Ocean Castillo Loría
I
El pasado 16 de setiembre, se conmemoraron 4 años del fallecimiento del Dr. Rodolfo Cerdas Cruz, por lo que consideramos oportuno traer a la memoria su vida, su obra y el impacto de ellas, en el ámbito de la política y su análisis académico.
La última tesis que planteó don Rodolfo, fue la de la urgencia de defender la identidad nacional ante el globalismo. Esta idea quedó clara, cuando el 26 de agosto del 2011, el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (UCR), le brindó un reconocimiento como profesor, esto, en el marco de la celebración del 71 aniversario de esta casa de estudios superiores.
Es de hacer notar, que ya para ese momento, don Rodolfo se encontraba muy enfermo, por lo que la conferencia dictada en aquella ocasión, fue leída por su amigo, el ex Ministro de Información, Lic. Armando Vargas Araya.
Conforme a este documento, es claro que la globalización impactó al país en un momento en el que éste estaba analizando sus bases histórico – sociales. Tal análisis, decía el académico, no estaba librado de riesgos, en el tanto, se podía perder lo mejor de la herencia patria.
Esto, enmarcado en la profundización de la desigualdad y el aumento de la marginación y la pobreza, ligado a la crisis propia de la clase media, clase social, que en el pasado era sostén de la democracia.
Aparejado a lo anterior, la crisis política, visualizada en los problemas de la democracia representativa, cuyo principal síntoma es la crisis de un sistema presidencialista que, al parecer de don Rodolfo, se encuentra caduco y es además, antidemocrático.
En este contexto, decía Cerdas, la Asamblea Legislativa se mira impotente, paralizada y con poca representación. Esto, sumado a la crisis de liderazgo de los partidos políticos. Adhería a este cuadro el académico, que el Estado mismo, se presentaba en bancarrota, imbuido en características plutocráticas, esto, por estar en manos de poderosas redes familiares, que son las que se reparten el poder. Súmese a lo recién dicho, que el académico visualizaba obsoleta, disfuncional y burocrática, la dinámica de la gestión pública.
Asimismo, en esta última conferencia, Cerdas recalcó lo que creemos nosotros, fue uno de sus últimos y principales aportes al acervo de las Ciencias Políticas: su aclaración y reflexión en torno al concepto de la Globalización.
Para él, la globalización debía ser vista, desde una perspectiva más amplia y evolutiva, que la que brinda la óptica meramente económica: así, dicho fenómeno comprende ámbitos como: la cultura, la economía, la historia, la sociedad y la tecnología; y cuyo tiempo histórico comprendía o comprende, desde finales del siglo pasado e inicios del presente.
Para don Rodolfo, la globalización es dinámica, y por tanto, implica una fuerte transformación en el sistema capitalista, donde ponderan el gran capital financiero, los grandes bancos y los consorcios transnacionales.
En esta lógica, Don Rodolfo, expresó una de sus principales enseñanzas para las clases políticas dirigentes en el país: no se deben imitar las experiencias y los modelos incubados en el exterior, en países y realidades distintos al nuestro. Esto significa que, sin desconectarse del ámbito internacional, las clases dirigentes debían (y deben) pensar por su propia cabeza.
Es aquí donde entra en escena el hoy ya manoseado concepto de camino o vía costarricense de desarrollo. Según Cerdas, dicho camino costarricense de desarrollo, es totalmente perceptible desde la época de nuestros liberales del siglo XIX, bajo la concreción de la transformación de la educación y el Estado. De igual manera, dirá el maestro politólogo, fue la senda seguida por el “Caldero – Comunismo”, en la década de los cuarentas del siglo XX, con lo que se llega a hacer realidad la gran reforma social de aquella época. De igual modo, ya en la década de los cincuentas, José Figueres y el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, por ese “camino costarricense de desarrollo”, modernizan el país.
Desde esta perspectiva, Cerdas planteaba no desconocer la globalización, pero tampoco, someterse a ella, la gran tarea es gobernarla y para ello, según su pensar, se necesitaba un nuevo pacto de gobernabilidad global con las siguientes características:
• Un nuevo contrato moral por la paz.
• Un nuevo pacto de equidad de los flujos económicos internacionales.
• Control de la especulación financiera.
• Democratización de las comunicaciones.
Dentro de esta propuesta, don Rodolfo anotaba que Costa Rica debía construir una nueva democracia, ésta con los siguientes rasgos:
o Justa en lo social.
o Equilibrada en lo económico y lo político.
o Igualitaria en las oportunidades.
o Participativa y no solo políticamente representativa.
o En materia de controles efectivos, debía de contar con: rendición cabal de cuentas, y mecanismos para exigir responsabilidades.
o Solidaria en el campo nacional e internacional, con las causas en las que estuviere en juego el futuro humano y planetario.
Resumía así el maestro, la misión histórica del país, que debía estar más allá de una gestión caudillista o de dirigencias de diverso tipo, e inclusive, según sus propias palabras: “…de élites corruptas, cortoplacistas y divorciadas del pueblo”.
Así las cosas, el objetivo consistiría en que Costa Rica comprendiese a plenitud el significado de la nueva realidad fruto de la globalización y además, de que el país fortaleciera su identidad, de cara a gobernar dicha globalización en beneficio propio.
Dicho esto, el enfrentamiento político lo visualizaba el maestro Cerdas entre conservadores globalizantes y nacional reformistas, de donde se derivaría la posibilidad de una recomposición política, recomposición que dicho sea de paso, aún no nos llega (Aunque se suponía que con el triunfo de Luis Guillermo Solís, se podría iniciar en ese camino)
En otro orden de cosas, don Rodolfo sostenía que los efectos de la globalización, eran distintos dependiendo de los países, de manera que, en Costa Rica, se podría visualizar algún futuro dentro de la globalización, si surge una élite honrada, como la que en el pasado gobernó al país.
Así pues, el gran reto de Costa Rica puede resumirse según estas tesis de Cerdas en: aprender a gobernar la globalización y volver a encontrar el camino costarricense del desarrollo con base en la libertad y la igualdad.
Ahora bien, surge la pregunta: ¿De dónde saldría una élite con esa visión? Y la respuesta del maestro politólogo: “…del hastío político con el actual sistema electoral y con los partidos políticos tradicionales, que han devenido obsoletos, ineficientes y sin perspectiva de cambio”.
No es increíble plantear que, en esa idea encontramos lo que en 2014 (En los meses de febrero y abril), dio el triunfo al hoy Presidente, Luis Guillermo Solís.
