Ocean Castillo Loría
La historia de la prensa escrita en Costa Rica es extensa…
En 1833, aparece el primer periódico del país.
Para principios de la década de 1840, ya don José María Castro Madriz, tenía claro el valor de la libertad de prensa y en el ejercicio de esa libertad, el valor del control político…
La publicación diaria de periódicos, comienza en 1886.
En ese momento, no había un gran nivel de alfabetización en el pueblo (Cerca de un 10 %), pero trabajadores y artesanos, contrataban una persona que les leyera en las fábricas o talleres, mientras realizaban sus labores.
Entonces, mucha de la sociedad costarricense, era analfabeta, “pero estaba informada”.
En 1889, se funda “La Prensa Libre”.
Al año siguiente, llega el Cable Submarino a Limón, lo que consiente mejorar las comunicaciones. Éste permitía la trasmisión de noticias, que eran llevadas a San José. Ellas eran trasladadas por medio del tren (Antes de eso, el cable que nos servía, estaba en San Juan del Sur, Nicaragua. El traslado de las noticias era terrestre, por eso la distancia de la información que llegaba era de semanas o hasta meses)
Con el Cable en Limón, la distancia de los eventos y de las noticias, podía ser hasta de dos días…
Ahora nos tocará dar grandes saltos en la historia…
El 1 de junio de 2023, apareció la última edición del “Diario Extra”, conocido por el pueblo, como “La Extra” o “La mentirosa” (Ya tocaremos este tema), por lo pronto, no es de extrañar que, para hablar del desaparecido periódico, tengamos que platicar de otro, que se marchara antes de la circulación: “La Prensa Libre”.
Como ya hemos visto “La Prensa Libre”, se funda en 1889. En ese año:
- La dinámica política, está crispada: se dice que el gobierno quiere cometer fraude electoral, esto genera grades movilizaciones.
- El 7 de noviembre, las protestas darán origen a lo que luego se conocerá como el “Día de la Democracia Costarricense”.
- La participación de las mujeres, llevará al candidato y luego Presidente José Joaquín Rodríguez a hablar de la necesidad del voto femenino. Al año siguiente, muere la Heroína Nacional, Pancha Carrasco.
En este marco, nace “La Prensa libre”, éste será un verdadero periódico (Saldría todos los días), con 131 años de existencia. De ahí el título que tiene pese a su extinción: “El Decano de la Prensa costarricense”.
Éste pasó desde antaño, a ser propiedad de la familia Borrasé, luego de la turbulenta época de los cuarentas. Posteriormente, basó su sobrevivencia, en un público – meta de gente mayor: el periódico era de estilo conservador y no parecía de una línea editorial políticamente comprometida (Por ejemplo, la “visión liberal – económica” de “La Nación”)
Por otra parte, una de sus características más novedosas (Por decir algo, en los ochentas), fue su circulación vespertina, lo que le permitía incluir: “La noticia de hoy”: en ella, “no había que esperar hasta el día siguiente”, para tener novedades de la jornada.
En esas etapas: “La Extra” era menor que “La Prensa Libre”. La segunda, inclusive, llegaba a alquilar sus equipos de impresión a otros medios. Pero las cosas irían cambiando. De nuevo, para decir lo menos, durante la época de los ochentas, “al puro pregón”, “La Extra”, aumentaba su circulación. Para finales de los noventas, ella era mayor que “La Prensa Libre”.
Una evidencia de ello, fue la primera acción del Grupo Nación por competir con “La Extra”: la fundación del periódico “Al Día”, que, al fracasar, sería convertido en un diario deportivo, que, a la larga, terminaría desapareciendo.
“La Extra”, fue fundada en 1978 – 1979 por un hijo de don Andrés Borrasé, pero con un estilo y una línea editorial totalmente diferente: será ese medio, el clásico ejemplo dentro de la comunicación colectiva, del amarillismo y el sensacionalismo.
Al principio:
- El periódico no superaba las 12 páginas.
- Las secciones iniciales fueron: política, deportes y farándula.
- Después se sumaron notas: de regionales, columnas de chismes y notas de temas sobrenaturales.
- Al corto tiempo, se unirían fotografías de mujeres desnudas.
Políticamente, de 1979 a mediados de los 80, “La Extra”, “La mentirosa”, como la bautizaría el pueblo, entraría en las líneas editoriales de oposición al gobierno de don Rodrigo Carazo Odio (1978 – 1982); pero favorecería procesos de alienación, al enfatizar, aparejado a esa visión editorial, eventos fantásticos en sus páginas.
Junto a ello, en ciertas secciones, “La Extra” tenía sus particularidades: por ejemplo, en efecto, había cartelera de cine, pero se enfatizaba el programa del “Cine Center City”, que se caracterizaba por exhibir películas eróticas y espectáculos que fomentaban ese género (Las llamadas: “noches del bim – bam – bum”)
En este momento, para algunos investigadores, el medio era: “más populista que popular”, tenía una mezcla de corrientes: un populismo reformista y conservador (En términos del abordaje de notas nacionales, internacionales y la sección de “opinión), desarrollando tesis latinoamericanistas, pero junto a las “estadounidenses” y condimentado con una especie de: “participación popular controlada”.
