Segunda ronda, una campaña diferente

Desde mi perspectiva

José Francisco Bolaños Arquín

José Francisco Bolaños

He decidido escribir nuevamente un artículo relacionado con el desarrollo de la campaña electoral, en esta segunda ronda que concluirá en menos de una semana, el próximo domingo 1 de abril, de donde saldrá nuestro próximo presidente entre Fabricio Alvarado de Restauración Nacional y Carlos Alvarado del Partido Acción Ciudadana.

Con mucha atención, me he dedicado a analizar los comentarios que se generan en las distintas redes sociales en las que participo y se nota que la mayoría de ellos, están enfocados a temas religiosos, corrupción, información no veraz y noticias falsas y se quiere denigrar a los candidatos con el fin de disminuir el caudal electoral del los contrincante.

Los insultos, el odio y el irrespeto, están a la orden del día, sin importar la dignidad de las personas y lo más preocupante es que vienen de todos los estratos sociales, culturales y educativos.

Son pocos los comentarios dedicados a analizar los verdaderos problemas por las que está atravesando nuestro país en el campo político, económico y social y que tocará a la próxima administración, lograr un efectivo acuerdo nacional, a fin de buscar soluciones que favorezcan al desarrollo.

Uno de ellos de los mayores retos que tendrá que resolver será el creciente déficit fiscal, que se ha venido postergando desde los últimos años y que representa el 6.2%, el más alto en las últimas décadas.

En la Asamblea Legislativa se encuentra en discusión el Proyecto de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas que de aprobarse, generará el equivalente al 1.9% del Producto Interno Bruto, cantidad importante, pero no la solución a esta problemática, si no se toman las medidas adecuadas para el control, la contención y calidad del gasto público.

El presupuesto para este año es de ₡9.3 billones de colones, de los cuales ₡5.2 billones se financiarán con impuestos; la diferencia de ₡4.1 billones de colones, se hará a través de endeudamiento que crece como la espuma; la deuda pública del Gobierno es de alrededor del 50% del PIB; con el agravante que las calificadoras de riesgo nos podrían degradar aún más la calificación de la deuda costarricense de BB-, debido al elevado déficit fiscal y la ausencia de reformas que la solucionen.

De ese presupuesto el 95% tiene un destino específico como lo es salarios, pluses salariales, pensiones y amortización e intereses sobre los préstamos, por nombrar algunos de los egresos y el otro 5% es insuficiente para otras inversiones.

La pobreza en las últimas dos décadas se ha ubicado en el 20% (con leves variaciones), el desempleo un 9.3% y un creciente sector informal cercano al 45% de la fuerza laboral, que representan unas 850.000 personas, que no encuentran trabajo, (la mayoría no tienen acceso a la CCSS y los que desean hacerlo, les piden muchos requisitos). Esta situación que es prioritaria, amerita facilitarles su ingreso de afiliación como trabajadores independientes, tanto para ellos para como su grupo familiar; lo que contribuiría con ingresos frescos para mejorar la solvencia y estabilidad financiera de la Institución).

Otra opción para fortalecer el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte, como lo expresé en el artículo: “La obligación de asegurar la solidez del régimen del IVM”, publicado el 29/05/2017 en Cambio Político, en donde expresé que. “Al Banco Popular y Desarrollo Comunal, creado en junio de 1969, se la gira mensualmente el 1% del salario de cada trabajador como ahorro obligatorio y el 0.5% por parte del patrono. Considero que el Banco Popular está en una situación económica y financiera muy sólida; por lo que se podría contemplar la posibilidad de traspasar ese monto, parcial o total para que lo administre el régimen de IVM”.

Así las cosas, se requiere contar con urgencia de un presupuesto más equilibrado, con un déficit fiscal que gire alrededor al 3% (que es perfectamente manejable), en lugar del actual de 6.2%, que de no tomarse las medidas urgentes, el próximo año será del 8% o superior.

De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, la evasión fiscal es de 8.2% del PIB, es por eso que se debe fortalecer la Dirección de Tributación Directa con la meta de bajar al menos un 2% en los próximos cuatro años. En relación con el contrabando, algunos señalan que es mayor al 2% del PIB (meta disminuir un 1%), mayor control de las aduanas y fronteras e invertir en la Policía de Control Fiscal para hacer más efectiva su labor.

Con respecto a las transferencias, éstas deben entrar en un proceso estricto de análisis y recorte si así lo requiere. En los últimos 10 años el gasto del Gobierno Central (incluye los tres poderes de la República), ha aumentado considerablemente, hasta alcanzar en este 2018 el 9.6% del presupuesto y la no despreciable suma de ₡3. 345.955 millones de colones anuales. Las transferencias a las demás entidades, prácticamente se duplicaron de 3.4% a 6.3% del PIB en los últimos doce años. Como es bien sabido, algunas Instituciones no cuentan con la capacidad gerencial y operativa y se manifiesta al final del periodo, ya que no ejecutaron el presupuesto en su totalidad y quedan con superávit. En este rubro, se podría ahorrar al menos el 1%

Pero para lograr un mayor éxito en la optimización del presupuesto y llevar el déficit a niveles controlables, es vital no postergar por más tiempo una adecuada modernización y reestructuración del Estado costarricense, con el fin de lograr una mejora sustancial en los servicios que se brinda al ciudadano y al sector empresarial.

Un Estado más moderno, con mayores ingresos, un control más eficiente de los gastos, creará las bases para un crecimiento más acelerado de nuestra economía. Nuestro país requiere de mayor inversión en infraestructura rezagada por muchos años, la modernización del transporte público, incluyendo un tren urbano de primer mundo (mayor utilización de alianzas público privada) y la sectorización de las líneas de buses.

Además de mejorar la atención en la salud y la disminución de las listas de espera, dotar de una mayor facilidad de acceso a vivienda para las clases medias y más desprotegidas, una mejora educativa, una lucha frontal contra la delicuencia que está creciendo aceleradamente, el impulso al crecimiento del turismo y una mayor atracción de inversión extranjera directa; favorecerán la generación de empleo y la riqueza. Nuestro país cuenta con todos los elementos para convertirnos en un país desarrollado.

“Estamos a tiempo de actuar con prontitud, para luego no lamentar”

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Administrador de Negocios

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