Monólogos con Pelé *
Lina Barrantes Castegnaro
Los costarricenses le debemos a don Pepe Figueres, casi todo lo que somos. El impulso de la imaginación de ese hombre extraordinario nos llega hasta hoy, su visión nos ha gobernado mucho mas allá de su muerte.
Finalmente, muchos años después de su muerte, su figura sobre pasó las diferencias partidarias, y todos los costarricenses, sin distingos, reconocemos a Figueres, no solo como el Fundador de la Segunda República, sino como el caudillo al cual nos debemos como nación.
En el Partido Liberación Nacional, que don Pepe presidió durante casi toda su vida, además se le tiene el afecto y el cariño que se le tiene a la familia, que se le tiene al padre.
Ahora, a casi 25 años de su muerte, todos se arrogan su representación. Todos saben lo que hubiera pensado don Pepe. Todos son los “dueños“ de don Pepe. Todos interpretan sus palabras, sus ideas.
Esta competencia por mostrar quien es más dueño de don Pepe, llegó al ridículo en la pasada campaña electoral, cuando los dos partidos mayoritarios fueron a visitar su tumba y su finca, cual perro que marca las esquinas para indicar qué y quién es suyo.
Hace tres días se produce una muestra mas de demagogia y politiquería alrededor de don Pepe: en las vísperas de la conmemoración del día de la Abolición del Ejercito, el historiador, hoy en el asiento de Presidente de la República, Luis Guillermo Solís, anuncia como gran cosa, que nuestro caudillo tendrá un espacio en una plaza que conmemora un acontecimiento histórico de 1889, cuando don José Joaquín Rodríguez, gana las elecciones y don Bernardo Soto se niega a entregarle el poder. Luego de la presión popular, don Bernardo lo entrega finalmente. Unos años después de estos acontecimientos, don Pepe nace en San Ramón. Costa Rica eternamente agradecida con el momento en el que el Doctor Figueres y doña Carmen Ferrer decidieron asentarse en nuestro país.
Este anuncio muestra la falta de generosidad, de seriedad, de respeto y de aprecio del costarricense. El Gobierno de la República condena a nuestro Caudillo, al hombre más importante del siglo pasado, al costarricense mas preclaro, a tener un complejo escultórico en una esquinita que conmemora otro evento.
Condenamos a don Pepe Figueres a morar en un precario.
Que vergüenza. Que vergüenza como costarricense. Que país más mezquino que no puede honrar a sus héroes como se debe.
Este 1 de diciembre de 2014, el Presidente Solís, no distinguió a don Pepe Figueres. Lo humilló. Condenó también a los jóvenes a que lo vean en un complejo escultórico con una estética muy cuestionada, en una plaza que no lo honra a él, sino que estará ahí de arrimado.
Triste forma de celebrar un día más de la Abolición del Ejercito.
* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.