II
Ya en el primer acápite de este trabajo, es plausible observar el talante intelectual de don Rodolfo Cerdas Cruz, ese talante, repetimos, intelectual, humanitario y de fortaleza, es indudablemente, una herencia de sus padres: Don Jaime Cerdas y Doña Olinda Cruz.
Por otra parte, no se puede dejar de destacar lo merecido de aquel homenaje de finales de agosto del 2011 en la Universidad de Costa Rica, la cual fue su espacio de estudio y reflexión, ya que en ella, estudió Derecho, para luego viajar a Inglaterra, Francia y Rusia a completar su educación.
Cerdas ingresa a la Universidad de Costa Rica a los 18 años de edad, es en esta casa de estudios, donde se profundiza su bautizo en valores humanistas y de espíritu solidario. Es en esta época que como voraz lector, no se limita a los libros propios de los cursos de la carrera de Derecho, sino, que también lee de historia universal, esto gracias a los libros usados que logra comprar. En este mismo contexto, analiza la lógica propia de la técnica del Derecho dentro de las obras literarias. Está de más decir que Cerdas fue alumno de honor los 5 años de su formación.
Asimismo, debe tenerse en cuenta que fue en la Universidad de Costa Rica donde fungió como profesor y más que como profesor, maestro en las áreas de Derecho y Ciencias Políticas. De hecho, será en la década de los setentas, con 33 años, que inicia su labor docente como profesor de historia del derecho y luego enseñará en la Escuela de Ciencias Políticas.
Quien lo lleva a dar clases de Ciencias Políticas, fue Don Samuel Stone, a la sazón, director de la Escuela en aquel momento, sobre esta etapa cuenta el señor Armando Vargas Araya: “…enfrenta a pie firme (Don Samuel) fuertes presiones -hasta de la embajada de Estados Unidos – para removerlo”.
Punto seguido, continúa Araya: “Pienso que es bajo la influencia del Dr. Stone cuando empieza a cuajar su mirada diferente y sosegada de la sociedad, la cultura y la civilización de Costa Rica…”.
De la persona de Cerdas, cabe subrayar su valentía alimentada por su independencia de pensamiento, de donde se marcaba su sinceridad para el abordaje de los temas a los que se refería. Esto, aunado a su excelencia académica y de trabajo.
Debe decirse que el reconocimiento a su capacidad intelectual, se debe entre otros espacios a lo que fue su militancia en la izquierda costarricense.
Su padre, Don Jaime Cerdas, fue de los fundadores del Partido Comunista de Costa Rica (PCCR), el gusto por la política, fue heredado por don Rodolfo (El tercero de los hijos de don Jaime)
El contexto internacional en el que nace don Rodolfo, es el de la Segunda Guerra Mundial, ya que él llega a este mundo en 1939. Además, viviría parte de su infancia en medio de la guerra civil o revolución de 1948, donde su padre jugaría un papel fundamental. Además, no puede olvidarse que esta fue también la difícil época de la clandestinidad del Partido Vanguardia Popular.
No cabe duda que esas vivencias marcaron el carácter del maestro Cerdas y definieron en mucho su forma de pensar. Así se expresa de él el prestigioso sociólogo, José Luis Vega Carballo: “Rodolfo se había retirado del Partido Vanguardia Popular. Estábamos buscando una alternativa de izquierda, considerando que había comenzado el proceso de agotamiento de la socialdemocracia, representada por el Partido Liberación Nacional. Desde el punto de vista electoral, la opción no prosperó y la izquierda siguió en dificultades por sus divisiones internas”.
Es en ese momento que Rodolfo Cerdas funda la Juventud Socialista Costarricense (En la década de los setentas), que evolucionaría en el Frente Popular, gracias a este partido, llegaría a ser diputado en el cuatrienio 1978 – 1982.
Ahora bien, si se quiere tener una síntesis de la persona del maestro, sobre todo desde sus preocupaciones humanas y académicas, baste estas declaraciones de quien fuera su alumno y que también como él, llegara a ser profesor de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica, el Dr. Francisco Barahona Riera: “Era un hombre que amó profundamente a Costa Rica. Con su vida, contribuyó a ver al país críticamente, pero con un sentido de mejorar las raíces autóctonas y culturales de nuestro pueblo. Él murió muy preocupado por los efectos de la globalización y el debilitamiento de la cultura costarricense”.
Las palabras del doctor Barahona Riera, pueden ser confirmadas por nuestro paciente lector o lectora, al leer o releer el primer acápite de este trabajo…
III
De su accionar analítico, puede deducirse que, don Rodolfo Cerdas era un hombre inteligente que, dada su experiencia y vida fue alcanzando la sabiduría humana. Cuando se repasa la obra de análisis político de don Rodolfo, se puede observar no solo su sobriedad, sino, su optimismo. Tal optimismo se originaba en su amplio conocimiento de la idiosincrasia costarricense y de la historia del país.
Otra de las características de la forma de pensar del maestro politólogo, es el que nunca se apegó a las “modas de pensamiento” y como ya lo hemos dicho, tampoco ejerció su función de analista para complacer a nadie, ni del pueblo, ni de la clase política.
Don Rodolfo fue claro en su verdad, una verdad acertada y que, como apegada a la realidad, en los últimos años de su vida, resonaba como angustiada por el futuro del país.
Ahora bien, el accionar académico de Cerdas lo llevó inclusive a ser profesor en la prestigiosa Universidad de Oxford (Donde es nombrado como lo consigna el periodista Armando Vargas, en 1984, como profesor invitado) , al respecto el abogado, político y periodista Alberto Cañas Escalante (RIP), escribiría que él no recuerda que otro costarricense haya tenido tan alto honor.
Por cierto, que el mismo Cañas en su momento, dejó consignada una anécdota de aquel tiempo de don Rodolfo en Inglaterra y que, ilustra el tipo de Estado que tenemos: “Ya terminaba su estancia en Oxford y preparaba su regreso a su patria. A ese efecto, hizo llegar a Costa Rica una certificación de la escuela en que su hija estudiaba, que hacía constar el grado más alto que había cursado y aprobado.
Nuestro Ministerio de Educación rechazó ese documento (alegando) que la firma que lo cubría no estaba autenticada por las autoridades de la provincia, la de estas autoridades por el gobierno británico, la del funcionario de éste por el cónsul de Costa Rica en Londres, y esta última por el encargado de hacerlo en la Casa Amarilla. Cuando el director de la escuela se enteró de esto, le dijo: “Nosotros aquí recibimos al niño en el grado que sus padres dicen que les corresponde, y si notamos que no es suficientemente preparado para cursarlo, simplemente lo pasamos a un grado anterior y todo el mundo tranquilo” y agregó (continúa Cañas), “Dígame una cosa señor Cerdas; ¿las autoridades educativas de su país tienen verdadero interés en que los niños se eduquen?”
