Monólogos con Pelé *
Lina Barrantes Castegnaro
En días pasados el asesinato de un muchacho en playas del coco, estremeció al país.
Que un grupo de chiquillos vaya a un bar en una playa, y que tengan una diferencia con el taxista, y que unas horas después alguien les avise que los andan buscando, que salgan huyendo y que alguno no lo consiga y termine muerto nos dejó atónitos, y conmovidos. Tristes y decepcionados.
¿Qué nos está pasando?
Imagino que esta pregunta nos la habremos hecho muchos costarricenses. Yo quiero esbozar una respuesta.
Una de las cosas que diferenció por muchos años a Costa Rica del resto de Centroamérica, fue la existencia de una enorme clase media. En Costa Rica, la pobreza no era como la del resto de Centroamérica, la mayoría éramos clase media, pero cuidado, los ricos tampoco eran como los del resto de Centroamérica. Hasta los años 80s, todos íbamos a estudiar a la Universidad de Costa Rica. Todos nos tomábamos un café en la Soda Guevara con una tortilla con queso. Todos, quiere decir, los que venían de colegios públicos, los de privados, los de nocturnos y los de técnicos. Todos nos sentábamos en el pretil. Todos –salvo contadísimas excepciones- viajábamos en el bus de la U. Los pocos que tenían carro, era un toyotita, o un datsun, o un hondita. Los que eran entonces los carros mas baratos del mercado. Al graduarse de la Universidad, unos pocos, mas por su talento que por su dinero, irían a estudiar afuera, casi siempre con becas.
Así eran los ricos. Los ricos no eran ostentosos, ni siquiera recuerdo si existían agencias aquí de carros caros.
Esto cambió radicalmente. Hoy, los muchachos ricos no van a la UCR, estudian fuera de Costa Rica. Los mas pobres tampoco, esos van a las universidades privadas, que les permiten graduarse mas rápido, que no tienen cupos restringidos para las carreras, y que tienen horarios mas flexibles, aunque la calidad de su educación sea mucho mas mala. Las universidades públicas se han convertido en un espacio para muchachos y muchachas de clase media talentosos. No basta con venir de un colegio privado para poder ingresar, y mucho menos con tener plata para pagar la matricula. Esta segmentación de la educación nos divide durante los 24 o 25 primeros años de nuestra vida. Un bebe que nace hoy con papás millonarios, no tendrá ninguna posibilidad de conocer a alguien que no venga de su misma clase social ni en el kínder, ni en la escuela, ni en el colegio, ni en la Universidad. Tendrá una idea muy monocromática de lo que es Costa Rica, y de lo que es el mundo. Los espacios de mezcla desaparecieron, como fue siempre en Centroamérica.
Los ricos, ahora son ricos. Ellos no se mezclan y sus hijos tampoco. Van a los supermercados de sus barrios –barrios cada vez mas estratificados- y tienen barreras que los protegen del resto de la sociedad … viven en guetos.
Los pobres también viven en guetos. Sus barrios muchas veces ya son barrios donde ni la policía quiere entrar. Sus hijos abandonan la escuela. Si no lo hacen, van a escuelas públicas cada vez mas malas. Están de previo condenados a no entrar a ninguna universidad publica, aunque terminen el colegio.
Todo esto para dibujar un país en el que las desigualdades cada vez son mas profundas. Un país en el que para muchos, al nacer, su suerte esta echada. Un país en el que en una feria de automóviles se venden muchos de $100 000. Un país donde unos pocos van a la playa en sus carros de cien mil dólares a sus casas de mas de medio millón de dólares, juegan con sus jet sky, no tienen calor con sus aires acondicionados, no les importa la sequía por que el agua no les faltará ni en su zacate, ni en su piscina, ni en su cancha de golf, toman vinos caros, comen delicias caras y lo exhiben frente a los que viven en un ranchito, sin agua, con calor, y sin ninguna perspectiva de que su pobreza cambie.
En eso hemos convertido a nuestro país. Por esta ruta, cada día nos acercaremos mas a Guate, el país que tiene mas helicópteros per cápita, por que el odio y el rencor construido por la desigualdad hace que cada minuto sea mas inseguro para los ricos transportarse. Esto no es un problema de “otros”. Esto es un tema cotidiano de cada uno de nosotros. No podemos como sociedad seguir permitiendo que la inequidad acumule odios y que cada día la vida sea mas difícil para todos. ¿Como conseguirlo? Para empezar, pagando impuestos justos. Tributando como se debe. Ese podría ser un principio. Que los ricos tributen como ricos y los pobres como pobres. Eso podría hacer variar la ecuación de la desigualdad.
* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.
Gracias Lina por un comentario tan atinado. Solo disiento en una frase «que la educación de las universidades privadas sea -a rajatabla- más mala que la de las públicas». El verdadero problema con la educación universitaria es su falta de pertinencia y su falta de contenido ético, en muchas carreras y en muchos programas, tanto de U privadas como de U públicas. Como sabés, cuento con ejemplos reveladores de ambos mundos.
Con el tema de las Universidades públicas,. las oportunidades en ellas se ha reducido, cada vez hay más limitaciones para que las personas ingresen, más alla de los exámenes y las notas; tiene que ver con aplicar a una carrera y si la nota no alcanza… no hay ingreso. Han reducido las opciones en cursos básicos (cuántos cursos de matemática básica había hace 20 años… cuántos abren ahora?) y en algunas carreras los cursos que habren sirven de filtro para que muchos estudiantes tengan que esperar al próximo semestre o año, para intentarlo de nuevo, o decidan mudar a universidades privadas que no te escatiman los curos. El costo esta bién, pero parece que no hay mucho interés en atraer a los alumnos. Tal vez porque no depende de la cantidad de alumnos que se garantice la sostenibilidad de la institucion, si el presupuesto para mantenerlas está disponible.