Ocean Castillo Loría
En estos días, al politólogo Claudio Alpízar Otoya, se le publica una articulo intitulado: “>Volver a nuestro ADN”. En él, la idea central es que en el fondo, el costarricense, es, y siempre ha apoyado el modelo socialdemócrata.
Esto resulta muy interesante, pero dentro del texto, hay una idea que vale la pena reflexionar, dice el politólogo: “Hoy más que nunca el pensamiento socialdemócrata tiene espacio en nuestro espectro político como mejor alternativa de orientación política, pues solapadamente sigue presente en la mayoría de los costarricenses. Pero los partidos que se definen como tales deben cambiar; el Partido Acción Ciudadana (PAC) debe creer en el mercado y el Partido Liberación Nacional debe volver a creer en el Estado”.
“…el Partido Liberación Nacional debe volver a creer en el Estado”.
Esta frase debe ser digna de análisis, por más polémico que este resulte: la interrogante que surge es: ¿Cuándo perdió el Partido Liberación Nacional esa creencia en el Estado?
Liberación Nacional antes de ser un partido político permanente, tuvo una dinámica de trabajo ideológico incesante. De esto son testigos, el Centro Para el Estudio de los Problemas Nacionales y la obra inmensa de la Junta Fundadora de la Segunda República, liderada por Don José Figueres Ferrer.
Desde ese momento, pasando por la fundación del partido en 1951, hasta el gobierno de Don Daniel Oduber Quirós (1974 – 1978); la realidad política costarricense quedó marcada por el reformismo socialdemócrata, opuesta al conservadurismo de “los viejos liberales” que podríamos ejemplificar como “la época de Don Cleto y Don Ricardo” y al marxismo revolucionario, del que dijera el mismo Oduber, proclamaba “la revolución imposible”.
Dicho reformismo socialdemócrata, no desplazó ni echó en el olvido la reforma socialcristiana de Calderón Guardia (1940 – 1944), quien fue apoyado por el Partido Comunista (Vanguardia Popular) y su líder Manuel Mora Valverde; y la Iglesia Católica, con Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez.
La idea del reformismo socialdemócrata era que el Estado fuese el eje organizador de la sociedad en oposición al mercado, que era poco eficiente para la distribución de la riqueza. Es de este modo que se debe a Liberación Nacional y a los gobiernos de Figueres Ferrer, Orlich Bolmarcich y Oduber Quirós, la construcción y consolidación de un modelo de Estado de Bienestar.
Bajo el cobijo de estos líderes se fomenta un modelo de desarrollo, en el que se crea un gran aparato institucional público, que desde la perspectiva ocupacional y sus funciones, fortalece a la clase media y le abre una amplia gama de oportunidades a las clases bajas, por medio de la gran cantidad de servicios de cobertura universal que brindaba.
Sin miramientos, que es así como el Estado se constituía en el redistribuidor de la riqueza producida por la colectividad nacional. El Estado quedaba legitimado, las clases sociales, pese a sus diferencias, vivían un importante proceso de cohesión, esto sin obviar defectos o problemas, pero esta era la realidad de Costa Rica.
El modelo de desarrollo Liberacionista de aquellos tiempos, echó adelante una serie de políticas de cara a tener salarios crecientes, expandir la educación, el crecimiento del Estado como distribuidor de la riqueza y que ese Estado fuera un claro aliado del sector empresarial del país.
Es así como esa visión Liberacionista, claramente socialdemócrata, empujaba hacia el desarrollo y el progreso, repasemos someramente algunas de sus obras:
• Nacionalización de la banca.
• Creación del ICE.
• Fortalecimiento de RECOPE.
• Creación de la UNA.
• Creación del INVU etc.
Por su parte, la oposición tenía tres vertientes: una de corte socialcristiano, ligada en mayor o menor medida a la figura, ideas y obra de Calderón Guardia; la otra, de tipo liberal; este segundo grupo, con una clara falta de fe en el Estado y la tercera vertiente era la de los marxistas.
Es así como gobiernan el país Mario Echandi Jiménez (1958 – 1962) y José Joaquín Trejos Fernández (1966 – 1970); en términos generales, estos gobiernos fueron de claro accionar liberal, con algunos ribetes socialcristianos.