Aprovechemos este momento para decir que en la misma década que es nombrado profesor visitante como ya lo hemos dicho, en los ochentas, también es invitado por la University of London, para brindar un conjunto de charlas en el Departamento de Historia Latinoamericana de dicha casa de estudios.
Ya para 1988, Oxford lo nombra profesor durante todo ese año lectivo. Dos años después, regresa como charlista, para abordar el tema del impacto político del tráfico de drogas en Latinoamérica.
IV
Quien esto escribe, sabía desde varios meses antes de su fallecimiento, de la condición del profesor Rodolfo Cerdas. Pese a su quebranto de salud, nos resultaba admirable, como mantenía su entrega semanal de la columna “Ojo Crítico”.
Quizás uno de mis primeros recuerdos sobre don Rodolfo, está ligado a la televisión, propiamente al programa que él dirigía, llamado “Foro 2”. En él se analizaba la situación política de América Latina.
Ya hemos hablado de la militancia de Cerdas en Vanguardia Popular (VP) y de la fundación de la Juventud Socialista, según cuentan quienes vivieron o fueron testigos de esa experiencia, Cerdas lideraba “la juventud…” con una gran autonomía en relación a Vanguardia Popular. Esto condujo a disputas entre ambas estructuras lo que culminó con la expulsión de Cerdas de “Vanguardia…” en 1969.
Esta expulsión era un mero trámite, el joven Rodolfo ya había renunciado al partido. Su padre, se iría de la agrupación comunista años después (De esto habla Don Jaime Cerdas en el último capítulo de sus memorias)
Sobre la herencia y militancia de don Rodolfo en la izquierda, escribió el literato Alfonso Chase: “Como muchos otros muchachos de su tiempo perteneció Rodolfo Cerdas a la aristocracia del espíritu del antiguo Partido Comunista y no a los arribistas, clase contra clase solamente, que fueron los que cogieron mando, cuando, a partir de 1955, el Partido Vanguardia Popular se convirtió en casi un apéndice de la política soviética para el Caribe”.
Ya hemos consignado las palabras del sociólogo Vega Carballo sobre el momento en el que él y Rodolfo Cerdas buscaban construir una alternativa partidaria de izquierda. Esa alternativa, resultó ser FAENA, y por supuesto, el principal líder de este partido estudiantil universitario fue Rodolfo Cerdas.
Ya hemos dicho también, que este partido evolucionó hasta convertirse de cara a las elecciones de 1974, en el Frente Popular. Para esas elecciones, Cerdas fue candidato a diputado por San José, pero no logra llegar a la curul.
En esta etapa es cuando se le presenta la oportunidad de hacer estudios de postgrado en Europa, es así como llega a Francia (a la Sorbona), donde obtiene su doctorado en sociología política. Es así como viaja dos veces al año a Francia, donde vive por largos periodos, hasta terminar su tesis. De ella hablaremos más adelante. Solo baste decir, que obtiene la máxima calificación y la recomendación para que sea publicada. A finales de 1976, Rodolfo Cerdas vuelve al país.
De nuevo en la acción política con el Frente Popular, el Dr. Cerdas es elegido Secretario General (Este puesto era el principal dentro de los partidos marxistas). Para las elecciones de 1978, el académico y político vuelve a presentarse como candidato a diputado por San José.
Como ya hemos expuesto, en ese momento es elegido a la Asamblea Legislativa. En ese puesto fue alabado por muchos y criticado por otros. Las críticas principales se debían, a lo que parecía ser su cercanía al oficialismo (la Coalición Unidad, agrupación de corte socialcristiano)
Sobre su acción en la Asamblea Legislativa, el mismo don Rodolfo diría: “Nuestra labor parlamentaria muchas veces ha suplido con inteligencia y audacia, la debilidad que nuestro partido ha demostrado a la hora de desarrollar movimientos de masas y de crecimiento del partido”.
En diciembre de 1979, en un discurso sobre la crisis política en Costa Rica, sostiene la “necesidad de una nueva alternativa política, con un nuevo tipo de enfoque y con un nuevo estilo político, capaz de aunar en un esfuerzo nacional de desarrollo”. Más adelante, en la misma alocución diría: “Ahora es necesario encontrar un nuevo proyecto político… que debe insistir en la conservación y ampliación de la vida democrática, nacional; darle más relevancia al parlamento y permitirle jugar un papel más importante que el que hasta ahora ha jugado”.
Don Rodolfo tiene una experiencia política temprana, que le permite mostrarse como un político y un intelectual brillante, lo que permite una evolución en su pensamiento cada vez menos atado a categorías marxistas, pero sin abandonar un ápice su criticidad.
En julio de 1981, se especuló que Cerdas lanzaría su candidatura presidencial, pero ya con una estructura evolucionada del Frente Popular, nos referimos al Partido Nacional Democrático, inclusive se decía que él se uniría al Movimiento Nacional que encabezaba el ex presidente Mario Echandi, al final, todo quedó en rumores políticos.
V
Los aportes en el plano intelectual de don Rodolfo Cerdas, se dieron desde su época de estudiante, por ejemplo, cuando responde la interpretación que hiciera del socialismo, el entonces Rector de la Universidad de Costa Rica, Rodrigo Facio.
Quienes hemos leído esta conferencia de Facio llamada: “La victoria del hombre contemporáneo sobre los dogmas económico – sociales”, sabemos de su profundidad en el análisis que le ocupa, por lo que no era fácil darle una contestación.
Pero Cerdas lo hace en un artículo llamado: “La conferencia del Rector Facio sobre Marxismo. Una respuesta”. Publicado en el número 2 de la Revista “Universidad”, el texto del joven estudiante constaba de 95 páginas. En esta historia hay algo interesante, el escrito del alumno de Derecho llegó a manos del Rector, quien pidió que se publicara. Dicho sea de paso, esta fue la primera vez que la Universidad de Costa Rica editaba un ensayo cuyo marco ideológico era el marxismo.
El filósofo Constantino Láscaris, juzga este texto con una parte eminentemente doctrinal y otra, de polémica política altamente violenta. El profesor Láscaris considera de mayor profundidad el libro de Cerdas: “La crisis de la democracia Liberal en Costa Rica”.
