La Economía Creativa o Naranja

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

Cuando nuestro Caudillo y tres veces ex Presidente de la República don José Figueres Ferrer, acuño la histórica frase: “Para que tractores sin violines”; se me quedó grabado en la mente que no todo es obra material, construir edificios, nuevas carreteras y puentes, etc. Sino todo lo contrario con esa visión que le caracterizaba a don Pepe quiso expresar que el arte y la creación intelectual eran de sumo valor para el progreso de los pueblos. Hoy día estamos ante el mundo de la economía global, de intercambio comercial y de servicios; el énfasis a la propiedad intelectual, de la innovación y la creatividad, inscribir nuevas patentes y derechos de autor, de las tecnologías de avanzada; que nos lleva a pasos agigantados en estas casi dos primeras décadas del siglo XXI. Costa Rica no se escapa a todo el desarrollo de la Economía Creativa o “Naranja” y debemos sacarle provecho.

Los organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Untad); en los últimos años le han puesto atención y han comenzado a hacer profundas investigaciones, para determinar el aporte de esta nueva Economía en el mundo. Una de las mejores investigaciones la realizó la División de Asuntos culturales, solidaridad y creatividad del BID, que arrojan resultados positivos y concretos del impacto de la economía creativa, con el libro de los consultores economistas Felipe Buitrago Restrepo e Iván Duque Martínez denominado: “La Economía Naranja una oportunidad infinita”, realiza estudios de mercado y estadísticas de los sectores sobre el impacto del valor de los bienes y servicios en que se basa el conocimiento y creatividad, y la propiedad intelectual o derechos de autor generan mucho dinero en el mundo.

En el mundo económico y cultural el color naranja suele asociarse a la cultura, la creatividad y la identidad. El consultor Buitrago define a la economía naranja como: “el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual. El Universo naranja está compuesto por i) la economía cultural y las industrias creativas, en cuya intersección se encuentran las industrias culturales convencionales y ii) las áreas de soporte para la creatividad. Se afirma que la Economía Naranja tiene su antecedente en el concepto de Economía Creativa desarrollado en 2001 por John Howkins autor del libro: “La Economía Creativa, transformar una ideas en beneficios”.

Es que no es para menos, se tienen estadísticas concretas que esta economía genera desde el año 2005 el 6% de la economía global y que sólo en el 2011 movilizó US$4,300 millones, creando 144 millones de empleos; esto significa bastante dinero salidos de los bienes y servicios fundamentada en la propiedad intelectual llamase: Arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, teatro, diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos, moda, música, publicidad, software, televisión, radio y videojuegos etc. En América Latina y el Caribe, casi como siempre estamos en la cola con tan solo un aporte del 0,4% de la economía creativa a la economía global, y comercializan el 0,3% del intercambio mundial con balanzas comerciales y de pagos muy negativas. Según la Unctad el aporte de la región representa solamente el 1,77% de las exportaciones de bienes creativos mundiales.

Por ejemplo el cine y entretenimiento es una fuente alta de producción intelectual y de creación, en la cima se encuentra Hollywood (EE.UU), seguida por Bollywood (India), Nollywood (Nigeria) produciendo en conjunto más de 4000 películas por año. En el caso de nuestra región la vanguardia la llevan Argentina, Brasil, México, Chile, Perú y Colombia (en sus principales ciudades vienen surgiendo polos de desarrollo de la economía naranja). En EE.UU. uno de los principales desarrollos a nivel mundial es el Sillicon Valley en California. Además se han creado los denominados “clústers creativos” (zona o edificio pequeño compuesto por empresas del mismo sector) y los “hub creativos” (Centro de conexiones en el que clústers, infraestructuras especializadas, capitales, talentos y tecnologías se concentran, independientemente de su proximidad geográfica, como es el Sillicon Valley y otros. (Fuente: Revista Estrategia & Negocios, Entrevista a los consultores del BID. Edición N° 178, pág. 48)

Pero nos interesa el caso costarricense, nos preguntamos: que deben hacer tanto las instituciones públicas y privadas? para incentivar el progreso y generación de recursos tangibles o intangibles que ofrecen la economía creativa o naranja. Sin duda una posibilidad es que con la nueva Banca de Desarrollo, se dé un impulso a las micro, medianas empresas (Mipymes) y también grandes, se destine un capítulo para el desarrollo y producción de riqueza mediante el impacto de esta industria del diseño, cultura y el entretenimiento. Se debe invertir en las sociedades del conocimiento, incentivar el emprendedurismo, la coordinación institucional y demás mecanismos involucrando a la sociedad civil, el sector empresarial y el Estado en general. Esto conlleva a la generación empleo y a que los jóvenes obtengan mayores oportunidades de insertarse en la economía del país.

En nuestro país existen algunas pocas experiencias como es el Parque la Libertad (ubicado entre los cantones de Desamparados, Curridabat y la Unión) que: “nació en el 2008 como un espacio de interacción y gestión de proyectos artísticos, ambientales y de cultura urbana, con salidas comerciales y emprendedoras. Incluye todas las características de “manual de la Economía Naranja.” Y el “Art City Tour, Costa Rica: Es un programa de circuitos nocturnos de recorridos por los espacios culturales de San José. Se realiza cada dos meses para completar seis ediciones por año. Comprende la mayor cantidad posible de expresiones artísticas por edición (exposiciones de pintura en vivo, escultura, videoarte, cine, pintura en vivo, moda, entre otras.” (Op. Cit. Págs. 52 y 53)

Finalmente, considero que nuestro país tiene mucho potencial; la educación, cultura y tradiciones, permiten incentivar el desarrollo de la Economía Creativa o Naranja; tenemos en nuestro desarrollo social un valor agregado importante, de jóvenes innovadores, que puedan generar o transformar ideas en bienes y servicios culturales basados en la propiedad intelectual, que incluso podemos exportar; como afirman en el libro del BID “es una oportunidad infinita” para encender el motor del desarrollo económico, la generación de empleo para miles de costarricenses vulnerables y que se impone extenderles una mano, atraerlos en un ambiente creativo y que puedan explotar el arte y el talento.

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