilizado en resolver situaciones apremiantes. Lo mismo es aplicable a Acueductos y Alcantarillados quizás nuestra peor entidad, que paradójicamente maneja uno de los insumos básicos para nuestra vida: el agua potable.
  • Hay  cantidad de aparatos, algunos donados por fuentes internacionales que languidecen años hasta que se arruinan por falta de uso y estar guardados o simplemente se quedan rezagados. Mientras, se siguen realizando las tareas “a pie”, lo que aparentemente satisface a algunos grupos de presión desentendidos de las realidades de la ciencia económica y la necesidad de que el país se mantenga productivo y competitivo a nivel internacional. En otros casos, funcionarios públicos y operadores privados actuando al unísono se oponen a los cambios que reducen la opacidad que hace posible los actos delictivos.
  • La aprobación del vínculo regulado entre la publicidad y el deporte, así como el poderse tomar una o dos cervezas en un estadio de futbol u otros deportes cuando se trata de eventos de adultos. En los EEUU por ejemplo, en un partido de la MLB usted puede tomarse las cervezas que quiera si no demuestra embriaguez antes de que termine la séptimo “entrada”. Viví 9 años en El Salvador; recuerdo un solo asesinato a la salida de un partido en el estadio Cuscatlán. ¿Es que somos seres sin capacidad de auto control?
  • El deterioro avisado desde hace varios años del Puerto de Caldera  y la imposibilidad manifiesta de no poner a funcionar el ferry con El Salvador, culpa total de Costa Rica.
  • Sabemos que tenemos un aparato estatal más grande y pesado que lo que el sector productivo no estatal puede mantener, además de burocrático, ineficaz y desconectado  de la realidad socio económica. Se trata de reducir gastos innecesarios, mejorar y simplificar los procesos burocráticos promoviendo una mentalidad de servicio. Si al final se debe prescindir de funcionarios, debe ofrecerse el apoyo necesario para que se organicen en empresas cooperativas de autogestión capaces de realizar en franca y estimulante competencia, muchas de las tareas que hoy sin ser sustantivas se realizan desde el aparato estatal con poco estimulo en la búsqueda de la excelencia y la competitividad. ¿Por qué tratamos a los funcionarios públicos como personas incapaces de salir adelante?

Quedemos aquí: la lista es interminable. ¿Que nos hace falta? Creo que entre otras razones conceptuales las siguientes:

  • excelencia en lo que hacemos y la claridad de entender que no podemos esperar resultados distintos si seguimos haciendo las cosas de la misma manera. La complacencia y el “echarse flores” son prácticas perniciosas.
  • gestión de riesgo equilibrada. Hay que entender que el riesgo es parte de la vida misma. No se puede eliminar, pero si se puede reducir.
  • respeto a la sociedad, contra lo que conspira la falta de una cultura de renuncia ante errores cometidos o de sanción en base a justicia pronta y cumplida. Nos mata el “pobrecitico”.

El tema educativo es clave y a pesar de lo invertido andamos mal. Veo las siguientes deficiencias: no se fomenta la emprendeduría y el amor a la libertad que aquella genera; la persona que triunfa por sí misma se realiza mucho más que el que se arraiga a un empleo seguro y poco estimulante. Se capacita para producir adherido a una máquina y para consumir, no para pensar en abstracto, investigar y crear. Nuestra  moral, un bien colectivo, anda por los suelos e influye en que la ética  de muchos, un bien individual,  sea deplorable.

Con la pandemia ya se están dando o acelerando cambios, muchos de ellos en vías de consolidarse, en el tema del trabajo por ejemplo. Vendrán otros en el marco de un nuevo paradigma al enfrentar el desafío ambiental. Debemos prepararnos, lo que empieza para cambiar nuestra actitud.

No me canso de reiterar lo expresado por el prócer Simón Bolívar: “Moral y luces, nuestras primeras necesidades”.
 

Exviceministro subdirector de OFIPLAN de la Presidencia de la República

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