Suiza No. 50
Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com
Por supuesto antes de salir hice mis rigurosas prácticas de pronunciación y de gestos frente al espejo, hice gestos suizos, me peine a lo suizo y pronuncié mi francés a lo suizo: “bonyur mesie, bonyur madam”…“trrrrua”…“prrriii” …“combien sa cut” “trreee bo me sher”
“Que varas de mae Castrosalazar, la mona aunque se vista de seda…mona se queda.. ya verás”—se burlaron
Terminada mi práctica bajé hacía los cachivaches…Habían cosas de verdad increíbles y a precios realmente bajos, después supe que hay todo un problema no solo en Suiza, sino en toda Europa, relacionado con la ida de los güilas cuando crecen y ´la casa grande´ queda llena de chunches, los viejos se trasladan o los trasladan a un lugar más pequeño y más barato y ¨el qué hacer¨ con el chunchero se ha convertido en un incordio, por lo que los venden lo más rápido para poder moverse de casa y casi que a cualquier precio porque sale más caro o guardarlo o botarlo, y mucha gente que vende en los mercados de pulgas compra las cosas a esa gente que ocupa irse, y como dije: se los compra en nada…
“Castrosalazar que explicación más pajosa, solo porque te dio envidia el artículo que leíste sobre un grupo de arquitectas que viendo el problema se montó un negocio de ´ayuda a vaciar casas´ en ciudades europeas”—me dijeron con burla.
Sin hacer caso y sacando mis portes de ´galán suizo´ fui viendo cosas por los puestos, saqué pecho, metí panza, saludé a diestro y siniestro…bonjur mesié, bonjur madam, pregunté por algunas cosas y nos interesó una silla antigua, de madera buena…
Haciendo gala de mi francés, le pregunté al vendedor —que me parecía guanacasteco— “combien sa cut?” y el mae me vio con amabilidad y simpatía y me contestó en árabe, así como lo oyen en A-RA-BE, hice cara de tonto y cara y gestos de suizo que no entendió, entonces el mae me habló en francés…que apenas; entendí…claramente no era que el vendedor hablaba mal, yo soy el que entiendo mal…
“jajajaja Castrosalazar…aunque la mona se vista de seda…te lo dije.”—continuaron con la burla
Seguí preguntándole cosas, ya un toque agüevado porque por más esfuerzo con mi francés y mi pinta entrenada no dieron buenos resultados porque evidentemente no parecía suizo (ni en el hueso de la nuca), levanté la silla para tantear cuánto pesaba y si podía llevármela fácilmente a la casa (unos 50 m), y me dieron la estocada final: el vendedor no sé en qué estado físico me vio o qué gesto hice y eso—como les mencioné—que iba sacando pecho y músculos; me dijo:
“No se preocupe SEÑOR por el peso de la silla, yo se la llevo a su casa”
“jajajaja Castrosalazar…aunque la mona se vista de seda…le llevan la silla al viejito jajaja.”—siguieron ahora ya no con bromas sino con el choteo tico.
Un poco golpeado no la compré…
Regresé a la casa y “me enviaron a por la silla…”
Cuando “mi paisano guanacasteco, digo árabe” me vio hizo una cara de felicidad porque no había vendido mucho, tan buen gesto hizo que realmente valió toda la bajada de ligas que me había dado…
Le pagué, puse mi espalda y mis brazos en posición de levantador de pesas, hice para levantar la silla, algo me traqueó y “mi paisano” se preocupó en demasía y de nuevo me dijo que me llevaba la silla a la casa y yo con el honor destrozado, levanté la silla disimulando el esfuerzo y me la llevé para la casa…
“Castrosalazar: ya lo dijo claramente la tía Panchita desde hace más de 100 años…aunque se vista de seda…mona se queda”—me dijeron terminando mi paso por el mercado de pulgas.