La cultura de la basura en Japón y Costa Rica

Desde mi perspectiva

José Francisco Bolaños Arquín

José Francisco Bolaños

En el pasado mes de octubre, nuestro país sufrió los efectos de la tormenta tropical Nate, dejando muerte y destrucción a su paso. El desbordamiento de ríos y calles inundadas, fueron una realidad. En los distintos medios de comunicación quedó evidenciada la cantidad de basura de todo tipo, que obstaculizaba el libre tránsito del agua.

Según estimaciones del ministerio de Salud, el costarricense produce en promedio unos 230 kilos de basura por año y lanzan al día unas 300 toneladas a lotes baldíos, alcantarillas, quebradas y ríos; de los cuales un 25% se acumulan en las márgenes de los río, playa y en el mar.

Un problema de grandes dimensiones, en un país donde prácticamente no existen los programas de educación ambiental e incentivos para la recuperación de desechos.

Alrededor de 2 millones de personas de la Gran Área Metropolitana, depositan unos 100.000 metros cúbicos de aguas negras por día en los ríos Torres, María Aguilar y Tiribí, afluentes del río Grande de Tárcoles y los hemos convertido en verdaderos basureros y cloacas al aire libre.

En países como Japón la disciplina, la limpieza y el orden es una constante en el ciudadano, que inicia su formación desde la educación escolar, porque están convencidos que la limpieza es responsabilidad de todos.

Por su alto nivel cultural, sus calles son conocidas en el mundo por su impecable limpieza y por la seguridad ciudadana que impera en ellas. Un país donde no existe personal de limpieza en las calles así como tampoco basureros; por lo que los ciudadanos optan por llevarse la basura a sus casas. Además, las comunidades se organizan para realizar labores de limpieza en su barrio, con la consigna de buscar el bienestar de todos.

Así las cosas, los japoneses ponen mucho énfasis en la responsabilidad individual y están convencidos que la limpieza no es un castigo, es un deber de cada uno de sus habitantes. Desde la escuela a los niños los enseñan y deben realizar la limpieza colectiva de la infraestructura educativa; barriendo, limpiando pisos, ventanas y baños, entre otras labores y con la anuencia de sus padres. Una cultura convencida que los niños con esta formación, crecerán como ciudadanos más responsables y preocupados por mantener un país limpio.

¿Qué pasaría en Costa Rica si pusieran a nuestros hijos a limpiar las instalaciones educativas?
Japón, un país altamente industrializado y poblado, donde logran reciclar el 80% de todos sus residuos, cantidad que va en aumento debido a su excelente organización en un pueblo responsable y preocupado por el daño que se le causa a la naturaleza. Por ejemplo el pueblo de Kamikatsu recicla el 90%, separando los residuos en 34 categorías y donde los ciudadanos tienen el deber y la obligación de llevar la basura clasificada a un centro de recolección, con excepción de los ancianos que están exonerados de esta labor.

En Costa Rica, el reciclaje gira alrededor de solamente el 1,5% de sus residuos y en donde algunos municipios cuentan con una organización muy limitada, lo que provoca una angustiante situación que nos debe llenar de preocupación, en un país conocido mundialmente como amante de la naturaleza.

Nuestro país ha tomado decisiones acertadas en el pasado y en la actualidad somos ejemplo en el mundo, por lo que me permito hacer mención a dos de ellos, que los considero vitales para nuestro crecimiento y desarrollo.

1) La creación del Instituto Costarricense de Electricidad en 1949, ha permitido con los años ir resolviendo el problema de la generación eléctrica en todo el país y que en la actualidad se produce el 98% a través del uso de energías limpias, renovables como la corriente hidroeléctrica, geotérmicas, solar y eólica, de manera que aprovechamos los recursos con una afectación mínima y controlada de la naturaleza.

2) El Sistema Nacional de Parques Nacionales creado en 1970, a raíz de la gran preocupación por la deforestación acelerada que se estaba dando y sin ningún control y se requería de acciones urgentes y eficaces para revertir ese desalentador proceso; en la actualidad el 25% del territorio nacional son parques nacionales.

En 1940, nuestro país contaba con una excelente cobertura forestal del 75% del territorio nacional. Dos décadas después, en 1961 bajó al 53% y para 1977 el porcentaje era muy preocupante, ubicándose en solamente el 26%. Con gran visión y esfuerzo del Gobierno y los ciudadanos, en 1987 la recuperación era evidente, logrando el 42%. Para el 2005 aumenta al 51% y en la actualidad es del 56%; esfuerzo que nos ubica en los primeros lugares al nivel mundial en el desempeño ambiental.

Así las cosas, los costarricenses tenemos una deuda pendiente para incrementar una cultura nacional de reciclaje, situación que amerita el tomar decisiones en el corto plazo. Se requiere de un drástico cambio cultural y de una excelente organización, inclusive de ser necesario imponer fuertes multas a los que infrinjan la ley, como lo tienen contemplado en Japón. Esto se logrará a través de una verdadera voluntad política y concientización de los ciudadanos.

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