El Zohar en el pensamiento universal (III)

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Con esta tercera entrega seguimos resumiendo sobre el libro de El Zohar en el pensamiento universal, terminamos de comprender lo referente a lo místico y de la Cábala de las diez sefirot, que son los atributos espirituales revelados por Dios El Eterno. En la primera entrega escribimos sobre la Voluntad Divina del Creador; en la segunda entrega nos referimos a las tres primeras y principales sefirot: Keter (corona), la jojmá (sabiduría) y la biná (entendimiento). Seguidamente me refiero a las siete restantes de una forma resumida; para complementar la totalidad de las diez sefirot que es la voluntad limitada de Dios, porque El Señor lo quiso así a la hora de crear los mundos; ese fue su objetivo que se fijó a Sí mismo. Esta es la Luz Infinita que nos la difunde o revela a través de las sefirot; es lo fundamental de su fuerza espiritual que otorga existencia y sostiene los actos de entrega y generosidad de los que somos testigos en este mundo.

Seguidamente los poderes del Creador y Su voluntad de dar existencia a los seres humanos y mantenerlos vivos: las siete sefirot restantes son inferiores y provienen de las raíces de la acción. La número 4-jesed (bondad) es cuando El Eterno quiere obrar con generosidad, envía Su Luz y su voluntad a través de la jesed, es la entrega. La número 5-gevurá (poder) es cuando solo los juicios provienen de ella, se realiza de acuerdo al comportamiento humano, y por eso al Poder Directivo se le denomina el Poder Directivo de la justicia; esta sefirot se caracteriza por su limitación y restricción, y éste es el juicio en que se sentencia a cada uno de acuerdo a sus actos. La número 6-tiferet (belleza) es parte del estadio del despertar emocional, el corazón se entusiasma y siente, se dimensiona en el torso del cuerpo humano. (Op.cit. Pág.44 a 55)

La número 7-netzaj (victoria) si establecemos un paralelismo con el cuerpo humano, corresponde con la pierna derecha, el riñón y el testículo. Es parte de las sefirot de la construcción o realización. La cualidad de la sefirá de netzaj es la de guiar de acuerdo a la bondad (jesed), pero no según la bondad pura sino integrada con el juicio. La número 8-hod (esplendor) es el juicio integrado con la bondad, y un ejemplo de esto es “un hombre malo que prospera”. Al malvado le parece que le están haciendo un bien, pero la verdad es que lo que está recibiendo es la retribución a los pocos méritos que obtuvo en este mundo; lo que de verdad se merece lo recibirá en el Mundo Venidero. Éste es un ejemplo del juicio integrado por la bondad. La número 9-iesod (fundamento) si establecemos un paralelismo con el cuerpo humano, corresponde con el órgano sexual, son los reproductores; es decir en el hombre físico la función de los órganos es traspasar del aspecto masculino al femenino.

La número 10-maljut (reino) si establecemos un paralelismo con el cuerpo humano, corresponde con los pies y la corona del órgano sexual. La sefirá de maljut no es activa ni en la planificación ni en la realización. Ella sólo recibe, y no posee nada por sí misma; se le compara con la Luna, que recibe su luz del Sol; recibe su poder espiritual de las demás sefirot. Conforma la raíz espiritual de todas las criaturas, actuando como conductora y receptora de todo lo que les llega; es decir las raíces espirituales se desprenden gradualmente a través de las sefirot, inicia con la keter hasta llegar a la última, la maljut. En síntesis la función de esta última sefirá es traspasar a las criaturas toda la abundancia que llega desde los niveles superiores. Al recibir más la maljut, se da más abundancia en todos los seres humanos.

Entonces nos queda claro con lo anterior que existen tres grupos en que se divide las 10 sefirot: 1) keter, jojmá y biná, concernientes al pensamiento. 2) jesed, gevurá, tiferet, netzat, hod y iesod, concernientes a la realización y 3) maljut, concerniente a la recepción y traspaso.

