Alfredo González Flores: una visión socialdemócrata

Ocean Castillo Loría

Alfredo González Flores

I

El 8 de mayo de 1914, asciende al poder Don Alfredo González Flores, al cumplirse 100 años de este evento, vale la pena reflexionar sobre su figura, desde una perspectiva de izquierda democrática o socialdemócrata.

Un primer punto que no debe olvidarse, es que Don Alfredo, llega al poder como fruto de una negociación política, esto por cuanto ninguno de los candidatos en pugna (Todos adscritos a la ideología liberal), alcanzaron el 50% de los votos, que la Constitución de aquel tiempo exigía.

22 diputados, 17 que apoyaban al Dr. Carlos Durán, y 5 que apoyaban al primer líder del Partido Republicano Nacional (PRN), Máximo Fernández Alvarado, fueron los que terminaron eligiendo a Don Alfredo.

Don Alfredo, quien había militado en el PRN, pero era un claro defensor de una visión reformista, opuesta al liberalismo, ese viejo liberalismo, que podríamos denominar “De los tiempos de Don Cleto y Don Ricardo”.

II

En los mensajes al Congreso del Presidente González Flores, de 1914 a 1916, era claro que la concepción de democracia, no se limitaba al tema de la representatividad, sino, que se conceptuaba este régimen de gobierno, con una profunda veta social.

Para ello, era fundamental la intervención del Estado en la economía, por lo que ya siendo Constituyente en 1912, defendía la tesis de la creación de un Banco Hipotecario. La idea era arrebatar el control de la política monetaria a la oligarquía cafetalera.

Al momento de conocer el proyecto de ley, se impuso el pensamiento de la época: el Estado no debía intervenir en la economía…

A González Flores, le correspondió gobernar durante la aciaga I Guerra Mundial, por lo que se le dieron “poderes especiales”, así, el Estado, por mano de Don Alfredo, pudo emitir las directrices en el campo económico y de seguridad, para dar estabilidad financiera, comercial y agrícola al país.

En esa lógica, negoció con los banqueros el concretar una banca mixta, con una participación mínima del Estado, pero los dueños del capital se opusieron a la propuesta, la ideología liberal mandaba: “Es una ruptura a las leyes naturales de la economía, que el Estado interviniese en la banca”.

Ante ese escenario, Don Alfredo, emitió el decreto número 16, del 9 de octubre de 1914, donde se creaba el llamado: Banco Internacional de Costa Rica. En 1948, José Figueres Ferrer, nacionalizó la banca y hoy por hoy, se está discutiendo en la Asamblea Legislativa o se espera que se continúe discutiendo, el proyecto de ley de Banca para el Desarrollo, que parece (Ignorancias del autor), que busca recuperar el espíritu perdido de dicha nacionalización, ya que hoy, muchas estructuras del sistema bancario nacional, siguen en manos del Estado, pero operan o perecen operar (De nuevo las ignorancias) conforme al espíritu de bancos privados.

El Banco Internacional comenzó a emitir billetes, dándole ruptura al monopolio que tenía el Banco de Costa Rica, que como ya dijimos, estaba en manos de la oligarquía cafetalera.

De los cuatro millones de pesos que se emitirían, el 50% los usaría el gobierno y el otro 50% iría a un fondo de emergencia, tal fondo, sería clave en la lógica de hacer obra pública.

Y esa obra, consistió en mantener a flote nuestra economía basada por aquellos ayeres, en la agricultura, el comercio y la incipiente industria. Es decir, en apoyar a los sectores que la oligarquía no quería apoyar.

A finales de 1914, comienzan a funcionar las Juntas de Crédito Rural, que podría denominarse como uno de los primeros frutos de la democracia social. Con ello se arrebata el poder que tenían en sus manos los “garroteros comerciales”, sobre los pequeños agricultores y la industria ligada a ese sector.

En 1916, González Flores está plenamente enfrentado a los liberales, esos que parapetados en su pensamiento hacían buena plata y no querían pagar impuestos (Permítasenos expresar la ironía de que gracias a Dios, nuestros potentados de hoy, “ya no tienen esas ideas”)

Veinte años después, el ya depuesto Presidente, escribiría que el crédito debía ser manejado conforme a los objetivos del desarrollo nacional, y la política monetaria debía seguir las señales del mercado.

El enfrentamiento del que hemos hablado, entre González Flores y los liberales, le costó el golpe de Estado y los segundos, irían deprisa a ponerse a las órdenes de la dictadura Tinoquista (Con excepción de Ricardo Jiménez)

Por la fuerza se “derrotaban” las ideas que se oponían al Darwinismo social.

Por la fuerza, se derrocaba a aquel insigne ciudadano que cuestionó los “métodos democráticos”, con que la oligarquía dominaba el país.

De nada sirven los procesos electorales, si los elegidos no procuran el bienestar del pueblo, de nada sirve la expresión de la voluntad popular, si al final se gobierna para los poderosos que tienen el dinero.

