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“Los Moody Blues siguen siendo la Capilla Sixtina de la música popular”.
–Rolling Stone
Carlos Revilla Maroto
Esta columna es muy especial. Es sobre el grupo de los Moody Blues, y uno de sus álbumes, que resultó ser de los mejores de la historia de la música rock-progresiva. Sin lugar a dudas, los Moody Blues pertenecen a esa pequeña élite musical que puede afirmar con razón que crearon un auténtico hito en la historia del rock; un álbum tan infalible y asombrosamente único que su aparición no sólo elevó a sus creadores al reino de la leyenda eterna del rock, sino que influyó en miles de imitadores. Ese álbum es “Days of Future Passed” (Días del futuro pasado) de finales de 1967, del que voy escribir a continuación.Empiezo escribiendo de los Moody Blues que son, sin duda, mi banda preferida de rock-progresivo, y quizás de cualquier género. Cuando era un adolescente me marcaron para toda la vida. Tengo todos sus “discos” (CDs) de su época de oro (también tuve los de vinilo), aunque escucharlos de esa forma se volvió obsoleto. Hoy en día los sigo escuchando regularmente gracias a Spotfy. Anoto que los discos de vinilo volvieron con cierta fuerza, desbancando a los CDs, más que todo por su calidad en la reproducción, pero yo diría que son cosa del pasado y solo persisten por los audiófilos. La reproducción en streaming (Spotify) llegó para quedarse.
Aclaro que cuando hablo de los Moody Blues, me refiero a sus cinco integrantes clásicos: Mike Pinder, Graeme Edge, Justin Hayward, Ray Thomas, y John Lodge. Esto, porque antes y después hubo otros integrantes de la banda. Como dato apunto que la banda se formó en 1964, y se mantuvo activa hasta el 2018, cuando su último miembro original, el baterista Graeme Edge, se retiró de las presentaciones en vivo. Tras su retiro, el grupo dejó de realizar giras y actividades musicales. Posteriormente, Graeme Edge falleció en el 2021 a los 80 años. Ray Thomas, flautista y cantante falleció en el 2018 a los 76 años. Mike Pinder, último miembro fundador sobreviviente, falleció este 2024 a los 82 años. Sobreviven Justin Hayward y John Lodge, que se unieron en 1966.
El futuro del grupo parecía poco prometedor, hasta que en 1967 llegó Days of Future Passed. El disco fue el segundo álbum de estudio del grupo y el primero de su época clásica. Se grabó para mostrar las técnicas de grabación estéreo del nuevo sello de Decca Records, Deram. La discográfica había pedido al grupo que grabara versiones de música pop y clásica con una orquesta. En su lugar, el álbum presenta composiciones originales intercaladas con interludios orquestales. El álbum representó un importante punto de inflexión creativo para la banda. Fue el primero con el guitarrista y cantante Justin Hayward y el bajista John Lodge. El álbum es también el primero en el que participa el productor y colaborador Tony Clarke, y el primero en el que el tecladista Mike Pinder toca el Mellotron (un precursor del sintetizador). Estos cambios, combinados con un alejamiento de las versiones de R&B hacia composiciones originales y un concepto temático, ayudaron a definir el sonido de la banda para los siguientes álbumes, y le valieron al grupo un nuevo éxito comercial y de crítica.
Days of Future Passed es lo que se conoce como un álbum seminal. Este disco es especialmente importante porque marcó un punto de inflexión tanto en la música de la banda como en el desarrollo del rock progresivo y la música sinfónica. En los años previos los Moody Blues eran conocidos principalmente como una banda de pop y rock. Sin embargo, con este álbum, dieron un giro hacia una mezcla innovadora de rock y música clásica, incorporando orquestaciones complejas y un enfoque conceptual que los distinguió de otras bandas de la época.
