La necesaria nueva Constitución Política (II)

Vía costarricense

“Libro: Una Nueva Constitución para vivir mejor. Alex Solís Fallas”

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñig

El día miércoles 13 de julio, tuve la oportunidad de asistir al auditorio del Colegio de Abogados a la presentación del nuevo libro del jurista y constitucionalista Dr. Alex Solís Fallas, con el sugerente título: “Una nueva Constitución para vivir mejor. Solución pacífica para la gobernabilidad democrática”. Asistieron muchos profesionales costarricenses de las distintas disciplinas y personajes políticos y otros ciudadanos interesados en el tema. Sin duda es un tema muy atractivo en momentos de crisis del funcionamiento del Estado costarricense; por diversos factores que se han venido acumulando a través de los años. El autor es un reconocido político liberacionista, quien ejerció muy joven como diputado representando su natal Pérez Zeledón (1986-1990) y posteriormente fue Contralor General de la República.

El autor Solís Fallas es licenciado en Derecho y notario público en la Universidad de Costa Rica; doctor en derecho, summa cum laude probatus por la Universidad Latinoamericana de Ciencias y Tecnología, Master en políticas públicas por Duke University; especialista en derecho constitucional por la Universidad de Salamanca. Especialista en derechos fundamentales y garantías constitucionales en justicia penal por la Universidad de Castilla-La Mancha. Ha escrito 15 libros, y es expositor frecuente en foros nacionales e internacionales; además es profesor catedrático e investigador titular del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica. En 1995 recibió el Premio Nacional de Ensayo Aquileo J. Echeverría y en el año 2000 el Premio Alberto Brenes Córdoba, que otorga el Colegio de Abogados a la mejor obra jurídica.

El autor de manera decidida, entusiasta y patriótica; dirigió y fue guía constitucional en la elaboración de un Proyecto de Constitución Política que venga a sustituir la vigente del año de 1949. Participaron un grupo de la Maestría de Derecho Público de la UCR, otros colaboradores y juristas destacados que hicieron sus acertados comentarios como Fernando Cruz, Vladimir de la Cruz, Rolando Vega, Sergio Ramírez, Lupita Chávez, Andrey Cambronero, Hugo Alfonso Muñoz, Sergio Araya e Yves de La Goublaye de Ménorval. El día de la presentación del libro, lo comentaron el Dr. Rodolfo Piza y el historiador Vladimir de la Cruz de Lemos, quienes expusieron la evolución constitucional que ha tenido el país y los intentos de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente.

El autor no se ha quedado solamente en elaborar con sus colaboradores el Proyecto de una nueva COPOL, si no que ha sido presentado a la corriente legislativa para su respectivo trámite mediante la diputada Maureen Clarke quien asumió el reto de impulsarlo, así como se le ha estado solicitando el apoyo al resto de los diputados; de que llegó la hora de enfrentar como dice el autor en su introducción: “El sueño de construir una nueva Costa Rica inspira estas páginas; la posibilidad de realizarlo mediante una Asamblea Constituyente y dotar al país de una nueva Constitución Política son los ejes temáticos que las delinean.

Este libro es producto de horas y horas de conversaciones con estudiantes, académicos, trabajadores, empresarios, mujeres y hombres, de aquí y allá, con quienes he compartido ilusiones e intercambiado ideas sobre la posibilidad de construir un país mejor para todos. También, es el producto de mucho estudio y de un largo proceso de reflexión y sistematización que inicié desde mi vida universitaria (1976-1981), con mi tesis de licenciatura. Podría decir que muchas de las ideas aquí desarrolladas las comencé a escribir desde aquella época y las he ido profundizando a lo largo de mi trayectoria profesional, hasta culminar con esta propuesta de Constitución Política.”

Sin duda la vocación de servicio a su país del Dr. Solís Fallas, es invaluable y su accionar y pensamiento no es producto de una ocurrencia; si por el contrario como él lo señalado de largas horas dedicadas al pensamiento sobre el Poder Constituyente que lleve a una nueva Carta Magna; teniendo un pleno convencimiento de que llegó la hora de dotar al país y a su pueblo de una Constitución que responda a las necesidades, principios y valores de los tiempos actuales. Somos muchos los ciudadanos que compartimos esta necesidad y esta cruzada que ha emprendido el autor; que realmente venga a revisar y modernizar el Estado costarricense de manera integral y no parcial; solamente se puede realizar con un nuevo cuerpo jurídico acorde con este siglo XXI; que modernice toda la organización política en que se sustenta nuestro sistema democrático y el Estado Social de Derecho.

No obstante, siempre existirán detractores que se le paren en la escoba; de infundir falsos temores; para que el pueblo en ejercicio de su soberanía no pueda exigir los cambios que se requieren de trazar un Estado al servicio del bien común y de todos los ciudadanos sin distingos de ningún tipo; el respeto a las libertades públicas y los derechos fundamentales siempre prevalecerán y jamás se podría dar una disminución de los derechos fundamentales consolidados y más bien se modernicen convirtiéndonos en un país desarrollado en todos los campos producto de esta centenaria democracia, madura e independiente. Las 93 enmiendas realizadas por el Poder constituyente derivado en manos de la Asamblea Legislativa; ha creado una serie de “parches” que ha hecho que la COPOL pierda integración o unidad normativa (parece como lo ha señalado el autor literalmente: una casa llena de pedazos tapando huecos).

Nuestro país se merece una normativa superior de avanzada y acorde con los tiempos de este siglo, siempre viendo y pensando hacia el futuro y las nuevas generaciones; no viendo el pasado que ha dejado ya su huella. Se ha señalado que en la últimas décadas se han dado de alrededor de 10 intentos de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente conforme al mandato constitucional del artículo 196; pero que no han fructificado. Se dice que lo más cercano que se ha estado fue el proyecto enviado por el ex presidente Daniel Oduber que recibió el primer debate en la Asamblea Legislativa; desde ahí entonces ha sido difícil convocar al Poder Constituyente; por falta de voluntad política de los actores representados en el Poder Legislativo (se necesita de los dos tercios del total de los miembros de la Asamblea, para como poder derivado y las normas establecidas apruebe la convocatoria)

Recordemos que no nos encontramos ante un vacío constitucional; como fue cuando se dio el Poder originario, como en los casos cuando se forma un nuevo Estado como el de nuestro país en 1821; o cuando se dio en 1948 la Guerra Civil y producto del triunfo de los revolucionarios se suprimieron los poderes públicos; lo que ocasionó que la Junta Fundadora de la Segunda República (gobierno de facto) pero ante el vacío es auto investida temporal y legalmente por medio de la emisión de decretos convoca a elecciones generales para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional Constituyente que finalmente promulgan la COPOL actual de 1949 (incluso se ha afirmado que se baso en la Constitución de 1871) y renació de nuevo el orden constitucional.

Finalmente, en mi caso particular como firmante de el Proyecto de Convocatoria de la Asamblea Constituyente presentado en la Asamblea Legislativa; cada día me convenzo más de que una nueva Carta Magna conllevaría un mejor vivir para todos y respetando el marco democrático y pacífico de que goza nuestro país y así como afirma el autor se convierta en la “solución pacífica para la gobernabilidad democrática” que el pueblo está añorando y se merezca una Constitución moderna, integral que enrumbe el país hacia el desarrollo social y económico con libertad, justicia social, solidaridad y fraternidad. De lo contrario al pueblo todavía le queda la vía de exigir la realización de un Referéndum y que sea el soberano que exprese en las urnas electorales si quiere o no una nueva Carta Magna.

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