Este mensaje tiene plena vigencia hoy, para quienes detentan el poder bajo la etiqueta de oficialismo y los que buscan ejercer su poder en los espacios respectivos, bajo la etiqueta de oposición.

Ambos, deberían luchar contra aquellas fortunas, que se hacen de la noche a la mañana, mucha veces, abusando del Estado mismo…

III

Don Alfredo fue exponente de algo que hoy, en tiempos de globalización, nos puede sonar extrañísimo: el nacionalismo costarricense. Es así como González, se convierte en un defensor de la patria, ante el imperialismo y la penetración del capital extranjero.

Hoy en tiempos de libre comercio, conceptos como penetración del capital extranjero y mucho más, imperialismo, suenan como palabras y conceptos vetustos, derivados mínimo, de la guerra fría.

Hoy muchos de nuestros liberales o neoliberales le dirían a González Flores: “No es tiempo de idealismos, la inversión extranjera debe ser atraída por la vía de los privilegios y ella resolverá nuestras deficiencias económicas”.

Frente a esa tesis, la visión de la izquierda democrática o socialdemocracia es, no oponerse a la inversión extranjera, pero no ser descuidados a la hora de abrirle las puertas.

Y ese cuidado que debe tenerse puede resumirse en una tesis simple: poner por encima de las transnacionales, el interés nacional (No vaya a suceder como ocurrió en algún país, donde en medio de las negociaciones de un importante Tratado de Libre Comercio, algunos miembros de un partido político de derecha, fueron al otro país con el que se estaba negociando, para recomendarle, que pidiera la apertura del mercado de seguros)

Una vez más, retornando a la historia, Don Alfredo se convirtió en un bastión en pro de la lucha por la nacionalización eléctrica, lucha que tendrá su culmen, con la creación del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), por parte de Don José Figueres Ferrer.

Así, por lo visto, el pensamiento y acción de Don Alfredo, tuvo tres vertientes:

– La sustitución de los monopolios bancarios privados.

– Una mejor distribución de la riqueza por la vía de la justicia tributaria.

– La defensa del nacionalismo, por la vía de la recuperación de las fuentes eléctricas.

En lo que sí convenció González Flores a los liberales, fue en la tesis de que la importación y distribución de la gasolina, debía estar en manos del Estado, de hecho, se debe a Don Ricardo Jiménez Oreamuno, la creación del monopolio de la gasolina (1924)

Asimismo, y como fruto del pacto entre el Partido Republicano Nacional de Don Ricardo y el Partido Reformista de Jorge Volio, que llevó a la presidencia al primero, es que se logra que los seguros pasen a manos Estatales (Se crea el Banco de Seguros, antecesor del Instituto Nacional de Seguros)

En 1930, bajo el gobierno de otro liberal: Don Cleto González Víquez, se crea el Servicio Nacional de Electricidad, del que Don Alfredo, es su primer presidente…

Luego vendrían otros tiempos: los del reformismo socialcristiano, la guerra civil o revolución del 48, el impacto del reformismo socialdemócrata (Figueres Ferrer, Orlich Bolmarcich, Daniel Oduber Quirós); el gobierno de Carazo… el inicio del giro neoliberal en el mundo, etc. Pero eso es otra historia.

BITÁCORA
Alfredo González Flores

Reseña Biográfica de Alfredo González Flores
1877-1962

Don Alfredo González nació en la ciudad de Heredia en el 15 de julio de 1877. Fue el primogénito de un numeroso hogar compuesto por dieciocho hermanos. Sus padres fueron Domingo González Pérez y doña Elemberta Flores Zamora.

Realizó los estudios primarios en las escuelas públicas de su ciudad natal, y los secundarios en el Liceo de Costa Rica de donde se graduó en 1896.

En 1897 ingresó a la Escuela de Derecho, obteniendo el título de Bachiller en Leyes en 1903.

Durante sus años de estudiante en la Escuela de Derecho, se interesó por todas aquellas materias relacionadas de las Ciencias Jurídicas, como la Filosofía del Derecho, Derecho Penal, Civil, Público, Romano, Comercial, entre otras. También se interesó por las Ciencias Económicas y su disciplina científica.

Desde sus primeros años de estudiante en la Escuela de Derecho, Alfredo González comenzó a intervenir en la política costarricense, combatiendo en contra don Rafael Iglesias.

Dedicado al comercio estableció un negocio en el Mercado Central de Heredia, para colaborar con el sostenimiento de su familia.

En 1898 viajó a Inglaterra, con el fin de radicarse en ese país y poner en práctica un proyecto comercial. Su estadía en Londres fue de mucho provecho para su formación intelectual. Le permitió ampliar y mejorar sus conocimientos de la lengua inglesa, la cual resultó de gran provecho durante su permanencia en Estados Unidos.

