Bienestar animal

Circunloquio

Yayo Vicente

Yayo

Yayo Vicente

Para la mayoría de los costarricenses alinearse con el Bienestar Animal, es sencillo. Costa Rica es un país pequeño con apenas 51.100 kilómetros cuadrados y con solo 5.2 millones de personas. Esa pequeñez se compensa con: 67 años sin ejército, sin pena de muerte, sin cadena perpetua, sin cárcel para las personas menores ni las mayores.

Trascender todas estas conquistas al mundo de los otros animales, es un paso lógico que hemos venido haciendo como sociedad humana. En forma desordenada, es cierto. Hemos sencillamente seguido el dictado de la conciencia.

En nuestro país, cumplimos 134 años de haber prohibido las peleas de gallos (Ley 47 de 1889), con lo que queda evidente el raigambre de la manifestación del interés de los costarricenses en el tema del bienestar animal. Desde entonces, muchos otros hechos, han venido consolidando esa actitud que ha sido permanente y constante, por ejemplo:

1912, don Ricardo Jiménez vetó el proyecto de ley que pretendía autorizar la riña de gallos. En la exposición de motivos podemos leer: «[…], porque ver correr dados es menos innoble que ver correr la sangre de animales sacrificados para solaz o en aras de la codicia de los jugadores«. (La Gaceta, 1912: 787-788).

1914, se crea la primera sociedad protectora de animales, una de las primeras del continente Americano.

1922, promulgación de la Ley de Juegos, N° 3, que en su Artículo 3 dicta: “El juego de gallos es prohibido. […]”

1959, promulgación de la Ley de Tenencia de Perros, N° 2391.

1972, se elimina la “tracción de sangre” de las ciudades de Costa Rica. Eliminar los carretones tirados por caballos, es todavía hoy una ambición de ciudades como Buenos Aires y Bogotá.

1980, Se prohíbe la importación de animales de pelea, Decreto Ejecutivo N° 11.572.

1989, se prohíbe matar al toro y la entrada a menores de edad en espectáculos taurinos, Decreto Ejecutivo N° 19.183. La “Fiesta Brava” que heredamos de nuestros colonizadores, la transformamos para no matar al toro. Lo que Portugal consigue recientemente.

1984, promulgación de la Ley de Bienestar Animal, N° 7451, la primera en esta temática del continente americano.

1997, se regula la experimentación con animales, Decreto Ejecutivo N° 26.668.

2002, se prohíben los animales en los espectáculos circenses, Decreto Ejecutivo N° 30.580.

2002, se dicta la Ley de Protección, Conservación y Recuperación de Tortugas Marinas, N° 8325, donde se establece en su artículo 6, que quien mate, cace, capture, destace, trasiegue o comercie tortugas marinas, será penado con uno a tres años de prisión

2004, se promueve la tenencia responsable de perros y gatos, Decreto Ejecutivo N° 31.626.

2006, con la Ley N°8495 se determina cual es la autoridad administrativa en el ámbito del bienestar animal.

2008, se reforma la Ley de Conservación de la Vida Silvestre, para establecer penas de cárcel (6 meses a tres años) a la caza ilegal.

2012, Costa Rica oficialmente apoya la iniciativa DUBA (Declaración Universal en Bienestar Animal).

2012, Voto Nº 4620-2012. Una sentencia jurisprudencial que determinó que “Los animales son merecedores de protección y un trato digno. En particular, la fauna domesticada se debe proteger del padecimiento, maltrato y crueldad sin justificación legítima, porque tal protección es reflejo de una racionalidad ética determinada, corresponde a una concienciación de la especie humana respecto del modo justo y digno con el que debe interactuar con la naturaleza”.

2012, Se presenta el proyecto, por iniciativa popular, ante la Asamblea Legislativa, para incrementar las penas a quien incurra en maltrato y crueldad animal.

2013, Decreto Ejecutivo Nº 37828-MAG, Emergencias SENASA, que contempla a los animales no humanos en situaciones de desastre.

2014, Ley N° 9245, Ley Contra las Peleas de Caninos

2017, Ley N° 9458, Importantes reformas a la Ley de Bienestar Animal y al Código Penal para incrementar las sanciones al maltrato y la Crueldad.

2022, Ley N° 10141, Servicio Municipal de Atención de Animales de Compañía.

Somos distintos a los demás animales por tres características: la arrogancia, el desarrollo tecnológico y la capacidad de discernir entre lo correcto de lo que no lo es. La verdad es que, si perdemos algo de arrogancia, ganamos algo de humanidad, nuestra tecnología no garantiza nuestra supervivencia, pero es la ética en nuestras acciones, la que nos refina espiritualmente.

