El dilema actual del votante socialdemócrata en España

Enrique Gomáriz Moraga

Enrique Gomariz

Vaya por delante una aclaración: hablo del votante que regularmente ha considerado que el espacio socialdemócrata en España estaba representado por el PSOE al estilo de Felipe González. Es decir, ese votante que percibe con claridad que el partido de Pedro Sánchez es de otra especie, que esta molesto con su forma de hacer política y con un gobierno que se apoya en una alianza con radicales y secesionistas. Hablo del tantas veces nombrado “votante socialista huérfano”. Ese que, en la actual coyuntura, pareciera constituir el oscuro objeto de deseo del líder de los populares, Alberto Núñez Feijoo.

Ese votante socialdemócrata se enfrenta a un grave dilema. Preferiría no verse obligado a votar por Pedro Sánchez, pero si no lo hace se enfrenta al riesgo de facilitar la conformación de un gobierno de la derecha tradicional en alianza con la extrema derecha que hoy representa Vox. Por ello se hace una pregunta angustiosa: ¿existiría alguna manera de conjurar esa terrible encrucijada?

Un día tras otro, repasa las opciones que se le presentan. Desde luego, para este votante quedan descartadas las opciones que ocupan los extremos del espectro político, incluida la operación SUMAR, encabezada por Yolanda Diaz, tanto por su orientación política radical como por su exceso de personalismo supuestamente seductor.

Una posibilidad simplificadora es la abstención. Así se libraría de tener que votar a Pedro Sánchez y al mismo tiempo no lo haría por la derecha, algo que no ha hecho nunca. Pero tanto si no vota como si lo hace en blanco o emborrona un voto nulo, estaría dejando el resultado electoral en manos de la tendencia mayoritaria, simplemente acentuando la victoria del posible ganador.

Para no desperdiciar del todo el voto, cabría la posibilidad de emitir el sufragio a favor de una fuerza política de centro, como hace una buena cantidad de ciudadanos en otros países europeos. Pero en España el partido que ocupa ese espacio, Ciudadanos, está de capa caída y no parece una oferta muy atractiva, aunque sería penoso que quedara fuera del arco parlamentario.

Desde luego, otra opción para evitar un nuevo período de Sánchez y excluir la dependencia de Vox en la formación del gobierno es la que propone Núñez Feijoo: votar masivamente al PP, para que obtenga una mayoría absoluta que haga innecesario el apoyo de la derecha radical en la gobernanza del país. Pero esa opción de voto tiene también sus problemas para un socialista huérfano. En primer lugar, significa un quiebre de su acendrada cultura política progresista que le produciría un costo político y emocional. Y, además, supone enfrentar una fuerte incertidumbre, ya que, si el PP no obtiene la mayoría absoluta, el voto a su favor puede contribuir simplemente a asegurar un gobierno entre PP y Vox.

Así las cosas, tampoco ayuda mucho la complicada actualidad política. Pasan las semanas y el gobierno de Sánchez recoge buenos datos económicos y malos presagios electorales, según las encuestas. El diario El País, claramente favorable a la continuación del actual Presidente de Gobierno, muestra que, de cara a las elecciones generales, la tendencia es a una brecha progresiva en favor del PP, que al comenzar mayo obtendría un 28,4% de la intención de voto, frente a un 25,1% que captaría el PSOE. Ya se sabe que la evolución positiva de la economía representa un factor importante a favor del gobierno en ejercicio. Pues pareciera que esa presunción no se cumple en esta oportunidad. La gente puede estar contenta con la mejora económica, pero no cambia su voto de castigo al actual gobierno.

De todas formas, el votante socialdemócrata tiene todavía por delante una prueba electoral con las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo. Frente a estos comicios puede optar por personalizar el voto de acuerdo a las candidaturas mas promisorias. Pero los resultados de estas elecciones de mayo tampoco pueden proyectarse fácilmente a las generales de diciembre. La comparación histórica muestra que no existe una clara correlación entre ambas citas electorales. El caso más claro fue el resultado estrecho en las elecciones municipales entre PSOE y PP en 1999 y luego la obtención de la mayoría absoluta del segundo en los comicios generales.

En suma, estas elecciones podrán servir de referencia en torno a algunos aspectos del escenario político actual, pero tampoco pueden servir de mucha orientación para el votante socialista huérfano, respecto de los comicios generales de diciembre. Deberá seguir dándole vueltas a su fatal dilema: un gobierno del actual PSOE en alianza con radicales e independentistas, o un gobierno del PP en alianza con la derecha radical de Vox. Y las opciones posibles para romper con esta endemoniada encrucijada no están claras. Pobre votante socialdemócrata huérfano.

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