Luego del gobierno de Oduber, llega al poder Rodrigo Carazo Odio (1978 – 1982); los análisis sobre esta administración son variados: uno multicausal, que toma en cuenta factores como la crisis económica mundial, la crisis política centroamericana, el presunto agotamiento del modelo socialdemócrata y las contradicciones entre los diversos actores del sistema social costarricense.
Otro, defendido por científicos sociales de izquierda marxista, que hacen énfasis a las fuertes presiones que vivió Carazo por parte de los Organismos Financieros Internacionales, y algunos actores del sistema político costarricense, para ceder a fortísimos recortes en políticas sociales; por lo que el presidente opta por romper con dichos Organismos, defendiendo la soberanía nacional.
Un tercer enfoque, señala el estilo personalista de Carazo, de ahí el rompimiento de éste con su fracción legislativa; abordando también el agravamiento de la crisis económica, que según esta óptica, se ve más agudizada por lo que el enfoque anterior denomina “defensa de la soberanía nacional”.
Lo cierto es que independientemente del juicio que se tenga de la administración Carazo, su accionar resultó vital para el retorno al poder del Partido Liberación Nacional, y su candidato Luis Alberto Monge.
Es en su gobierno (1982 – 1986) que se comienzan a aceptar una serie de medidas de los Organismos Financieros Internacionales (Fondo Monetario Internacional; Banco Mundial etc.) que tienen un trasfondo ideológico: que el Estado deje de ser el eje organizador de la sociedad.
Aquí es donde comienza a responderse la pregunta: ¿Cuándo perdió el Partido Liberación Nacional esa creencia en el Estado?: una primera tesis es que dadas las difíciles circunstancias de aquel momento, Liberación Nacional, debió aceptar planes y programas que se oponían al modelo de desarrollo y Estado que este partido había defendido.
Sintetizamos algunas de las medidas de la administración Monge:
• Estabilización del tipo de cambio.
• Renegociación de la deuda externa (Donde el primer compromiso es pagar los intereses atrasados de ella)
• Política de salarios crecientes.
En este gobierno, dado el contexto se prioriza el tema económico por encima del tema social, es así como los acuerdos por ejemplo, con el FMI, no dejan de afectar a la clase trabajadora.
Una vez que se baja el déficit fiscal (Del 6 al 2 por ciento), se aplica un programa para la reactivación de la economía y se hacen importantes cambios en las funciones del Banco Central, con lo que se controla mejor el mercado de dólares.
En materia económica la administración fue bastante exitosa:
• Reinicio del pago de la deuda externa.
• Renegociación de esa deuda.
• Recepción de préstamos para programas económicos y sociales.
• Crecimiento económico de cerca de un 3 por ciento.
En el campo social, el escenario se miró complicado, por ejemplo, con la aprobación de la ley de “Autoridad Presupuestaria”, que cambia la esencia de la inversión social, transformándola en un gasto.
En resumidas cuentas, que a partir de este momento, Liberación Nacional desde el gobierno, comienza a reducir el control Estatal (pérdida de fe en el Estado) y se comienza a plantear el paso de actividades económicas del sector público al sector privado.
En la primera administración de Oscar Arias Sánchez (1986 – 1990), se comienza a percibir con mayor claridad la idea de reducir el Estado, de nuevo, aquí cabe un principio de realidad en torno a los gobiernos de Monge y Arias: los contextos propios de la década de los ochentas, obligaron a ambos gobernantes a llevar el eje ideológico del modelo de desarrollo, del centro – izquierda, al centro – derecha.
Un ejemplo de este giro fueron las medidas tomadas por la administración Arias, en lo que compete a severos recortes en la planilla Estatal, esto como fruto de la aplicación de los PAES I y II, al excluir a los sindicatos como actores en la negociación de las convenciones colectivas y recortes en el presupuesto de las universidades públicas. He aquí la aplicación de una política poco socialdemócrata (es decir, con poca fe en el Estado) y más bien, la concreción de una política con clara tendencia liberal (Con mucha fe en el mercado)
Luego de estas dos administraciones, el país fue gobernado por el Partido Unidad social Cristiana y su máximo líder: Rafael Ángel Calderón Fournier (1990 – 1994), éste, al igual que sus predecesores de la década de los ochentas, llevó adelante el ajuste a favor de la liberalización del mercado, pero bajo un ritmo de negociación con diversos sectores sociales (Un ejemplo de ello, fue la salida del Ministro de Hacienda de ideología liberal, Thelmo Vargas de su gobierno)
En 1994, Liberación Nacional vuelve al poder con su candidato, José María Figueres Olsen (1994 – 1998); Figueres, sustentó su campaña electoral en una posición que contemplaba, una fuerte crítica a las reformas que se habían llevado a cabo desde la administración Monge y que se habían profundizado con Calderón Fournier.