Por su parte, el historiador Vladimir de la Cruz, diría sobre la respuesta que dio Cerdas a las tesis de Facio: “…una de las primeras y obligadas lecturas de quiénes nos iniciábamos en el estudio del marxismo – leninismo”.
Pero antes de ese trabajo, no podemos dejar de destacar su tesis para optar por el grado de licenciatura en Derecho: “La formación del Estado de Costa Rica”. En ella, se sitúan los problemas del país relacionados a la historia y la economía, luego de entrar en la vida independiente. Debe decirse que don Rodolfo se egresó de la carrera de Derecho en 1962 y dedicó 2 años a la elaboración de la tesis que acabamos de citar. Ésta es aprobada con honores y se recomienda su publicación.
La opinión del recién citado historiador de la Cruz sobre esta obra es la siguiente: “su tesis… publicada en 1967, se constituyó en un nuevo enfoque y punto de partida, por pionero que fue, para apreciar los primeros años de vida independiente hasta el gobierno de Carrillo desde un enfoque más jurídico – político que histórico”, valga decir, que este fue el primer libro de ideología marxista que salió de la editorial de la Universidad de Costa Rica.
En este punto es interesante destacar, como para el ya citado literato Alfonso Chase, estos estudios sobre la democracia liberal y la formación del Estado costarricense, le permitieron a Cerdas, ya en su acción política, separarse de algunos dogmas marxistas.
En esta esfera intelectual, desde 1975, participó en el Centro de Investigación y Adiestramiento Político y Administrativo (CIAPA), donde se destaca como investigador: en éste, publica documentos como los siguientes: “Sandino, el APRA y la Internacional Comunista. Antecedentes históricos de la Nicaragua de Hoy”, del año 1981, y “Farabundo Martí, la Internacional Comunista y la insurrección Salvadoreña de 1931”, del año 1982.
De esta época, dice su entonces compañero de trabajo y amigo, Jaime Daremblum: “En esta extraordinaria institución, liderada por nuestro recordado amigo y mentor, Samuel Stone, durante varias décadas discutimos ideas en un plano de respeto y franqueza, libres de los sofismas y el propagandismo que ya entonces amenazaban secuestrar el discurso político del país”, no sería justo dejar de mencionar a los otros dos fundadores del CIAPA: Don Ronald Fernández Pinto (De quien también tuvimos el inmenso privilegio de recibir lecciones) y Don Rafael Villegas.
Ya hemos dicho que don Rodolfo fue profesor aniversario, pero debe hacerse notar que alcanzó la dirección de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica y fue Catedrático de esa misma unidad académica.
Fue su dirección de la Escuela, marcada por el signo de la guerra fría (1975 – 1976), por lo que el académico debió aplicar a profundidad los principios de tolerancia frente a las diversas corrientes ideológicas que se manifestaban en aquel momento, tanto en el pensamiento de profesores como de estudiantes.
En 1972, la Editorial Universitaria de Centroamérica, publica su libro: “La crisis de la democracia liberal en Costa Rica: interpretación y perspectivas” y del que ya miramos antes, la opinión que de este texto tenía el gran filósofo Constantino Láscaris. Su contenido lo resume muy bien el periodista Armando Vargas Araya: “…examina las mutaciones sociales ocurridas desde el inicio del Mercado Común Centroamericano, cuyas secuelas políticas rebasan el sistema democrático anquilosado…”.
En 1986, se publica su libro: “La Hoz y el Machete. La Internacional Comunista, América Latina y la Revolución en Centroamérica” (Su tesis doctoral en Sociología Política). Este texto es muy novedoso, ya que entre otras cosas, es el primer estudio acerca de las acciones de la Internacional Comunista partiendo de las ideas de Lenin y Roy.
Además, se analiza lo acaecido desde el II Congreso, y la dinámica con la que la Internacional aborda la realidad americana, no se dejan por fuera los pensamientos de dirigentes como: Bujarin, Stalin, Mao, Ho Chi Min y los latinoamericanos: Haya de la Torre, Sandino, Farabundo Martí y Rómulo Betancourt entre otros.
Este libro mereció los siguientes calificativos por parte de Annie Kriegel, historiadora francesa y profesora de Sociología Política: “Es el autor (Cerdas) de la obra crítica más notable sobre el movimiento comunista en América Latina que me haya tocado leer”.
Sobre este libro dice el ya citado escritor Alfonso Chase: “…es una obra notable sobre la política de la III Internacional Comunista, en la región centroamericana, con adecuados y sintéticos estudios sobre la vida política de la izquierda en El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, y en menor grado Guatemala, de los años veinte en adelante”.
La agudeza del análisis de don Rodolfo también quedó patente en razón de los eventos que se cobijan bajo lo que se llama “la caída del muro de Berlín”. En un texto intitulado: “Un Marx sin Marxismo. La crisis de una escolástica”, publicado en el libro: “¿Sobrevivirá el marxismo?”, compilado por Rafael Ángel Herra (Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1991) Sin dubitaciones, como era su costumbre, plantea la muerte del sistema marxista, pero no del pensamiento marxista como corriente dentro de las ciencias sociales.
Entre 1990 y 1992, el European Union Research Insititute, saca a la opinión pública tres artículos de don Rodolfo, esto, en Inglaterra: “Actitudes regionales sobre la integración (1990); “El entorno internacional de la nueva integración Centroamericana” y “Problemas en torno al desarrollo institucional en Centroamérica” (1992). En esa misma época, es nombrado por Cambidge University Press, como parte del Consejo Asesor Internacional del Journal of Latin American Studies.
En 1992, aparece la obra: “Una Tarea Inconclusa: Elecciones y Democracia en América Latina: 1988 – 1991” una coedición del Instituto Interamericano de Derechos Humanos y la Fundación Friederich Naumann.
En ésta, se analiza la relación entre elecciones y democracia en América Latina, parte del equipo que ejecuta este proyecto cuenta con Rodolfo Cerdas como consultor externo. Propiamente dentro del libro, este politólogo realiza una síntesis sobre la transición democrática y las elecciones en Centroamérica y de igual manera, junto a Juan Rial y Daniel Zovatto, escribe el balance de la década en estudio, respecto a elecciones y democratización.
Este libro es parte de su obra en el marco del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDDH), otras obras suyas patrocinadas por esta organización fueron: “Estudios básicos de derechos humanos” en 1994 y “El precio de una herencia: democracia, seguridad y derechos humanos en Centroamérica” de 1996.
En 1993, aparece de su autoría una excelente investigación en el ámbito de la política comparada: “El Desencanto Democrático: crisis de partidos y transición democrática en Centroamérica y Panamá”.
