¿Aumentó la corrupción?

Desde La Mina 2.0

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro@costarricense.cr

Mauricio Castro

Muchos de los que están actualmente en el Gobierno y en la Asamblea Legislativa han usado la palabra corrupción para calificar cualquier acto, “corrompieron” la palabra, la han usado tanto que ahora todo funcionario público o político es visto como corrupto, incluido ellos, aunque no lo crean…

He buscado la definición de corrupción simplemente porque me cuesta clasificar a todo el mundo de corrupto, yo no puedo creer que todo funcionario público o político es corrupto. Ciertamente hay corrupción, pero también hay abuso de poder que no es lo mismo, o derroche de fondos públicos que tampoco es lo mismo.

¿Entonces, qué es corrupción?

Googleando me encontré con esta definición: “…la corrupción es la práctica que consiste en hacer abuso de poder, de funciones o de medios para sacar un provecho económico o de otra índole. Se entiende como corrupción política al mal uso del poder público para obtener una ventaja ilegítima…” (Subrayado y negrita del original)

Visto lo anterior podemos concluir que para calificar de corrupto a alguien es porque tuvo provecho económico o de otra índole, en resumen porque se aprovechó.

Podemos dar algunos acasos y tratar de calificarlos, desde mi punto de vista:

“La trocha”: hubo corrupción, denunciada por el propio Ministro de Obras Públicas de entonces, que no estuvo involucrado del todo (inexplicablemente fue cesado). La corrupción en apariencia, como hemos visto, se dio en mandos bajos: entre ingenieros supervisores e inspectores de maquinaria. A la fecha no se han visto involucrado ni mandos medios ni superiores.

Salarios pagados en exceso a viceministras: yo no he visto que sea corrupción, pienso que hubo desconocimiento de la ley y de los procedimientos, hay plata pagada de más que deberá devolverse y según la ley, todo aparenta que los involucrados e involucradas tendrán que irse.

Salida de la vice de Vivienda y su nueva contratación: abuso de poder, jugarreta politiquera, pero no corrupción.
La platina: hasta ahora no hay demostración de actos corruptos, pero claramente hay ineficiencia del Estado y derroche de fondos públicos.

He de reconocer sin embargo, que si algunos de los que hoy están en el Gobierno y en la Asamblea Legislativa hubieran estado en la otra acera, en la oposición, hubieran calificado todos los ejemplos anteriores como corrupción, CORRUPCION, como ya lo ha dicho el mismo fundador del PAC, pero por el bien del país no podemos caer en lo mismo.

Lo triste de todo es que se pone a todo el mundo en el mismo paquete, sin diferenciar. Hace algunos años salieron fotos de alcaldes acusados de corrupción, y uno de ellos era porque había desobedecido el mandato de la Sala IV para construir un caño, pero en la foto lo pusieron con los demás.

No es justo meter en el mismo paquete a todo el mundo, pero como dicen por ahí el que sembró vientos ahora cosecha tempestades…los que hoy están en el Gobierno en la Asamblea fueron los que iniciaron con la clasificación de que Raimundo y todo el mundo eran corruptos, pareciera que el pueblo aprendió bien, y ahora ellos mismos son calificados así, aunque a mí en mi casa en La Mina, en Santa Ana, me parezca injusto.

Pero la encuesta realizada por la Contraloría General de la República así lo refleja:

“el 61% opina que ésta ha aumentado en los últimos dos años”

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Un comentario

  1. Luis Fernando Díaz

    Salud Mauricio
    Siempre leo con placer tu columna y, numerosas veces, estoy de acuerdo con tus opiniones, muy equilibradas, racionales, resultado de un pensamiento maduro.
    Sin embargo, en este caso, el de los sobresueldos irregularmente pagados a ministros y viceministras, me parece que, tal vez de buena fe, te has equivocado.
    Las cosas que son corrupción no se pueden disfrazar.
    Tampoco excusar, como quiere ahora hacer el gobierno, en la voz del periodista Herrera, atribuyendo el hecho a que era costumbre en gobiernos anteriores.
    Y, precisamente, ese es tanto el síntoma como la evidencia. Lo más corrupto de este gobierno no es, por supuesto, el pago, sino el ocultamiento, la postergación, la transferencia de culpas. Y, por si faltaba algo, cierran con esa especie de disonancia cognoscitiva de la viceministra quien lo «supone» una especie de violencia de género: que la noticia más atractiva («sexy» dice la «mal-educada») son ellas, por ser jóvenes mujeres (algún malintencionado agrega que le faltó decir jóvenes mujeres bonitas -sic-).
    Con todo aprecio,
    Luis Fernando Díaz

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