La socialdemocracia y sus reales desafíos actuales

Albino Vargas Barrantes

Albino Vargas

Sostengo que el pensamiento socialdemócrata real, como posibilidad de política pública coherente y posible, anda en busca de una nueva colectividad partidaria que tenga opción de poder real para enfrentar el escenario tributario-financiero del real poder de la sociedad costarricense actual.

Luego de la debacle del Partido Acción Ciudadana (PAC), luego de la tercera derrota consecutiva del Partido Liberación Nacional (PLN), a nivel de elecciones presidenciales, la Socialdemocracia en Costa Rica sigue huérfana.

La dramática situación de la Costa Rica actual con sus multi-diversas desigualdades no será superada, ni siquiera en niveles mínimos, si no se da una transformación tributaria estructural, integralmente conceptuada que, mediando un sujeto político potente, nuevo y/o renovado, pueda impulsarla.

Uno nota a algunas personalidades políticas verdiblancas que, en estos momentos, hacen todos los esfuerzos posibles por hacernos creer que el Liberación neoliberal no va más. Básicamente, las estamos notando en varias personas diputadas de la actualidad. Sin embargo, en nuestro criterio, ya es, casi casi, demasiado tarde.

De manera reciente le hicimos llegar a la más reciente misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que visitó nuestro país, el documento ANEP-Planteamiento obrero-social acerca de la situación fiscal en la Costa Rica Actual.

Lo citamos por cuanto sus contenidos principales no solamente contradicen las visiones macrofiscales y tributarias hegemónicamente impuestas en los últimos gobiernos (incluidos los del PLN); sino que, asumir el reto político mayúsculo de abordar esos contenidos, supone un desafío estratégico que solamente una sólida socialdemocracia consecuente lo podría asumir.

Luego de la caída del Muro de Berlín, en Costa Rica vimos pasar ocho presidencias de la República: Calderón Fournier, Figueres Olsen, Rodríguez Echeverría, Pacheco de la Espriella, Arias Sánchez, Chinchilla Miranda, Solís Rivera, Alvarado Quesada; y, está transcurriendo la actual. Y, note usted, tres de procedencia liberacionista directa y dos que pretendieron ser la “nueva” socialdemocracia. Y, las otras tres, dizque “socialcristianas”.

Las ocho administraciones gubernativo-ejecutivas citadas, en cuenta las cinco de presunta inspiración socialdemócrata, nos dejaron esto:

  • Una gestión tributaria y aduanera calamitosa: Un examen riguroso de la eficiencia en la gestión del sistema tributario revela, por una parte, que existen cálculos de la misma autoridad hacendaria que estiman la evasión -en sus diversas y “creativas” modalidades”-, entre 8 % y 6 % del PIB; y, por otra, un 2% del PIB de elusión tributaria y relocalización de utilidades hacia paraísos fiscales.
  • El sistema tributario, lejos de ser un elemento que mejora la distribución de ingresos es, al contrario: regresivo, poroso, complejo e ineficiente en su administración. Desde un punto de vista estrictamente obrero, se le considera perverso y corrupto: pagan más, proporcionalmente hablando, los que menos tienen; y los que más tienen, no pagan lo que les corresponde; o del todo no pagan nada.
  • La gestión aduanera es, igualmente, deficiente, compleja, y vulnerable a la evasión de aranceles, el contrabando, y el trasiego de bienes mal habidos.

¿Cuál política pública, impregnada de real socialdemocracia, se puede sostener con el escenario tributario-fiscal que acabamos de reseñar, según se lo expusimos al FMI?

Por otra parte, y de manera directa con vinculación de carácter estratégico al escenario mencionado, ninguna administración tuvo las agallas suficientes para confrontar el caso del oligopólico e ineficiente mercado financiero. Éste hace que los y las costarricenses y el Estado, paguen tasas de interés promedio y comisiones muy por encima de países con un nivel de desarrollo semejante, consecuencia de un mercado financiero altamente oligopólico y colusionado, el cual tiene demasiados mecanismos comunicantes, expresamente ideados para coordinar acciones y estrategias que han imperado libremente, pero que eliminan tácitamente la competencia. Sólo veamos unos ejemplos de los mecanismos de articulación: Asociación Bancaria Costarricense (ABC), Cámara de Bancos e Instituciones Financieras de Costa Rica, Cámara de Intermediarios Bursátiles y Afines, Cámara de Emisores de Títulos Valores, Cámara de Fondos de Inversión, Asociación Costarricense de Operadoras de Pensiones, entre otras.

Lo que existe en el país son apenas un grupo de 11 bancos comerciales, 5 entidades financieras y con 16 puestos de bolsa, pero donde los mismos grupos financieros ostentan la propiedad de bancos, puestos de bolsa, empresas financieras, operadoras de pensiones, sociedades de fondos de inversión, siendo la competencia casi nula y las puertas giratorias en los entes regulatorios es la norma.

Pongamos los pies en tierra: un desafío socialdemócrata real no puede materializarse si no se abordan esos focos de real poder político-hegemónico de nuestra sociedad actual, cual es esa mancuerna tributario-financiera, pilar fundamental de la espantosa desigualdad en desarrollo que mina las bases de nuestra misma democracia.

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