Vía costarricense
Johnny Soto Zúñiga
En esta segunda parte sobre los escritos de El Zohar en el pensamiento universal, lo místico y la Cábala trataremos la definición del concepto de Sefirot. En la primera entrega resumimos lo fundamental de la Voluntad Divina de Dios El Eterno y la creación del mundo, la voluntad humana y como se dio la Voluntad limitada o sefirot. A través de las diez sefirot, que son los poderes que crearon los mundos. La Voluntad simple, el Infinito o Ein Sof, que es la raíz de todo lo que se conformó en el pasado, de lo que existe ahora y de lo que se manifestará en el futuro, es decir incluye en sí a la realidad entera. (Resumen del libro de El Zohar. Vol. I. Pág.15) Diferenciamos entre lo que El Creador puede hacer, y lo que hace en la práctica. Comprendemos que Dios todo lo puede hacer sin ningún tipo de limitaciones; al menos de que El Creador se lo auto imponga, crea sus propias limitaciones; entonces deja de ser infinita e ilimitada.
Teniendo claro esta definición de la Voluntad Divina; entramos al tema que nos interesa de la voluntad limitada o sefirot, que era una parte oculta y secreta del Creador, esencia divina que existía antes de los mundos devinieran en su realidad física en el momento mismo de la Creación. Se señala que el Creador se fijó el objetivo a Sí mismo para crear el mundo en que vivimos. Estas limitaciones o emanaciones se les llaman los diez atributos espirituales (sefirot). Éstos son: Keter (corona), jojmá (sabiduría), biná (entendimiento), jesed (bondad), gevurá (poder), tiferet (belleza), netzaj (victoria), hod (esplendor), iesod (fundamento) y maljut (reino). Se señala que cuando el Creador quiere manifestar Su atributo, actúa por medio de alguna sefirot. Para comprender la relación del cuerpo y alma, lo realizamos mediante las sefirot. Nuestro cuerpo está compuesto de muchos órganos y cada uno tiene una función específica: Por ejemplo ojos ven, los oídos oyen, etc. Todos los órganos del cuerpo del ser humano están regidos por el alma (neshamá). En síntesis es una fuerza espiritual la que activa que nuestros órganos funcionen.
Las sefirot son los actos del Creador, es la esencia de la Luz Infinita, la esencia de la Voluntad de El Eterno y solamente el Eterno las crea y les da funciones limitadas o especificas y generales. Son poderes de dar existencia a las criaturas y mantenerlas vivas. Además de su acción en el plano material, representan el resplandor superiores, la Santidad. De manera tal que todos los seres humanos podemos ascender espiritualmente hasta llegar a un total apego a Dios, que es la fuente de la Santidad, la pureza y la perfección. Todos tenemos las mismas oportunidades; porque somos una chispa de Dios y somos parte de la Divina Creación. Es por esto que cada ser humano posee los medios para percibir estas “iluminaciones” de Santidad. Por eso es importante que el ser humano realice el bien; porque está atrayendo hacia sí la pureza, merece regocijarse con el resplandor de la divina Presencia. Esta Iluminación superiores se efectúa a través de las sefirot como canales conductores de la influencia espiritual.
Debemos comprender que El Eterno fijó un “modelo” en la Creación del mundo, y el cual se expresa en la estructura de las sefirot. Es el principio de concatenación de causa y efecto, el principio de progresión gradual; éstas son el devenir de la existencia de toda la realidad. Las sefirot no están separadas del Creador, sino que son la luz emanada de Él para servir a la creación y son iluminaciones enviadas por El Creador, que toman contacto con las criaturas en este mundo sin desconectarse de Su origen divino. Las sefirot fusionan sus fuerzas y están ligadas unas de otras; éstas conforman la realidad en su totalidad. El objetivo de la acción de las sefirot es sentar las raíces espirituales de la realidad. Se concluye que cuando un ser humano quiere, planea o hace algo, todo eso tiene raíz en el pensamiento de la creación. Se afirma que las tres primeras sefirot proporcionan las bases de la raíz conceptual que aparece en el ser humano; luego las demás sefirot otorgan las raíces que permiten continuar con el proceso. (Op. Cit. Pág. 34 y 38)
La Keter (corona), es la primera sefirá, es la Voluntad Divina de otorgar existencia y mantener vivo todo lo que nos rodea, lo mismo que de realizar cada acción; es la primera emanación o iluminación que envió o propagó El Creador. Es como la corona del rey, de modo que la voluntad humana circunda y observa desde arriba el proceso de acción, pero no forma parte de ella. Es la “Nada oculta”, que no conocemos, porque es la Voluntad Divina del Creador; hasta ahora no tenemos ningún acceso. La Cábala responde a interrogantes como cuál fue el propósito de creación de las cosas?, cuál es su naturaleza y su función, pero no responde al porqué fue hecho de esta manera y no de otra? Todo proviene de una fuente que les precedió. Entonces nos preguntamos: ¿cuál es la fuente y la raíz de la voluntad humana? ¿De dónde proviene el deseo de obrar de una manera y no de otra? Los seres humanos se diferencian unos de otros en sus actos porque sus voluntades difieren entre sí, y esto se produce porque sus almas son diferentes.
La jojmá (sabiduría), después de despertarse la voluntad (keter), brilla en la mente la idea general de cómo materializar la voluntad llevándola a la práctica. En contraposición al keter que circunda la mente del hombre, centellea dentro de la mente el comienzo del pensamiento, asociado a la sefirá de jojmá. Por ejemplo, si una persona desea construir una casa, el primer paso se da a nivel de keter, o sea la voluntad; en el paso siguiente dibuja en su mente la idea de un cuadro general de cómo deberá verse dicha casa; esta etapa es la asociada a la sefirá de jojmá o sabiduría.
La sefirá de biná (entendimiento), es cuando reflexiona el ser humano en su intelecto para considerar y analizar la idea general que apareció en su mente. El acto que lleva al hombre a observar en detalle lo que hasta ahora aparecía en forma general; es decir se fijan los límites a esa idea general, escudriña y revisa esta idea, la divide en partes, y si tal idea es aceptada, entonces continuará la biná construyéndola, desarrollándola y llevándola a cabo. Mas todo esto se realiza después que la biná circunscribió y delimitó los ámbitos de la jojmá o sabiduría. Ambas se complementan una con la otra.
En síntesis la biná es la matriz de los detalles. Un ejemplo que describe muy bien esta etapa; es cuando se da la formación de un bebé, inicia por el semen del padre que contiene todos los órganos del niño, con todos los elementos y detalles pero en forma muy general; luego viene la etapa del embarazo, tiempo en el que se desarrolla “la semilla” en el vientre de la madre, y de su forma general van surgiendo los detalles. Hasta el momento del nacimiento aún éstos no son conocidos. Esto es análogo al estadio de la sefirá de jojmá, que es un nivel general, mientras que la sefirá de biná es el nivel de fertilización y desarrollo. Las sefirot de keter, jojmá y biná conforman la dimensión del pensamiento, que es el plano que precede a la acción. Hasta aquí vamos a dejar esta segunda parte de El Zohar; y en posteriores entregas profundizaremos resumiendo del libro El Zohar, sobre el resto de las siete sefirot; con el objetivo de abordar y comprender todo el conjunto de la Voluntad Divina emanada de Dios El Eterno y Creador Universal.