Asimismo entre estas sefirot, se subdividen en subgrupos, conforme a las líneas de la derecha, izquierda y media. La línea derecha se denomina la línea de la bondad, la izquierda es llamada la línea del juicio y la central o media se denomina la línea de la misericordia. En el Zohar se indica lo siguiente: “Job expresó: “Desde mi carne veré a Dios”. La Cábala hace frecuente uso de este versículo. Quiso El Creador que conozcamos y reconozcamos Sus atributos y Su manera de regir el mundo para que Lo sirvamos con convicción y conocimiento. Para facilitarnos esta labor hizo al hombre a Imagen y semejanza del Hombre Superior, es decir, del Hombre Espiritual. La forma en que El Creador dirige al mundo, y la manera en que la creación fue constituida, se reflejan en el cuerpo del hombre. El número de miembros que lo componen, sus partes y detalles son claves para la comprensión del Poder Directivo en todos sus detalles.

Ahora sólo haremos mención al hombre a que se refiere el versículo del Genésis: “Hagamos un hombre a nuestra Imagen y semejanza”. Aquí, la Torá no se refiere al hombre de un modo corporal (a la humanidad en general), sino al Hombre Superior, es decir, a la raíz del hombre corporal, a su esencia. En el lenguaje de la Cábala el Hombre Superior corresponde a las diez sefirot lineares, que a su vez son la raíz espiritual del hombre físico. El hombre material es una “trascripción” del Hombre Superior”. Las sefirot se dividen en los tres grupos de jojmá, biná y daat; jesed, gevurá y tiferet; y netzaj, hod y iesod, que son la cabeza, el centro y el fin, o superior, medio e inferior. Paralelamente también el hombre físico se divide en tres partes. La cabeza del hombre está compuesta por jojmá, biná y daat, las sefirot que corresponden a las partes del cerebro –el hemisferio derecho del cerebro, el izquierdo y el centro- que son las dimensiones de keter que rodea al cerebro. La mano derecha es la dimensión de jesed, la izquierda gevurá y el torso, tiferet; la pierna derecha es netzat, la izquierda hod y los órganos reproductores iesod y maljut.” (Op.Cit. Págs. 54 y 55)

En conclusión traemos unas palabras muy claras de El Zohar, para una comprensión final: “Al igual que las ciencias naturales hablan de la ley de conservación de la materia y la energía, la Cábala se refiere a “la ley de la conservación de las fuerzas espirituales” o “la ley de la conservación de la obra del Creador”. Todo lo que hacemos, hablamos o pensamos, trae aparejada una reacción en los mundos superiores, es decir, en la raíz de todas las cosas. El Creador quiso que su divina Presencia habitara entre los seres por Él creados para preservarlos y cuidar sus actos. La Presencia divina es la sefirá de maljut. Además, toda persona posee un alma que es una “representante divina” situada en su interior, de modo que todo lo que hace está permanentemente conectado con su alma. Cuando decimos que la sefirá de maljut “capta” o “percibe” por un lado el servicio a Dios que el hombre realiza y, por el otro, sus malas acciones, nos referimos a que la sefirá de maljut está ligada al alma de esta persona.” (Op.Cit. Págs. 51 y 52)

Hasta aquí con esta tercera entrega sobre el Zohar como pensamiento místico universal; y esperando lograr una mejor comprensión de la Voluntad Divina de Dios El Eterno; y su creación del mundo en que vivimos y tratar parcialmente de conocer algo de su verdad y de nuestro paso por este mundo; como criaturas o seres humanos creados a Imagen y Semejanza de Voluntad del Creador. En momentos que iniciamos un nuevo ciclo o como la costumbre de una mayoría mundial de celebrar un nuevo año que inicia el 2017; el objetivo de estas reflexiones de Fe, del espacio y tiempo donde nos desarrollamos como seres humanos. Debemos dar gracias infinitas a Dios Todopoderoso por revelarnos estos diez atributos espirituales (sefirot); la Voluntad del Creador como raíz de toda la realidad, la materia y forma, la Luz e Iluminación espiritual; y la Voluntad Divina que nos envía el Creador como destellos o rayos de luz.