Pandemia
Yayo Vicente
El artículo 129 de nuestra Constitución Política establece que “[…] Nadie puede alegar ignorancia de la ley, […]”. En los demás campos, cada uno es libre de ejercer el “derecho a no leer” y aún así puede hacer uso del “derecho de opinión”. Son prerrogativas democráticas. Aunque opinar con solo la información de los titulares, genera una alta posibilidad de manifestar conceptos equivocados.«Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo«, es posiblemente la frase más emblemática y mencionada por los defensores de la Libertad de Expresión. Falsamente se le atribuye al francés Voltaire (François-Marie Arouet —1694-1778—). En realidad la frase es de Stephen G. Tallentyre, seudónimo de Evelyn Beatrice Hall.
Lo que pasa es que los escritos de Voltaire irritaron a muchos (jansenistas, jesuitas, musulmanes, judíos, al papa católico y al rey francés). Él defendió a quienes opinaban distinto y se sublevaba con los juicios religiosos y la condena de personas a la hoguera.
Todo eso para decir que debemos ser tolerantes con quienes opinan con solo información superficial o en defensa de sus intereses personales por encima de los grupales. También para quienes con mucho estudio y preparación, opinan descaradamente de manera distinta.
Salir de las crisis con más democracia, no con menos
Escuché con pavor y escalofríos una ponencia de un afamado y bien estudiado académico. Propone acabar con la democracia representativa y sustituirla por un mamarracho que él denomina “democracia meritoria”, en la cual para ser elegido o elegir, se debe tener cierto dominio de la materia. El doctor Julio Sergio Ramírez, es una persona seria, cuerda y respetada. Nos dice: “Son tan escasos los requisitos para ser presidente o diputado, que cualquiera puede llegar al cargo”, y luego pregunta: “¿está Usted de acuerdo en ser gobernado por un cualquiera?”
Su desarrollo racional es desafiante. En su “perfecta” democracia, muchos de nuestros ilustres próceres y héroes no habrían podido darle forma a Costa Rica. Es cierto que nos han guiado abogados, médicos, militares, clérigos y maestros, pero también gentes sin preparación formal: Pablo Presbere, Francisco Oreamuno, Juan Mora Porras, Francisca (PANCHA) Carrasco, Juan Santamaría, Otilio Ulate Blanco, José Figueres Ferrer, Carlos Luis (CALUFA) Fallas … a ellos el catedrático del INCAE, no les hubiera dado oportunidad y la democracia costarricense habría perdido.
En la democracia representativa el pueblo delega su poder en los órganos que se eligen por votación. En el discurso de Gettysburg, el presidente Abraham Lincoln dijo: «gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo«. El respeto y tolerancia por la opinión ajena, no debe confundirse con la decisión particular de aceptarla. No puedo compartir con Julio Sergio Ramírez, el que se le ponga al pueblo requisitos para nombrar a una autoridad política, que lo representará.
“Para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión”, nos dijo Paul Auster. Pertenezco a ese club, soy fan (ático) de la democracia. Al profesor Julio Sergio Ramírez le contesto con lo dicho por Sir Winston Churchill: “La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás”.
Es verdad que el sistema democrático parece no estar resolviendo con oportunidad los problemas. Salgamos de estas crisis con más democracia. El ritmo de las decisiones democráticas, no es inherente a su planteamiento y salir de las crisis con menos democracia, sería una derrota.
Instrumentos de gobierno
Se ha estado poniendo de moda decir (y repetir) que los empleos los crea la empresa privada. Las modas son una tirada, terminan por descartar lo que todavía es útil y sin argumentos convincentes. El esnobismo es tal, que no se completa el concepto, con tal de ser admitido. Pero veamos, la empresa (privada o pública) crea empleos. ¿Pero, quien crea las condiciones adecuadas para el desarrollo de las empresas?
Algunos ejemplos positivos y otros negativos, nos pueden ayudar a terminar la frasecita tan de moda y “cool”.
La industria turística de Costa Rica se desarrolló en pocos años. Sus aportes (directos e indirectos), alcanzan el 8,2% del PIB. En el 2016 generó 211.000 puestos de empleo directos, es decir, el 8,8% del empleo en el país. Creció del 4,4% en el 2012 al 6,3% en el 2016.
Países cerquita de nosotros tienen clima igual, paisajes semejantes, volcanes, playas, lagos y ríos. Por lo tanto, flora y fauna casi idéntica. ¿Por qué los empresarios de esos países, no desarrollaron la empresa turística a la velocidad y tamaño que si lo pudo hacer Costa Rica? La respuesta es sencilla, las circunstancias apropiadas si las hizo el Estado Costarricense, la política pública la planteó y desarrolló el gobierno. Sin las facilidades creadas por el Estado, la empresa privada no puede desarrollarse.
Sin un instrumento como los Certificados de Abono Tributario, muchísimas empresas no habrían surgido. Sin los acuerdos comerciales, tendríamos como en Nicaragua, un ingreso per cápita del US$ 1.919,00 y no los US$ 13.192,00 (datos del 2019). Antes teníamos los mismos empresarios, la diferencia la hizo el gobierno, al que algunos hoy quieren vilipendiar.
Veamos el ejemplo negativo que nos da Venezuela. Antes del chavismo, tuvo una fuerte industria petrolera y petroquímica. Un país lleno de actividad comercial y de empresarios exitosos. A partir de 1998, el entorno comienza a modificarse. A un lado quedaron los éxitos empresariales y una economía pujante.
Estado y empresa privada son dos caras de la misma moneda. Apalear al Estado, restarle instrumentos de gobierno, termina por afectar el ecosistema productivo y la implementación de políticas públicas favorables.
Titulares
Leer los titulares aporta insuficiente información para edificar. Claro!!, y la suficiente para destruir. Tan sencillo que resulta deshacer. En lo que estamos y lo que se nos viene, se requiere sacar lo mejor del costarricense y para lograrlo debemos estar convencidos que sí podemos. La suma de aportes de todos (políticos, técnicos, científicos, guías espirituales, trabajadores, burócratas,…), será necesaria y fundamental.
No se vale dividir cuando se requiere multiplicar. Costa Rica necesita una hoja de ruta, nacional y de todos. Para ello será necesario unir lo desunido, dejar de hablar de hediondos y perfumados. La democracia debe crecer para que alcance, para resolver con ella y jamás en su contra.
Como estoy convencido de la urgencia de un debate productivo, que consiga acuerdos mínimos, que sean respetados por aquellos que los adversan, haré uso de mi “derecho a no leer”. Toleraré, sin leer, a: negacionistas, nihilistas pasivos, conspiracionistas, terraplanistas, creacionistas, por encima de todos ellos, prestaré oídos sordos a las posiciones antidemocráticas. Cruzaré dedos para que consigamos encauzar y reunir la energía necesaria que ocuparemos para sacar adelante a un país golpeado.
Tenemos que llegar a los acuerdos necesarios con el multipartidismo, con gobiernos locales cada vez más fuertes, con una población que sabe leer y escribir. Tenemos que llegar a buen puerto con lo que somos y por lo que somos.
PANDEMIA. El fenómeno salud-enfermedad, es complejo y cuando se escala a una población, se le suman infinidad de nuevas variables, haciéndose todavía más intricado. Poner en palabras simples lo que todavía no termino de comprender, ha sido mi reto durante la pandemia por COVID-19.