El álbum fue grabado en los Decca Studios en Londres y fue una colaboración única entre la banda y una orquesta sinfónica, la London Festival Orchestra, dirigida por Peter Knight. El proyecto fue producido por Tony Clarke y fue uno de los primeros ejemplos de una banda de rock colaborando tan estrechamente con una orquesta. El disco tiene un concepto que gira en torno al paso del tiempo, y está estructurado como un “viaje” a través de un día típico, desde la mañana hasta la noche, explorando las emociones y los eventos de cada momento. El álbum se divide en varias secciones que incluyen una introducción orquestal, seguidas de piezas de rock que se fusionan con las composiciones clásicas.
El disco está dividido en dos lados. El primer lado se centra en la introducción del día con el icónico tema de apertura “The Day Begins”, y gradualmente introduce el sonido orquestal y la fusión con el rock a lo largo de temas como “Dawn: Dawn is a Feeling” y “The Morning: Another Morning”. El segundo lado aborda la progresión hacia la tarde y la noche, culminando con la reflexión sobre la vida y la muerte en la pieza final “Nights in White Satin”, que se convirtió en uno de los mayores éxitos de la banda.
Lo que hace a Days of Future Passed tan importante en la historia de la música es su fusión pionera de rock con elementos clásicos. En lugar de simplemente usar instrumentos clásicos como adorno, la orquesta es una parte integral de la composición, contribuyendo al tono y la atmósfera del álbum.
La canción “Nights in White Satin”, en particular, se convirtió en uno de los himnos más emblemáticos de la banda y un clásico atemporal. Su atmósfera melancólica y su fusión de rock con arreglos orquestales ayudaron a establecer una base para lo que más tarde se conocería como el rock progresivo.
Créditos del disco:
Los músicos: Graeme Edge (batería, voz), Justin Hayward (guitarras, voz), John Lodge (bajo, voz), Mike Pinder (teclados, voz), Ray Thomas (flautas, voz) con Peter Knight (director), The London Festival Orchestra. Realización: Tony Clarke y Michael Dacre-Barclay; productor ejecutivo: Hugh Mendl; ingeniería de grabación: Derek Varnals. El cuadro de la portada fue pintado por David Antsey.
Lados | Tema | Tiempo inicio |
---|---|---|
A1 | The Day Begins | 00:00 |
A2 | Dawn: Dawn is a Feeling | 05:50 |
A3 | The Morning: Another Morning | 09.39 |
A4 | Lunch Break: Peak Hour | 13:35 |
B1 | The Afternoon: Forever Afternoon (Tuesday?) / Time To Get Away | 19:08 |
B2 | Evening: The Sun Set: Twilight Time | 27:32 |
B3 | The Night: Nights In White Satin | 34:12 |
Days of Future Passed también fue uno de los primeros álbumes en presentar una narrativa cohesiva a través de una obra completa, algo que sería común en muchos discos de rock progresivo de la década de 1970. Además, su éxito inicial a pesar de las dudas sobre la viabilidad de una mezcla tan inusual entre rock y música clásica, abrió la puerta para que otras bandas experimentaran con sonidos más complejos y conceptuales.
El álbum no solo consolidó la identidad musical del grupo como pioneros en la fusión de géneros, sino que también influenció a una gran cantidad de músicos y bandas posteriores, desde los prog-rockers como Yes y Genesis, hasta otros artistas que buscaban experimentar con sonidos más sofisticados y menos convencionales en la música popular.
El disco es una obra clave que cambió la dirección de la música rock, cimentando a los Moody Blues como una banda visionaria dentro del rock progresivo.
Este es el playlist de Spotify del álbum como para que se den una idea:
Y si lo quieren escuchar completo está también este vídeo de Youtube
El disco ha sido citado por el Salón de la Fama del Rock and Roll y otros como uno de los primeros álbumes del género rock progresivo y uno de los primeros álbumes conceptuales de la música rock. Aquellos cuarenta y tantos minutos de magia publicados en 1967 bajo el título Days of Future Passed, pionero del LP «conceptual» y viaje musical a través de los días de un hombre, han llegado probablemente más lejos, literalmente, que cualquier sonido melódico deliberado jamás concebido. Uno de sus dos mayores éxitos de ventas con el paso del tiempo, galardonado con el estatus de Platino y apreciado en los años setenta por la obra maestra innovadora que era, acabó acumulando más de 100 semanas en las listas estadounidenses solamente, mientras que Nights in White Satin el sencillo, alcanzó el puesto 2, 1 y 1 en Estados Unidos en las listas Billboard, Cashbox y Record World respectivamente cuando se promocionó de nuevo como tal en 1972.