En 1905 regresa a Costa Rica y toma parte activa en la campaña política contra la candidatura del Lic. Cleto González Víquez. En 1910, fue electo diputado al Congreso para el período 1910-1914, durante la administración del Lic. Ricardo Jiménez Oreamuno.

Fue diputado, Primer Designado a la Presidencia y llamado al ejercicio del poder el 8 de mayo de 1914 por el Congreso, como resultado de un pacto entre las dos agrupaciones políticas con mayor número de votos: el Partido Republicano y el Duranista, porque ninguno de los tres partidos en lucha obtuvo en las elecciones la mayoría absoluta.

Llegó a la presidencia cuando el país atravesaba por momentos difíciles. Gobernó durante la Primera Guerra Mundial lo que trajo graves consecuencias para la situación financiera del Gobierno. Al negarse los bancos a facilitarle crédito, creó el Banco Internacional (hoy Banco Nacional) con poder para emitir moneda. De ahí en adelante el Estado entró a competir con la banca privada. Debido a sus ideas revolucionarias en el campo económico y fiscal, tuvo gran oposición. Más que un administrador, fue reformador.

Durante su administración, fundó la Escuela Normal de Heredia en 1915 y el Banco Internacional de Costa Rica (hoy Banco Nacional). Creó las Juntas de Crédito Agrícola, que logró el resurgimiento de la vida económica, comercial e industrial del país. Estableció los Almacenes Generales de Depósito, el sistema de Tributación Directa y la Ley del Impuesto de Beneficencia.

Se le considera una autoridad en cuestiones financieras y un gran precursor de la democracia dinámica. Era confiado y por estar tan dedicado a la realización de su obra administrativa, no hizo caso de las advertencias sobre deslealtad de sus colaboradores.

El 27 de enero de 1917, su propio Secretario de Guerra y Marina, Federico Tinoco, se hizo fuerte en los cuarteles y lo derrocó.

Siguió el consejo de sus otros ministros que pensaban en su seguridad personal y abandonó el país con rumbo a Estados Unidos de América, donde vivió tres años.

A finales de 1919 regresó a Costa Rica, e hizo publicar un documento llamado: «Manifiesto a mis conciudadanos».

A partir de ese momento, don Alfredo se apartó completamente de la política, escribiendo en muchas oportunidades artículos, los cuales publicaba en los medios de comunicación.

Posteriormente fue representante de Costa Rica en el exterior, trabajó en beneficio del reconocimiento de los derechos del país en distintos foros internacionales.

En mayo de 1922, contrajo matrimonio con doña Delia Morales Gutiérrez. Ese mismo año representó a Costa Rica como abogado ante Mr. White, el Chief Justice de los Estados Unidos.

Fue fundador y Presidente de la Junta Nacional de Electricidad. Ejerció la Presidencia de la Junta de la Escuela Normal y de la Municipalidad de Heredia.

Su último cargo público fue como presidente de la Junta Directiva del Banco Nacional de Costa Rica en 1936, pero a fines de 1940 se vio obligado a renunciar a su cargo por motivos de salud.

Se le declaró Benemérito de la Patria el 23 de julio de 1954.

Murió en Heredia el 28 de diciembre de 1962, a la edad de 85 años.

El presidente de la República, don Francisco J. Orlich, en las honras fúnebres dice lo siguiente:

«Don Alfredo González Flores forma parte de los inmortales, de aquellos que nunca mueren porque su luminosa huella continuará animando la existencia de Costa Rica. La vida y obra de don Alfredo es uno de los mejores ejemplos que los costarricenses debemos tomar de inspiración».

Algunos de sus escritos más importantes son:

Mensajes Presidenciales (1914, 1915, 1916)
Una conversación con el pueblo (1916)
Manifiesto a mis compatriotas (1919)
El petróleo y la Política en Costa Rica (1920)
La crisis Económica de Costa Rica, su origen y proceso (1936).

Algunas de sus obras son:

Escuela Normal, hoy Universidad Nacional.
Escuela Braulio Morales.
El palacio municipal de Heredia y el edificio de Correos y telégrafos de San José, inaugurados entre 1914 y 1916 respectivamente.

Homenajes:

Un parque situado al norte de la ciudad de Heredia, lleva el nombre de «Parque Alfredo González Flores». Es un reconocimiento de la Municipalidad de Heredia por sus múltiples servicios prestados a la ciudad.

La Directiva del Banco Nacional de Costa Rica, en su edificio central en San José, colocó un busto de don Alfredo y rindió en su honor un homenaje por haber sido el fundador de esa institución.

El Liceo Nocturno de la ciudad de Heredia, lleva su nombre por los múltiples servicios en beneficio de la escuela y la educación costarricense.

Fue un hombre preocupado también por los ancianos; pues al morir dispuso en su testamento un capital de cinco millones de colones para la fundación de una institución que bautizó como «Hogar para los ancianos». Esta institución está ubicada en la provincia de Heredia.

Fuente: elespiritudel48.org

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