Luego, el Diario pasará a manos de don William Gómez: la empresa crecerá: asumirá lo que fue, “Radio América Latina” y llegó a incursionar en la televisión: “Extra TV 42” (En términos noticiosos, era semejante al impreso); la penetración en lo que podríamos denominar: “las clases populares”, estaba relacionada con el modo de abordar las notas; y el culmen en el caso televisivo, llegó a la trasmisión de películas pornográficas los fines de semana.
En el caso del impreso, las imágenes que en algún momento se publicaban para ilustrar las notas de sucesos, comenzaron a ser tan criticadas, que, buscaron ser censuradas, de hecho, la hipótesis es que el medio se autocensuró.
“La Prensa Libre”, se convirtió en un medio de debilísima circulación. Aquí no puede olvidarse que, en términos empresariales, en épocas de economicismo, el tema del “prestigio histórico” no es tan importante. El periódico llegaría a dejar de circular en las calles o por suscripción, se quedaba con la página digital.
Finalmente, en 2020, este periódico ya en formato digital, terminaría desapareciendo. Esto, por dos causas fundamentales (Que tres años después, se repetirán con “La Extra”): el azote de la crisis económica alimentada por la pandemia de Covid – 19.
Entre tanto, “La Extra”, acumulaba fuerzas: en sus mejores tiempos, circularían unos 200 000 ejemplares: el amarillismo y el sensacionalismo, demostraban su éxito. “La Extra” era capaz de competir con “La Nación”. El botón detonante de consumo era generar el morbo del lector: esto por medio de redacción de titulares o de los cuerpos de las noticias (De ahí el apelativo de “la mentirosa”: los titulares inducían a ciertas conclusiones, se compraba el periódico y se veía que la nota trataba de otra cosa)
Sume a esto, el abordaje de las noticias de farándula, donde sus periodistas cumplían la directriz de hacer comentarios y preguntas “picantes e incisivas” …
Con este marco: “La Extra” competía con “La Nación”, con la diferencia de que el primer periódico no tuvo por años sistema de suscripción, el segundo, tenía ese servicio para reforzar las ventas… los dueños de “Extra”, en esa etapa, sostenían que “superaban a la Nación” en venta “al pregón”. Para algunos estudiosos del tema, esto era imposible.
Luego vendría un importante cambio: no se dejaba de cubrir sucesos, no se abandonaba del todo el lenguaje y el estilo: solo como ejemplo, las series de reportajes, coordinadas o escritas por el legendario Hugo Araya (“El Gato”): sirva como ilustración, la redacción y estilo de una serie de publicaciones llamadas: “Los archivos del Crimen Tico”.
Pero el giro se dio en la cobertura de “Nacionales”, así como en las páginas de opinión: se comenzó a contar con “plumas de primera línea”, quizás el culmen fue el suplemento: “Página Abierta”, donde tenían espacio escritores de centro – izquierda e izquierda. Además, se tocaban los temas con amplitud (Contrario a las páginas respectivas de “La Nación”, donde los articulistas, se decía que, por directriz de coordinación, les asignaban puntos específicos de los temas); en esta misma línea, se incorporaban secciones de cultura general y educación formal.
Ahora bien: conforme a algunos estudiosos, la mutación de esa posición más democrática, se daría después del referéndum del 2007 (Valga decir que, para el 2006, el Grupo Nación intenta de nuevo, competir con “La Extra”, es el momento de la fundación de “La Teja”), donde, después de la aceptación del DR – CAFTA, la línea editorial, se alineó más hacia la visión monetarista: de allí, que ellos lancen la hipótesis de “una nueva Extra”. En esta etapa, se refuerza la oposición a las administraciones del PAC (No se olvide que: “CR Hoy”, “La Extra” y el “Semanario Universidad”, destaparon el escándalo del “Cementazo”) y evidentemente, al gobierno actual.
Independientemente de ello, la sección más popular era: “Sentimientos en Conflicto”: las personas escribían a un denominado: “Profesor Corazón”, quien respondía con su sabiduría quizás propia de “la psicología común”. Resultaba interesante que, según un ex reportero del hoy medio desaparecido, era “todo un secreto”, quien escribía las respuestas, de hecho, los miembros de la sala de redacción lo desconocían (O decían desconocerlo)
Pasando este tema, es posible que se realicen trabajos futuros, de las razones del éxito comercial de “La Extra”, basado en su embone con los gustos y preferencias de importantes sectores de la sociedad costarricense (Para la realización de estas notas, descubrimos en un pequeñísimo “Estado de la Cuestión”, que los abordajes académicos recientes, se interesan por el trato de determinadas notas periodísticas)
En otro orden de cosas, ya hemos mencionado, algunas de las razones de lo que fue el cierre de “La Prensa Libre”. Ellas, junto a: la crisis petrolera, la escasez de papel, los altos costos de impresión y el fortalecimiento de la era digital, han alimentado la decisión posterior, del cierre de la “Extra”. A estas razones, debe sumarse el direccionamiento de la publicidad de la empresa privada y del gobierno.