En 1993, Hoots Gibson, astronauta jefe de la NASA, voló personalmente con su avión a Los Ángeles para obsequiar al grupo con una placa con fotografías originales de varias misiones del transbordador espacial estadounidense, y una cinta montada que contenía Days of Future Passed y otro álbum posterior Seventh Sojourn. ¿Por qué? Para conmemorar que los astronautas disfrutaron de ambos discos en todas las excursiones estadounidenses a la estratosfera exterior. Con más de 16 millones de kilómetros recorridos en el proceso, la NASA terminó regalando cinta de audio con las grabaciones al Rock Café de Los Ángeles, en una ceremonia donde estuvieron presentes varios de los miembros del grupo.
En una notable carrera que abarcó más de 50 años, desde 1964 hasta el 2018, los Moody Blues se ganaron la reputación de romper barreras y sentar precedentes. Desempeñaron un papel clave en la expansión de los horizontes líricos y sonoros del rock; sobrevivieron a innumerables tendencias musicales con su integridad y popularidad intactas, y siguieron produciendo música para un público internacional multigeneracional y fanáticamente devoto. En resumen, los Moody Blues fueron una de las bandas más innovadoras, omnipotentes y exitosas del mundo.
La discografía del grupo es muy extensa, así que solo voy a mencionar los siete discos de su etapa clásica, que además, por lo menos para mi, son obras maestras y una muestra de su genio musical: Days of Future Passed (1967), In Search of the Lost Chord (1968), On the Threshold of a Dream (1969), To Our Children’s Children’s Children (1969), A Question of Balance (1970), Every Good Boy Deserves Favour (1971), y Seventh Sojourn (1972). Las cubiertas de los discos siempre fueron muy buenas, especialmente a mi me gusta mucho la de Every Good Boy Deserves Favour (Todo buen muchacho merece un favor) pintada por Sulamith Wulfing, una artista verdaderamente mágica. En la galería se pueden ver las portadas de sus siete discos de la era clásica.
En el anexo les incluyo una texto muy bueno y testimonial sobre Days of Future Passed, que tomé del folleto que viene en un box set de 5 CDs llamado Time Traveller, con la recopilación de sus mayores éxitos.
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Referencias: fuentes propias, Wikipedia, y otras fuentes menores en Internet.
Anexo
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A continuación, el quinteto tuvo la oportunidad de plasmar su ambicioso nuevo material en un LP, aunque de una forma muy indirecta. Justin recuerda: «Decca estaba haciendo que el público se interesara por el estéreo, que entonces estaba en pañales. Ya habían demostrado que los clásicos mejoraban con canales divididos y querían demostrar que la música rock también podía beneficiarse de ello».
«Querían que un grupo grabara la 9ª Sinfonía de Antonín Dvorak en clave de rock. En aquel momento estábamos en la discográfica y éramos baratos, así que nos lo pidieron. Después de regatear un poco sobre cómo íbamos a hacerlo, aceptamos involucrarnos en el proyecto siempre y cuando nos dejaran hacer el disco sin interferencias. Así que nos metimos en el estudio y, para Decca, estábamos grabando la sinfonía FROM THE NEW WORLD».
Lo que la discográfica tenía en mente era una adaptación de Dvorak para banda de rock y orquesta -los cinco debían añadir también letra- que sirviera de disco de demostración para exhibir las posibilidades audiodinámicas del nuevo y revolucionario sistema de sonido Deramic de la compañía. «Los Moodies y yo les seguimos la corriente», dice Clarke, “pero en realidad era un dispositivo para permitirnos pasar un peñasco por encima de la puerta del estudio y dirigir el manicomio”. En otras palabras, para hacer DAYS OF FUTURE PASSED.
