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Carlos Revilla M.
A raíz de la muerte de Fidel Castro, conversaba con una amiga sobre el tema, y le decía que si algo admiraba en él, fue que se mantuvo en sus treces hasta el final de su vida, es decir no cambio desde la Revolución en 1959. Fidel murió siendo un marxista-leninista, y creyendo en el socialismo como meta para transformar la sociedad. Como decimos popularmente murió con las botas puestas.
¿Pero habrá sido esto algo bueno?
En el caso de Castro creo que si. Aunque mantener sus tesis, en si es algo bueno, conlleva el problema de que no se cambia. Si esto fuera algo personal, pues no hay problema, por acá en el país, tenemos a Humberto Vargas Carbonell, Secretario General del partido Vanguardia Popular (comunista), que sigue sin cambiar desde los 50s y también aún hoy, dice que es marxista-lininista, y que incluso hasta escribió un panegírico con la muerte de Castro:
“Hasta siempre, Comandante hermano Fidel Castro
El compañero de todos los amantes de la igualdad de todos los seres humanos, de la justicia y la libertad, Fidel Castro ha muerto. El dolor profundo de su partida, nos enseña que es necesario seguir su ejemplo ético, sus ideas revolucionarias y por eso mismo profundamente humanista. Fidel, el hermano de todos, estuvo siempre presente en las luchas populares, en las más grandes y también en las pequeñas y en cualquier lugar del mundo. No conoció la indiferencia ante la criminalidad imperialista, estuvo siempre dispuesto al máximo sacrificio en defensa de la humanidad explotada y oprimida.
Los comunistas, militantes del Partido Vanguardia Popular, conmovidos por la desaparición física del maestro y del hermano, nos mantendremos fieles a su legado político y moral.
Fidel Castro ha muerto. Viva Fidel
Jóvenes revolucionarios no olviden nunca la grandeza espiritual del hermano comunista e inspirense en su ejemplo.”
Lo incluyo porque no es tan largo y es un buen ejemplo de lo que quiero decir con «morir con las botas puestas».
Vuelvo a lo de si eso es bueno o malo. Decía que el problema es que no se cambia, y esto es así. El mundo cambió y esta gente no lo hizo. Hasta la propia Unión soviética lo hizo, pero Fidel no, con el agravante de que el era el jefe de gobierno, que manejó con mano férrea a Cuba, hasta prácticamente el día de su muerte. Y ahí está la diferencia entre Castro y Vargas Carbonell. Mientras uno nunca ha tenido poder real (gobernado), el otro si. Entonces para Vargas Carbonell es muy fácil, seguir siendo lo que es, no está afectando a casi nadie. En cambio Fidel Castro, tenía bajo su bota a varios millones de cubanos, que sufrieron su dictadura y lo siguen haciendo con su hermano Raúl. Y ese es el pecado de Castro, no haber cambiado, llevándose «entre las patas» a su pueblo. Mientras en muchos otros países enterraban el «socialismo real», incluida la propia Rusia, Cuba se quedó en el pasado, por la terquedad y ego de su líder.
También hay que decir, que como todo en la vida, es una balanza, y en este caso también hay que sopesar los pros y los contras del régimen de Castro en Cuba. Veamos algunos logros:
Elimina el analfabetismo en un año; baja la mortalidad infantil de 42% a 4%; forma más de 130 mil médicos, garantizando 1 médico por cada 130 personas, con el mayor indice de médicos per cápita del mundo; la mayor Facultad de Medicina del mundo, graduando 1.500 médicos extranjeros por año, con 25.000 médicos graduados de 84 naciones; envía más de 30 mil médicos a colaborar en más de 68 países del mundo sumando cerca de 600.000 misiones; única nación latinoamericana sin desnutrición infantil, único país latinoamericano sin problema de drogas; logra 100% de escolarización; se puede circular en su país sin ver un solo niño durmiendo en la calle; único país del mundo que cumple la sostenibilidad ecológica; la población tiene 79 años de esperanza de vida al nacer; crea vacunas contra el cáncer; único país que erradica la transmisión madre-hijo del VIH; la mayor cantidad de medallas olímpicas de Latinoamérica. Y estos son solo algunos logros.
El problema es que todo esto lo logró cercenando un elemento básico: la libertad, entiéndase esto como sinónimo de democracia, no necesariamente la libertad económica a ultranza, como la que proponen los libertarios u otras aves de la misma ralea.
Como decía, grandes logros, pero ¿a qué costo? Yo creo que a uno muy alto. En cambio, por ejemplo en nuestro país, hemos logrado mucho de lo positivo que se ha hecho en Cuba, o por lo menos les seguimos los pasos muy de cerca, y todo sin perder la democracia. Casi que no tenemos nada que envidiarles, salvo quizás alguna parte de educación y salud. Al final ¿quién lo ha hecho mejor? creo que la respuesta es obvia.
Recuerdo el lema del partido socialdemócrata, precursor de Liberación Nacional, que era «Pan con libertad», lo que en muy buena medida se cumple en Costa Rica. Desgraciadamente en Cuba ni pan, ni libertad. Terrible.
En un cartel con la imagen de Fidel Castro detrás de un escritorio vacío, en una oficina del municipio de Centro Habana, en la capital de Cuba, el sábado 26 de noviembre, horas después de anunciarse la muerte del líder histórico de la Revolución, podemos leer lo siguiente, atribuido al propio Fidel:
“¿Qué es Revolución?
Revolución es: sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”
Muy bonito. Dicen que Castro hizo 500 promesas, y todas las cumplió, y siempre fue fiel a lo que dijo, siendo un revolucionario en sus términos. El Che Guevara, también, quizás incluso más todavía, con la gran diferencia, que salió rápido del gobierno y no sufrió el desgaste del poder, además que lo mataron poco después en 1967 en Bolivia.
¿Qué es lo que está faltando en todo esto? Ya lo había mencionado: la democracia. Ya lo dijo Rosa Luxemburgo: “La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que éste sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente”. Y aquí es donde radica el principal problema de la Revolución cubana.
Que gran diferencia con Costa Rica. Aquí si logramos lo que Daniel Oduber llamaba «La revolución posible», y especialmente en democracia, y como ya dije sin casi nada que envidiarle a la cubana. Sin ser perfecta, se han logrado muchas cosas, especialmente en educación y salud. ¿Qué podemos hacer mucho más?, claro que si, por ejemplo la lucha contra la pobreza, que es una lucha sin fin, pero en eso estamos, y no vamos a claudicar nunca.
Bien por Fidel y los logros de la Revolución cubana; mal por la falta de democracia. Espero que la partida del líder cubano, ayude a que el proceso de reformas se aceleren en la isla, para beneficio de todos los cubanos. También ojalá que la llegada de Trump a la presidencia, no sea —como pareciera— un retroceso en la normalización de las relaciones EE.UU.-Cuba.