Dentro de lo que podríamos denominar las conclusiones de este libro, se encuentra el hecho de que los partidos políticos en la región, se debilitaron propiciando un vacío llenado por otras estructuras que tenían como arma la violencia militar o paramilitar.
A comienzos de la década de los ochentas, se inician una serie de reformas que permiten a los no – militares el ejercicio del poder político. Es así como un sector de la clase dominante, se sintió llamada al ejercicio del gobierno y por su medio, se llevaban al sistema político las demandas de la sociedad civil y la sociedad política.
Para Cerdas, la democracia en Centroamérica no era sostenible si se limitaba al campo de las elecciones y no se construía una verdadera democracia social, sobre todo, tomando en cuenta que se perjudicaba a una gran mayoría de la población de esta área geográfica.
Por otra parte, en lo que refiere a la lógica de los partidos políticos, el investigador observaba la existencia de estructuras partidarias, pero lo paradójico era, que a ese momento aún no hubiese un sistema de partidos políticos en la región.
De igual manera, en este texto se presenta una de las ideas básicas en el pensamiento del profesor Cerdas: los gobernantes temen asumir responsabilidades, por lo que se busca evadir o diluir ese peso, y los partidos políticos gobernantes buscan involucrar a los partidos opositores, en una clase de co – gobierno, todo en nombre del consenso, pero resulta que el consenso atenta contra la democracia, en tanto, ella también está compuesta por el conflicto y el desacuerdo. Este deseo de consenso, también es alimentado por presiones externas, de índole financiera (A esta altura de nuestra historia política, cabe preguntarnos: ¿Cuántas veces en Costa Rica, no caemos en el tema de “un acuerdo nacional”, como cortina de humo de los problemas que nos aquejan?, ¿Cuántas veces no añoramos el consenso, sin tener conciencia de que atenta contra la esencia de la democracia?)
Asimismo, otra preocupación que se reflejaba del ejercicio de comparación concretado en el libro, era el de la impunidad de la clase política, ya que, ésta era un medio para legitimar la corrupción en los pueblos.
En otro orden de cosas, resultaba (y aún resulta) preocupante, la falta de democracia interna dentro de muchos partidos políticos, esto debido a que no son estructuras permanentes sino pasajeras, y de allí el fortalecimiento de la separación entre gobiernos y partidos.
De todo este cuadro, el riesgo posible para la región Centroamericana, era (y es), el desencanto democrático, por la ineficacia de los gobiernos, la ausencia de unas políticas económicas con cariz social y la crisis de los partidos políticos. De allí a que los pueblos miren con beneplácito a caudillos autoritarios y mesiánicos, solo hay un paso.
En 1997, una vez más, la Editorial Universitaria Centroamericana, publica su libro: “América Latina: globalización y democracia”. De igual manera, en diversas revistas de índole académica aparecen sus artículos: “Perestroika y revolución: los cambios en la política soviética hacia América Central” (Este ensayo es de 1989) y “Costa Rica y Rusia: 50 años después” (del año 1997)
Ahora bien, este repaso no es exhaustivo, por lo que solo cabe mencionar que el maestro también publicó varios ensayos y capítulos de libros, así como llevó adelante acciones suyas en ámbitos académicos de los Estados Unidos.
Para 1998, se publica una nueva obra del Dr. Rodolfo Cerdas Cruz: “La otra cara del 48. Guerra fría y movimiento obrero en Costa Rica 1945 – 1952.”. Una vez más, este texto busca desmitificar la versión oficial sobre la guerra civil de 1948.
Para don Rodolfo, lo que se estaba jugando en el conflicto era la vigencia de dos proyectos históricos, uno, el de los comunistas, que buscaba una profunda transformación del sistema socio – político del país. El otro, un proyecto nacional – reformista, que fue el que con dificultad y contradicciones se impuso.
Dentro de este contexto, se analiza el papel de los Estados Unidos, el de Centroamérica y el mundo en la coyuntura de 1948 y sobre el movimiento obrero. Como puede verse, el título del libro sintetiza muy bien el objetivo del autor.
VI
Entre los cursos más avanzados de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica, se encontraba el “taller de estudios comparativos de América Latina”. El profesor que impartía este curso era el Dr. Rodolfo Cerdas.
Don Rodolfo venía precedido por su capacidad intelectual, quien esto escribe ya había escuchado a otros compañeros que habían llevado el curso, sobre su amplio conocimiento, su habilidad expositiva y su rigurosidad académica.
Pues allí estaba yo, en el aula respectiva, esperando al profesor Cerdas. Puntual, entra este hombre, saluda posando su mirada en el grupo de estudiantes, solicita permiso para quitarse el saco y punto seguido dice: “Me corresponde a mí impartirles este curso, pueden ustedes llamarme profesor o don Rodolfo”.
Y allí comenzó la aventura de recibir la enseñanza del Dr. Cerdas: la diferencia entre la política, lo político y Ciencia Política; la diferencia entre comentario político y análisis político etc. Luego, un énfasis en la importancia del Estado, sobre todo, en su capacidad de integración; el tema de la democracia, no como producto acabado (Cosa que en Costa Rica es creencia común), y un tema que resultó central en el curso: la globalización.
Antes de ingresar en este punto, quisiera dejar constancia de la apertura de don Rodolfo para la discusión, no solo ante las dudas de sus alumnos, sino, para abordar algunos de los temas de sus escritos. Recuerdo que en uno de ellos, el profesor había usado el cuento de unos gigantes para ilustrar un argumento de su artículo, un compañero y yo habíamos leído el texto, y nos había gustado el cuento. Así, al entrar don Rodolfo al aula, mi compañero le pidió que contara ese cuento, cosa que el profesor hizo de buen agrado.
En otra clase, uno de los compañeros no tenía claro algunos conceptos de la ideología marxista, el profesor le aclaró pacientemente dichos conceptos, pero el compañero insistía en su punto, no cayendo en la cuenta que estaba entrando en discusión con un analista altamente versado en el tema, don Rodolfo mostró gran don de gentes e insistimos, paciencia, para zanjar el tema.
Una de las características de don Rodolfo en este curso, era su prácticamente atención personalizada para cuidar los detalles en la elaboración del trabajo final. Él preguntaba el tema que queríamos tratar y a partir de allí, afinaba una estrategia que permitiera el uso de las categorías del curso.
Pues bien, he dicho que uno de los temas principales de ese taller de estudios comparados de América Latina, era el de la globalización. Para estudiarlo, el profesor nos manda a leer un texto de su autoría llamado: “América Latina Globalización y Democracia”.
