Fernando Berrocal
La necesidad de estabilizar la crítica situación fiscal y darle oxígeno al gobierno del presidente Carlos Alvarado para que llegue al 8 de mayo del 2022, es la propuesta que está sobre la mesa. Se discute ampliamente estabilizar lo fiscal.No me opongo en absoluto a ese propósito. Pero sí afirmo que la estabilidad debe ir acompañada de “reforma”. Mi tesis es estabilidad y reforma, al mismo tiempo y en paralelo, para que se de una efectiva transformación democrática a la II República que hace aguas por todas partes. Ese es el punto de fondo.
Lo pueden llamar reforma o transformación o como se quiera, pero el punto de fondo es que estabilizar no es suficiente. Los problemas son estructurales.
No es suficiente que el presidente Alvarado diga que “estaremos mejor” cuando se apruebe el Acuerdo con el FMI. Nadie le cree y a dicho convenio no le corren buenos aires en la Asamblea Legislativa, desde el punto de vista de los tiempos y, aunque fuera lo contrario y, efectivamente, se lograra un buen Acuerdo con el FMI para estabilizar las finanzas públicas, si no se emprende paralelamente un proceso de Reforma del Estado y se toman las medidas correctas para reactivar la economía y poner énfasis en los servicios y en las enormes ventajas de la economía verde, nos volverá a suceder lo del 2018.
En el 2018 nos vendieron y nos metieron una Reforma Fiscal mal diseñada e insuficiente, cargando al pueblo de impuestos, sin atender ninguno de los problemas estructurales del Estado Costarricense. Es cierto que nadie tenía en mente la pandemia del Covid-19. Pero esa dramática circunstancia, más allá del tema de salud publica y las muertes que ha provocado, lo único que hizo en el modelo de desarrollo fue acelerar y hacer explotar la actual crisis económica y sus gravísimas consecuencias sociales, cuyo origen venía desde varios gobiernos atrás. Esa es la verdad verdadera y no la de mentirillas.
De ahí la enorme y creciente indignación en amplios sectores de nuestra sociedad. Indignación que es legítima y que exige un cambio político de fondo.
Necesitamos no solo reformas que respondan a acciones positivas en el orden gerencial, como lo son la necesaria y total digitalización y transparencia de los procedimientos, las compras y adjudicaciones del Estado.
Se requieren, además, reformas constitucionales que tienen que ver con la estructura funcional misma del sector público en sectores estratégicos, redefinir el principio de autonomía y descentralización, cambiar el sistema actual de elección de diputados, ajustar las competencias y relaciones de interdependencia entre los Poderes del Estado, reformar la legislación en los procesos licitatorios y las competencias de la Contraloría y la Procuraduría General de la República. Tenemos que modernizar al Estado Costarricense.
Pero en las Comisiones de Reformas Constitucionales y Reforma del Estado, en la Asamblea Legislativa, no se hace nada de nada. Es como si no existieran.