Figueres Olsen, expresaba que con las políticas de corte liberalizador, es decir, las políticas que no creían en el Estado, se estaban consolidando “dos Costa Ricas”: una, la de los ricos y otra, la de los pobres.
El candidato hablaba de un “Ajuste a la tica”. Es de este modo, que Liberación y su candidato parecían plantear ese “…volver a creer en el Estado”, con lo que se diferenciaba claramente del postulante socialcristiano, Miguel Ángel Rodríguez, quien tenía un claro pensamiento liberal o neoliberal, es decir: con poca o ninguna creencia en el Estado.
Figueres Olsen pasa por dos etapas en su gobierno:
• Estancamiento: Se enfrenta a la oposición socialcristiana.
• El pacto: firmado en abril de 1995, con el ex presidente Calderón Fournier, en el que se acuerda el desmantelamiento de importantes instituciones que reflejaban el eje rector del Estado. Se acordaba privatizar varias instituciones y modificar el régimen de pensiones del Magisterio Nacional.
El giro del gobierno de Figueres, dejó en el olvido su discurso de campaña: se profundizaba el modelo de liberalización económica. En esa línea, el 7 de agosto de 1995, la Fuerza Pública choca con un grupo de maestros que se manifestaban contra la reforma a su régimen de jubilación.
De igual modo, Figueres Olsen se mostraría de acuerdo con la apertura en el monopolio Estatal sobre las cuentas corrientes (“Más participación del mercado y restricción de la participación Estatal”); de hecho, este punto y la liberalización en el comercio de seguros, eran dos banderas del Partido Unidad Social Cristiana.
Como puede verse, de un modo u otro, desde 1982 hasta 1998, Liberación Nacional, impulsó una serie de políticas que trasladaban el eje organizador de la sociedad, del Estado, al mercado: Liberación actuaba con énfasis en la idea de dejar de creer en el Estado.
Creemos que hubo dos intentos claros de retomar esa creencia en el Estado, pero ambos fracasaron en el plano electoral: en las justas de 1998, Liberación Nacional y su candidato José Miguel Corrales, realizaron una campaña débil y negativa, de hecho, Corrales retomó con más fuerza el rol de oposición al modelo de liberalización económica, atacando inclusive al gobierno de Figueres Olsen.
En efecto, Corrales se mostraba más afín a las ideas de su partido en el periodo precedente a su fundación y hasta el gobierno de Daniel Oduber, pero no se percibían muchas tesis concretas en materia de sus planes y programas. Esto generó en muchos sectores del electorado un mayor escepticismo y desconfianza.
En aquel momento, la derrota para Liberación Nacional se preveía como aplastante, pero al final, se redujo a menos del 2 por ciento. Una de las explicaciones de lo sucedido, fue que el electorado liberacionista, actuó por lealtad al partido.
Al perder Corrales, se perdía la propuesta tradicional del PLN con una clara creencia en el Estado:
• Programas de bienestar social.
• Empresas económicas Estatales, de corte industrial para la sustitución de importaciones.
• El Estado empleador.
• Un gobierno de gran tamaño.
En 1999 la administración socialcristiana de Miguel Ángel Rodríguez, impulsa tres proyectos, para abrir los mercados de electricidad, telecomunicaciones y espectro radiofónico. A finales de ese año, con los votos de Liberación Nacional, se aprueba la fusión de esos tres proyectos en uno solo. Era el nacimiento de lo que se conocería como el “Combo del ICE”.
Una vez más, con la apertura se muestra que Liberación Nacional ya no cree tanto en el Estado como eje organizador de la sociedad, el “Combo” es aprobado a finales de marzo de ese año y la fracción legislativa de Liberación echará atrás, luego de una fortísima presión popular. Luego la Sala IV terminaría de echar abajo el proyecto.