Éste es parte de los Cuadernos de Ciencias Sociales, producidos por el Programa Costa Rica de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), resultó interesante el que el documento estaba agotado, por lo que el profesor no los facilitó. Decimos que resultó interesante este hecho, porque luego de leerlo, supimos porqué estaba agotado. El documento constaba de dos trabajos: uno sobre la “Globalización, América Latina y Rusia”, y el otro, “Globalización, militares y educación en derechos humanos”.
En este cuaderno, don Rodolfo sostiene que las ideas que se han tenido sobre la globalización han estado equivocadas, esto, en el tanto, el proceso mencionado es complejo y nuevo, al grado de implicar la revolución científico – tecnológica.
Claro está, al ser un fenómeno nuevo, el autor dejaba abiertas sus ideas a la discusión, sin dejar pasar que la globalización era un fenómeno fundamental que influye y condiciona la democracia en América Latina.
Este texto, ha sido de lo mejor que hemos leído sobre el tema, es por eso que indudablemente se encontraba agotado, ningún autor que habíamos leído tocaba con tal integralidad la globalización: su concepto, sus características, su contexto socio – político, los efectos ideológicos y políticos en América Latina, las tareas pendientes de la consolidación democrática etc.
Era definitivo, estábamos ante un trabajo esencial para comprender el tópico en cuestión, creemos que tardará mucho tiempo para que este texto pueda ser superado por investigaciones posteriores.
Por aquel tiempo, yo trabajaba para una organización comunal, que a su vez compartía un proyecto particular con una central sindical. Parte de ese proyecto era la elaboración de un boletín. Se me pidió que escribiera un artículo para éste, yo basé mi escrito en las ideas del Profesor Cerdas.
Cuál sería mi sorpresa, cuando fui avisado de que estaba siendo citado por el secretario de la Central Sindical a una reunión para discutir el contenido de mi artículo, la cosa se aclaró rápidamente, para la Central, era posible oponerse a la globalización, yo sostenía lo contrario: ¡Fui objeto de censura!
Defendí mi posición, pero todo fue inútil, el artículo no sería publicado. Creo que esa fue la primera vez que se torpedeaba con censura un análisis político de mi autoría y plenamente basado en la formación que había recibido en la Universidad. Digo que fue la primera vez, porque posteriormente me pasó lo mismo en otras circunstancias, pero esa historia ahora no interesa.
Una tarde, en los pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales, me encontré a don Rodolfo y le conté lo sucedido, él me dijo que era lamentable que los grupos de presión no entendieran el contexto en el que se desenvolvían y me motivó a seguir adelante en una línea de análisis político crítico.
Como puede desprenderse a lo largo de estas líneas, para quien esto escribe, es un orgullo haber formado parte del último grupo de estudiantes a los que el profesor Cerdas les diera clases en la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica.
Poco después de jubilarse, la Asamblea de Escuela decidió hacerle un pequeño pero sentido homenaje, gracias a Dios, pude ser testigo de ese evento como uno de los representantes de los estudiantes ante esta estructura.
Allí se nos mostró don Rodolfo como un conversador coloquial, sumamente agradecido por el homenaje, recibiendo la sincera admiración del cuerpo de profesores, muchos de los cuales habían sido sus alumnos. Recuerdo que con gran orgullo hablaba de su hija María del Mar, quien en ese momento avanzaba en sus estudios de periodismo.
No pasaría mucho tiempo sin que volviera a ver a nuestro admirado profesor. En junio del año 2000, al Dr. Rodolfo Cerdas se le dedica la II Semana Nacional de la Ciencia Política. Por ese motivo, el 2 de junio de ese año, imparte una conferencia en la Ciudad de la Investigación del Alma Máter.
En esta conferencia, Cerdas plantea muchas de las preocupaciones que iría dejando plasmadas domingo tras domingo en su Columna “Ojo Crítico”, publicada por el periódico “La Nación”. En este espacio, reflexionó con gran severidad sobre nuestros gobernantes. Por cierto, que fue el hoy ex director del periódico y actual columnista, Eduardo Ulibarri, el que lo llevó a ese medio de comunicación.
Sobre la creación de “Ojo Crítico”, escribió el abogado y economista Jorge Guardia: “Fue un acierto. Le permitió levantar una tribuna de lectura obligatoria los domingos, salpicada de fino humor, lacerantes comentarios y un sentido crítico que muchos envidiamos”.
Y al respecto refuerza Vladimir de la Cruz: “Su columna Ojo Crítico era una provocación al pensamiento, a la conciencia lúcida del país, una lectura obligatoria a primera hora de cada domingo, para tirios y troyanos, un tema de conversación para algunos por los días siguientes”.
Volviendo a la conferencia de don Rodolfo en la II Semana Nacional de la Ciencia Política, una vez más, el actuar del profesor servía para alimentar mi trabajo. En ese momento, yo trabajaba para “Producciones Radiofónicas M y P”, que trasmitía sus programas para la hoy desaparecida (Y reaparecida hace pocos años), Radio Sonora.
Entonces, decidí grabar la conferencia para luego pasarla en los espacios respectivos. Creo que esa grabación solo la tenemos los organizadores del evento y éste servidor de ustedes.
Como la charla se llevó a cabo fuera de mis horas de trabajo y todos los insumos que utilicé eran de mi propiedad, la grabación también era mía, recuerdo que se trasmitió en los programas de la mañana (“Camino al Trabajo”) y de la tarde (“Realidad Nacional”) en Radio Sonora.
Además, tuve la oportunidad de llevarla a otro programa en el que colaboraba (Y aún colaboro): “Adelante”, que aún se trasmite en Radio Costa Rica. Esa difusión se llevó a cabo un sábado, generando gran entusiasmo en los oyentes.
VII
Como hemos visto, el maestro Cerdas era un prolífico escritor, hay dos textos en los que él habla de su infancia, ellos son: “ángeles con carabina” y “Entre el temor y la esperanza”, ambos publicadas en la obra colectiva: “Niñas y niños del 48 escriben”, libro del año 2001.
En el año 2005, se publica un nuevo estudio del politólogo Rodolfo Cerdas Cruz, este se titulaba: “Las instituciones de Integración en Centro América. De la retórica a la descomposición”. El libro refiere a la dinámica de las instituciones de la integración en la región, iniciando en los acuerdos a los que habían llegado los presidentes Centroamericanos en los años noventas.