Hace más de tres décadas que nuestras autoridades no persiguen ni matan a los perros que deambulan por nuestras calles sin supervisión humana (desde el último caso de Rabia Canina registrado en Costa Rica, que ocurrió en el poblado de Tempatal en La Cruz de Guanacaste en el año 1987. Este caso no fue autóctono, ya que se trató de un perro importado de Nicaragua).

Conforme la ciencia de la genómica avanza, se borran las fronteras entre las personas y el resto de los animales. Hoy las diferencias son pocas, los “brutos” resultaron tener inteligencia y las “máquinas” de Descartes, resultaron tener capacidad de tener alegrías y tristezas y de sentir dolor y placer, de elaborar ¡SENTIMIENTOS!

Tal vez somos distintos a los demás animales por tres características: la arrogancia, el desarrollo tecnológico, y la capacidad de discernir entre lo correcto de lo que no lo es. La verdad es que, si perdemos algo de arrogancia, ganamos algo de humanidad, nuestra tecnología no garantiza nuestra supervivencia, pero es la ética en nuestras acciones, la que nos refina espiritualmente.

Un mejor trato para con los demás animales, requiere un espíritu más evolucionado. Y como país hemos adecuado la legislación, para ajustarla a ese empeño, durante 134 años. Y seguiremos trabajando en esa dirección. Estos son algunos de los motivos que nos deben de impulsar a comprometernos con el Bienestar Animal. Lo debemos hacer, les reitero, motivados por razones éticas, y ambicionar en convertirnos en seres humanos mejores.

Los cambios culturales son incrementales y ocurren con esfuerzo y constancia. Lo aceptable en un determinado contexto, deja de serlo en otro. Tampoco es de esperar que todos, simultáneamente, modifiquemos nuestra manera de pensar. Cuando las razones son buenas, algunos pocos siempre se adelantan, pronto la gran mayoría los acompañarán y quedará un pequeño grupo, rezagado, queriendo anclarse en el pasado.

¡La ciencia nos desnudó! En el pasado no entendíamos la fisiología de los animales no humanos y en el presente, todavía algunas personas tratan a los otros animales con la misma ignorancia. Hoy está claro para el científico, que los animales no humanos cuentan con un sistema neurológico y un sistema hormonal, que les permite sentir y elaborar sentimientos.

La socialización del nuevo conocimiento debería causar un cambio de actitud. Pero confirmar esa nueva cultura en el marco legal de Costa Rica, es la culminación de un proceso y la promesa de continuar el trabajo.

La nueva legislación en favor del Bienestar Animal será la gran catapulta que nos llevará a iniciar en unos casos y continuar en otros, este camino por la decencia en el trato a los demás animales.

La sintiencia es la capacidad que tiene un ser vivo de sentir: emociones, dolor, bienestar, placer, miedo, afecto, alegría… y de percibir de manera subjetiva su entorno y sus experiencias vitales. En algunos animales incluso se documentan emociones complejas, como el duelo y la empatía.

Los filósofos del siglo XVIII utilizaron el concepto para distinguir la capacidad de pensar (razón) de la capacidad de sentir (sintiencia). En la filosofía occidental moderna, la sintiencia es la capacidad de experimentar sensaciones y en la oriental, la sintiencia es la cualidad metafísica de todo aquello que merece y requieren respeto y cuidado.

El concepto es relevante para los derechos de los animales no humanos y los deberes de las personas para con ellos. La sintiencia es la base de la capacidad de sufrir, y por lo tanto otorga ciertos derechos.

Los animales son seres sintientes, y esto significa que sus sentimientos importan. La “sintiencia” de los animales no humanos, debe incorporarse al bloque de legalidad, la razón es simple, NO SON COSAS.

No es solo desde la perspectiva científica lo que obliga a modificar nuestra actitud. Importantes cambios también han sucedido en el campo de la filosofía, de las religiones, y de la política, que abandonan el concepto animal-objeto, para hacer suyo el de animal-vida sintiente.

Con el cambio climático, estamos tomando en serio los ecosistemas y aumenta la empatía para con los otros animales. Al mismo tiempo, los mercados están siendo afectados por una sociedad cada vez menos tolerante al maltrato y la crueldad contra los animales no humanos, lo que redunda en una producción más acorde con esa nueva realidad.

Entender que las personas somos un animal privilegiado, nos permitirá actuar con mayor respeto para con los seres más débiles que nos acompañan. Las fronteras entre individuos y entre especies se están desdibujando. Nos dirigimos hacia un mundo que como dijo el gran poeta costarricense, Jorge Debravo, “de frontera solo debe quedar el aire”.

CIRCUNLOQUIO vene del latín circumloquium. El Diccionario de Real Academia Española lo define como: “Rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente”.

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