Dichas razones, no anulan otra realidad objetiva: en el 2022, el “Diario Extra” informó que, había un conflicto interno entre propietarios, con acciones legales y reclamos por cientos de millones de colones.
Ese conflicto con una accionista, colocaba a la empresa: “Sociedad Periodística Extra Limitada” (Es decir: “el Grupo Extra”), en la posición de pagar al 3 de marzo de ese año, la suma de prácticamente seis millones de dólares.
Esto venía del 2004: el grupo empresarial, había adquirido una deuda con una dama de nombre: Dunia Ugalde. El compromiso inicial, era el pago de cuotas de 50 mil dólares mensuales, hasta completar la suma de 15 millones de dólares, parece que, como garantía: Ugalde, mantenía un alto porcentaje de acciones de la empresa.
Según la versión del Diario:
- La empresa venía pagando cuotas indebidas por presión de una socia.
- Por ello, la empresa la había demandado a ella y a sus hijos, ante los tribunales.
En la publicación de redes sociales que anunciaba el cierre, alegaba que era: “por diversas razones”.
“La Extra ha cerrado” y se han desatado los comentarios: para algunos, la responsabilidad pesa sobre aquellos que, “queriendo jugar de empresarios duros en el régimen monetarista, han perdido su propia herencia”.
“La Extra” ha cerrado: frente a este hecho, sobre todo, en redes sociales, ha vuelto a surgir la decadencia en la formación cívica de un importantísimo sector de la sociedad costarricense: “es simplemente un periódico”, “es un tema simplemente empresarial”, “el gobierno tiene que ver con el cierre”, “el gobierno no tiene nada que ver con el cierre”.
Independientemente de argumentos: el cierre de un periódico, es el silencio de una voz en el devenir democrático. Hay sectores sociales que están siendo silenciados, hay sectores políticos que están siendo silenciados, hay sectores económicos que están siendo silenciados, hay sectores culturales que están siendo silenciados, hay sectores deportivos que están siendo silenciados. Hay comunicadores, que ya no pueden dar su visión de la sociedad.
Y aquí viene lo absurdo: ¡Hay gente alegre por el cierre de un periódico!: en la decadencia de la formación cívica, en la decadencia de la democracia participativa, en la decadencia del pensamiento crítico, no debe darse luto en la prensa, ni en el periodismo (De todos modos, en este lodazal, dicen muchos, “la prensa es canalla”; y el gobierno, que no es ejemplo de formación patriótica, ha sido sentenciado por sus criterios, precisamente sobre la prensa)
¿Cómo puede haber luto en la conciencia nacional, si cada vez tenemos menos conciencia?
¿Cómo podemos preocuparnos de la pérdida de baluartes de control político, si el “control político es pecado y obstáculo para el ejercicio gubernamental”, según el discurso de muchísima de las clases gobernantes y políticas?
Regresamos a la historia brevemente: Don José María Castro Madriz, tenía claro que era mejor poseer una prensa crítica, que no tenerla. Hoy, nuestros gobernantes deben ser condenados por maltrato a la prensa; y hoy, se intenta ejercer amiguismo, tratando de favorecer a algunos medios, guardianes de una visión de mundo, amparadora del oficialismo.
Son ellos, con sus líneas editoriales, con sus amenazas explícitas e implícitas, los que no quieren el debate político, los que “quieren sacarse el clavo”, cerrando espacios a actores políticos, para dar sus análisis, sus comentarios, sus posiciones y de ellas, generar debates.
Con esto claro, cabe la interrogante: ¿Iremos en el mediano o largo plazo en el país, a una dictadura mediática de tipo populista? O ¿Será una dictadura mediática, con un claro rasgo de tiranía economicista?
Por lo pronto, el sistema de medios en Costa Rica, profundiza su tono monotemático: neoliberal en lo político – económico; “sociedad del espectáculo” y cuando conviene: altamente conservador en lo cultural. Como es obvio, este escenario debilita la democracia, pues ella no puede sustentarse en pocas alternativas: políticas, económicas, en medios de comunicación etc.
Una democracia, cuya libertad de prensa está atenazada entre la crisis económica y el populismo político…
Súmese a este gris panorama, que, mientras medios cuyos dueños, directores y periodistas que eran conocidos, desaparecen; una amplia red de trolles de los que desconocemos su identidad, se fortalecen, esto, por la única virtud de defender el grupo oficialista en el poder.