Vuelve el autor a poner en la palestra el concepto de Centroamérica, desde la perspectiva geográfica, económica, histórica y política. A partir de allí, analiza la etapa que en ese momento está viviendo la integración, donde la creación de instituciones, fruto de los deseos surgidos de las cumbres presidenciales, chocaban con la realidad de este conjunto de países.
En esta lógica, dichas instituciones estaban abandonadas y sin financiamiento, mientras se alimentaba de recursos a otras estructuras poco útiles para obtener beneficios del proceso político en estudio.
En este trabajo, se muestra otra de las facetas de don Rodolfo: él, no se limitaba a solamente diagnosticar las problemáticas (Algo muy común en los científicos sociales), sino, a ofrecer soluciones a las dificultades encontradas.
La dedicatoria del texto nos permite atisbar otra de las características académicas del Profesor Rodolfo Cerdas. Pasamos a transcribirla: “Dedico esta investigación a la Cátedra Simón Bolívar y al Wolfson collage de la Universidad de Cambridge, que me brindaron una oportunidad excepcional e inolvidable. También a mis colegas y amistades del Centro de Estudios Latinoamericanos, por el apoyo y comprensión que me brindaron y por lo mucho que aprendí de todos ellos.
No así a mi computadora, una implacable enemiga tecnológica, que me hizo escribir este libro tres veces”.
Como ya lo hemos dicho, don Rodolfo fue profesor en universidades internacionales, se ha citado aquí su labor en Oxford, pero como también consta en la dedicatoria recién citada, tuvo el rol de Simón Bolívar Professor de la Universidad de Cambridge (Esto en 1999, siendo el único Centroamericano en ocupar esa Cátedra. Ese puesto ya lo habían ocupado personalidades del talante del ex presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso; el mexicano Carlos Fuentes; o el premio Nobel en literatura, el peruano Mario Vargas Llosa)
Del mismo modo, tal y como consta en la dedicatoria, fue nombrado Fellow del Wolfson College de la ya mencionada Universidad.
El otro aspecto es el apunte de humor respecto a su computadora. Siendo don Rodolfo una persona tan disciplinada, no dudamos que la computadora le diera más de un fuerte disgusto, tomando en cuenta el peso de la investigación que estaba realizando.
Tres años después, este autor ingresa en el ámbito de la narrativa, con un libro de cuentos bajo el nombre de: “La Cofradía de la Buena Sombra y otros relatos”, estos textos ven la luz en el año 2008.
Sobre esta faceta de la obra escrita del maestro Cerdas, opina Alfonso Chase: “Un aspecto apenas mencionado, por sus amigos y seguidores, es su capacidad por escribir de manera ficcional o testimonial. Cuentos, relatos, anécdotas. Obra menor en comparación de sus libros de ciencias sociales”.
También sobre este libro de cuentos escribe Armando Vargas: “…el autor sostiene un nivel de calidad artística en historias finamente construidas con un cierto humor negro y una elegante cuota de sarcasmo…”
En el año 2010, saldría publicado, el último libro del profesor Cerdas, fiel a sus preocupaciones se intitula: “Costa Rica en la encrucijada. Globalización, identidad y democracia”.
En ese libro quedan claras varias cosas: la primera, lo impresionante de los hechos sociales acaecidos desde la “caída del muro de Berlín” y que mi generación no ha sabido sopesar (Recuerdo que en una clase, el profesor nos hizo ver este punto) La segunda: su confirmación del concepto de globalización, tal y como la venía trabajando desde tiempo atrás.
Y la tercera, sus efectos sobre una Costa Rica que se encuentra reevaluando su identidad, y que corre el riesgo de perder lo mejor de sí misma, convirtiéndose en un simple destino turístico, echando por tierra sus éxitos como país democrático. Como es patente la última conferencia del maestro Rodolfo Cerdas, de la que hablamos en el primer acápite de este trabajo, prácticamente se basa en el libro mencionado.
El 6 de octubre del 2010, don Rodolfo es honrado con el Premio “Alfonso Carro”.
Precisamente fue Carro (Fallecido este año), quien en el pasado diera clases a Cerdas, quien le entregó el premio. El objeto del galardón es reconocer a un intelectual que haya alimentado el debate sobre Estado, democracia y derechos humanos, como hemos visto, a lo largo de esta exposición, el premio estaba más que merecido.
En su discurso el profesor Cerdas dijo: “dejamos de vivir ya una época de cambios, para ubicarnos en un cambio de época. Y es que muchos tienen una noción más o menos clara de gobierno, pero se requiere una noción de Estado como una totalidad mayor en dimensiones y significados. Cada vez que hemos tenido un gran presidente, estén seguros que él ha sido un portador de una noción clara de Estado que le ha hecho posible trascender la cotidianidad, sobresaliendo de una simple administración gubernativa”.
VIII
Ya hemos referido líneas arriba, el significado de la Columna dominical “Ojo Crítico”, que por poco más de 10 años escribiera don Rodolfo, el 11 de septiembre del 2011, se publicó su última columna .
Antes de comentar esa última columna, resulta totalmente rescatable el hecho de que pese a su quebranto de salud, Cerdas siguió escribiendo su columna hasta que se vio obligado a dejar de hacerlo (Precisamente la semana de su fallecimiento)
En esa columna del 11 de setiembre del 2011, el politólogo habla de otra de sus ideas centrales: la constante confusión en la actualidad, entre lo público y lo privado, en este punto las personas resultan perjudicadas, en el tanto, al final estas no son clientes y los servicios que se supone deben recibir tienen el defecto burocrático de lo público y el ansia de ganancias de lo privado. Esta fórmula en muchas ocasiones, produce corrupción.
A esto se une la crisis de los partidos tradicionales incapaces de convertir el descontento social en demandas canalizables por el sistema político, además de padecer de la imposibilidad de organizar y representar políticamente a la sociedad.
La respuesta a esta problemática, la deja el analista en manos de las juventudes, a los estratos medios y a aquellos que no tengan intereses electoreros. Hay una realidad clara: nuestros partidos políticos no pueden seguir basados en un “caudillismo salvador” (Y de nuevo, a estas alturas de nuestra historia, ¿No nos está sucediendo esto hoy?)
Cerraba don Rodolfo: “Se necesita un nuevo paradigma o referente histórico, social, económico y cultural, tan novedoso como creativo; no para cambiar el mundo, sino para salvar al país”.