La semana asignada al proyecto fue suficiente para que la banda grabara un ambicioso ciclo de canciones extraídas de su día a día, con números escritos y cantados por Hayward, Lodge, Pinder y Thomas. El arreglista y director de orquesta Peter Knight se prestó a la treta, proporcionando los interludios orquestales que servían de puente entre las canciones de la banda, pero su conjunto y el grupo nunca tuvieron micrófonos contiguos, como explica Justin Hayward: «Fue todo un poco frenético. En cuanto grabábamos cada tema, le enviábamos una copia a Peter, que escribía un enlace para la orquesta y lo grababa.
Cuando las dos partes estuvieron grabadas, volvimos a los estudios y lo mezclamos todo». Los segmentos sinfónicos, por cierto, fueron acreditados a The London Festival Orchestra, que no era una unidad de trabajo real, sino un nombre otorgado a los 48 músicos independientes contratados para la ocasión.
A continuación, por supuesto, llegó el día del ajuste de cuentas con quienes habían encargado y esperaban escuchar a Dvorak como nadie lo había hecho antes. Se reunió el panel semanal de ejecutivos y, excepcionalmente, muchos más. John Lodge: «Cuando llegó el momento de reproducir las cintas se hizo en el estudio con altavoces colocados en el escenario 40 o 50 personas, incluidas varias esposas y novias. Era la primera vez que los miembros de la banda escuchaban el álbum en su totalidad, con todas las canciones seguidas y en el orden establecido. Mientras escuchaba, estaba tan emocionado que se me erizaron los pelos de la nuca, pero cuando terminó, al principio reinó un silencio atónito. Al responsable de los singles no le gustó, ni tampoco al Director General, que dijo: «No se puede bailar; no se puede poner esto en una fiesta». Otros estaban desconcertados sobre quién lo compraría».
Sin embargo, se habían gastado el dinero y al jefe de la División Clásica le encantó, mientras que Hugh Mendl, un influyente empleado generalmente asociado con la música folk y los clises de espectáculos, le dio el visto bueno definitivo, al igual que Walt McGuire, el máximo responsable de la filial americana de Decca, London Records, Inc. De hecho, fue un empleado de la compañía discográfica quien ideó el título general del álbum que todos conocemos y amamos.
Incluso sin Dvorak, DAYS OF FUTURE PASSED constituyó un argumento innegablemente poderoso para el medio estéreo y se publicó en Gran Bretaña el 11 de noviembre de 1967, con un diseño de carátula ligeramente diferente al que la mayoría de los fans conocen. La oportuna mezcla de canciones de rock expansivo, cálidos tintes sinfónicos y evocadores pasajes hablados (estos últimos escritos por Edge y leídos por Pinder) del álbum no tardó en calar en el público, primero en el Reino Unido y Europa (donde el interés se vio estimulado por una actuación en directo de una hora de duración en Eurovisión TV en febrero del 68) y finalmente en Estados Unidos.
Los dos sencillos escritos por Hayward, NIGHTS IN WHITE SATIN y TUESDAY AFTERNOON, se convirtieron en clásicos casi instantáneos. Hayward dice de la primera canción: «Cuando la escribí, sabía que no se parecía a nada que hubiera hecho antes; tenía algo de desnudez. Era un chaval de 19 años cuando la escribí, y en realidad hay mucha sabiduría en ella de la que no me di cuenta en su momento. La canción me daba escalofríos cada vez que la cantaba y, en cuanto empezamos a tocarla en el escenario, todo nuestro comportamiento y actitud hacia nosotros mismos cambió. La gente se volvía loca por la canción mucho antes de grabarla; de hecho, la grabamos para la BBC varios meses antes de hacer DAYS OF FUTURE PASSED».
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Traducción de DeepL revisada por CRM
¡Excelente álbum! Muy impresionante al conocer la historia de su creación. Ya lo oí completo. Muchas gracias por la excelente reseña; me ayudó a apreciar mucho más el álbum.