Para las elecciones del 2002, las bases del partido eligen como candidato a Rolando Araya Monge, quien tenía una larga trayectoria dentro de la agrupación. Él reconocía que el partido tenía serios problemas en lo referente a la lucha contra la pobreza y la corrupción, pero su idea era llevar a Liberación Nacional a un reencuentro con sus raíces históricas.
Según su planteamiento, la reforma del Estado no pasaba por la privatización, sino, por la descentralización, el fortalecimiento de las municipalidades y la promoción de una mayor participación política de la ciudadanía.
Al final, Araya pierde en dos rondas electorales, y sostiene que Liberación Nacional no puede seguir siendo un actor secundario en un proyecto ideológico (El de liberalización económica), que desde su punto de vista el país no compartía.
El candidato ganador, el socialcristiano Abel Pacheco de la Espriella, gobierna del 2002 al 2006, y al comienzo de su administración cuenta con el apoyo hasta de ciertos líderes de Liberación Nacional, como por ejemplo, el hoy precandidato Rodrigo Arias Sánchez, quien fuera asesor de Pacheco.
El punto que iniciaría una importante división entre ese gobierno y los sectores del país que creían y creen más en el mercado que en el Estado, fue la negociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana entre 2003 y 2005. Pacheco había asegurado que no se daría apertura ni privatización de los mercados de seguros y telecomunicaciones, cosa que sí aceptó el grupo que negociaba dicho Tratado. Por ello, el presidente retrasará lo más posible, la aprobación del acuerdo comercial por medio de varios métodos.
Así, era evidente que desde 1998 hasta el 2006, el proyecto de liberalización de la economía estaba estancado. Es por esa razón que los sectores que “no creen en el Estado, y sí más en el mercado”, apoyaron firmemente al ex presidente Oscar Arias Sánchez, para que regresara al poder.
Pero en este punto, hay una diferencia con lo ocurrido de 1982 al 2006, en materia de la ideología de los partidos políticos tradicionales en el país. Hasta antes de la segunda candidatura de Arias, aunque se habían dado cambios en las políticas que llevaban adelante tanto Liberación Nacional como la Unidad Social Cristiana, ellos se presentaban ante el electorado, como defensores de la ideología socialdemócrata y socialcristiana respectivamente.
La contradicción entre las ideologías tradicionales de estos partidos y la práctica gubernamental era en muchos casos evidente, al final los partidos que estaban en la oposición criticaban al gobierno, pero a la hora de llegar al poder ejercían políticas parecidas, es decir, las del Ajuste Estructural, y su consecuente falta de confianza en el Estado como eje organizador de la sociedad.
En esta línea, las ideologías pasaban a segundo plano y con la caída del socialismo real, se incurrió en el error de pensar que “las ideologías habían muerto” y que, lo que debe aceptarse es el capitalismo globalizado, olvidando la posibilidad de globalizar valores como la solidaridad.
En fin, que al final se da una especie de desideologización, en la que se plantea que la única realidad es promover la libertad de mercado con la mínima regulación y que, esto no puede cambiarse.
Pues bien, como hemos dicho, con la segunda candidatura de Arias se da un cambio: con él se dirá que Liberación Nacional ya no defiende una “socialdemocracia clásica”, es decir, con una clara intervención del Estado en la economía, sino, una “socialdemocracia flexible”.
Es en esa administración donde se rompen los monopolios de seguros y telecomunicaciones, con lo que se sella la tesis de una mayor fe en la competencia y en la libertad de mercado para ser eje organizador de la sociedad.
Pese a ello, la actual administración de Chinchilla Miranda (2010 – 2014), ha tratado en ciertas áreas de procurar una mayor regulación de la que pretendía su antecesor, por ejemplo con el proyecto de ley de liberalización del mercado eléctrico, que ha recibido críticas de Arias.
En suma, la frase del politólogo Alpízar Otoya en el artículo mencionado es polémica: “…el Partido Liberación Nacional debe volver a creer en el Estado”, pero para volver a creer en el Estado Liberación Nacional debe tener conciencia que éste, debe ser instrumento del fortalecimiento de la clase media.
Hoy y a futuro, debe defenderse lo mejor del Estado reformista, del que fue constructor Liberación Nacional, y a partir de allí, promover ese reencuentro de ideas y valores que le permita al partido verdiblanco, “…volver a creer en el Estado”.