Precisamente, sobre el cierre de la columna, el mismo coordinador de la sección Editorial del periódico, Julio Rodríguez (RIP), nos revelaría entretelones por medio de su propia columna, “En Vela”, el lunes 19 de setiembre de 2011:
“El 13 de setiembre pasado, al anochecer, recibí en La Nación, por Internet, un mensaje inesperado de Rodolfo Cerdas. Era un saludo de despedida y la notificación de un acto inusitado de responsabilidad en la hora suprema. Se conjugan en su nota el respeto a este periódico y a los lectores y, a la vez, el cumplimiento de su sentido del deber llevado al exceso. El “Ojo crítico” aplicado a sí mismo.
Decía así: “Estimado julio: Lamentablemente mi salud ha entrado en los últimos días en una etapa sumamente delicada, lo que me ha obligado a tomar la decisión de suspender la publicación de Ojo crítico a partir del próximo domingo. Esto significa que mi última columna fue la del pasado 11 de setiembre. Lamento realmente tener que tomar esta determinación, ya que he disfrutado mucho cada semana de estos más de diez años, escribiendo la columna, y solo lo hago forzado por las difíciles circunstancias. Afectuosamente, Rodolfo”.
He ahí retratado en toda su plenitud a don Rodolfo Cerdas.
IX
Para hacernos un panorama de lo que fueron las honras fúnebres de la prestigiosa personalidad a la que hemos dedicado este amplísimo artículo, nos es útil lo escrito el 20 de septiembre del 2011, por el ya citado periodista Armando Vargas Araya.
Su ataúd fue resguardado por una guardia de honor compuesta entre otros por el Director del Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica, ya en la Funeraria del Recuerdo, las gentes de diversas clases sociales se mezclaron para despedirle. Lo mismo hicieron representantes de partidos políticos como Acción Ciudadana, Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana.
Desde el momento de su muerte, varios sectores tanto del campo editorial privado como de la misma Universidad de Costa Rica, se plantearon el rescate de lo mejor de las columnas de “Ojo Crítico”, como de su obra completa. Valga decir que a cuatro años de su muerte, esta idea no se ha concretado, por lo que es nuestro deseo, que este texto sirva como recuerdo y acicate, para publicar la obra completa de don Rodolfo Cerdas.
Es por demás emocionante el modo en el que Don Armando Vargas Araya describe el final del entierro del maestro Cerdas, por eso citamos parte de esa descripción: “Concluido el depósito de sus restos en el Cementerio Obrero de la ciudad capital, gruesas gotas advertían sobre el inminente baldazo vespertino. Una tenue luminosidad dejaba ver aún el Cerro de la Cruz, el Pico Blanco y las montañas del Sur, majestuoso marco de fondo para la escena última de una vida consagrada a la madre Costa Rica, terruño de angustias y desvelos, gozos y esperanzas en el que continuamos la señora esposa, los hijos, los nietos, los discípulos y los amigos del egregio ciudadano que fue don Rodolfo Cerdas…”
X
Como es lógico, días después de las honras fúnebres, se comenzaron a escribir artículos respecto a la vida y legado del politólogo, nos permitimos transcribir unas líneas escritas por su hijo, Jaime Guillermo Cerdas, en el que retrata cómo su padre le sembró el valor de la tolerancia:
“Con él aprendí que los valores éticos y morales no son algo abstracto, sino que deben vivirse y aplicarse día a día, incluso y muy especialmente con quienes decían ser nuestros enemigos. Siempre me inculcó que estar en desacuerdo sobre un tema no significa necesariamente llevarlo a un plano personal y destruir las relaciones de amor y cariño que existen entre las personas”.
Como puede deducirse de lo hasta aquí escrito, es indudable que el maestro Cerdas era un humanista, era un hombre solidario. Al respecto, su hijo relata la siguiente anécdota:
“…Recuerdo un día cuando papá era diputado, pasamos en automóvil por el parque Morazán y, al dar una vuelta, observamos como otro auto golpeó el carretillo de un hombre mayor que limpiaba los caños. El carretillo se volcó y la basura quedó derramada por todos lados. El auto siguió su camino sin parar. Mientras yo miraba la cara de frustración de ese pobre hombre, mi padre estacionó el automóvil a un lado, y me dijo: “¡Vení conmigo, vamos a ayudarle!”. Todavía lo recuerdo cuando se quitó el saco y su corbata, se arrolló las mangas y nos pusimos a juntar basura en el puro centro de San José. Al final, terminamos todos tomando café con leche y comiéndonos unos “arreglados””.
Una visión del espíritu crítico del maestro nos lo brinda, el politólogo Constantino Urcuyo:
“Siempre fue una voz crítica, una voz que enseña que no hay que aceptar lo dado como se presenta y ver qué hay detrás”.
El mismo Urcuyo, relató una anécdota que ilustra el espíritu de lucha de Cerdas en sus últimos días:
“Recuerdo el último día que visitó mi oficina, el imbatible y luchador no quería que le ayudara a bajar las gradas. Lo ayudé y le dije: “No se resista amigo que para eso estamos los buenos amigos””.
No cabe duda… de un modo u otro, Cerdas era parte de la conciencia crítica de nuestro país, de un modo u otro, su nombre queda escrito al lado de grandes personalidades como Enrique Benavides, Roberto Brenes Mesén, Omar Dengo, Rodrigo Facio, Joaquín García Monge entre otros pocos.
Cerramos este texto – homenaje, con los pensamientos que sobre nuestro recordado maestro don Rodolfo Cerdas, expresara el ex Presidente de Costa Rica, Don Luis Alberto Monge:
“Su labor intelectual de elevado quilataje ha fortalecido el régimen republicano de nuestra democracia, iluminando el quehacer político a través de sus análisis críticos sobre la vida pública en nuestra entrañable nación.
El ideario suyo, de sano nacionalismo, abierto al diálogo de las culturas, se hermana con mis prédicas sobre las dimensiones política, económica, social de la democracia fundamentada en la justicia. Su pensamiento, quintaesencia de lo costarricense, es un valiosísimo activo intangible para la reconstrucción de nuestra cultura cívica muy merecida por las generaciones del siglo XXI”.
¡Honor al maestro don Rodolfo Cerdas Cruz!
Quiera Dios que quienes aquí quedamos podamos seguir valientemente señalando con ojo crítico las sendas por las que debe transitar este país.
Quiera Dios que podamos seguir velando por la democracia como lo hiciera el maestro.
Quiera Dios que nuestra patria reciba la bendición de grandes tribunos como lo fue don Rodolfo en su acción política.
Quiera Dios que se tenga siempre en la memoria tu vida y tu obra.
Gracias por todo, ilustre hijo de Costa Rica…