Asesinos, tortura y violencia

Monólogos con Pelé *

Lina Barrantes Castegnaro

Lina Barrantes Castegnaro

La semana pasada a un perro callejero en San José, le sacaron los ojos. El perro estuvo no se cuantos días con sus ojos sangrando y con evidente dolor, dando vueltas por la ciudad. Con su cuerpo también lleno de golpes.

Finalmente murió. Por dicha que murió. Su sufrimiento se acabó.

Recordé que durante muchos años escuché el relato de que para aspirar a formar parte de la tropa de élite del ejército guatemalteco, los Kaibiles, en la época de la guerra centroamericana, el soldado recibía un cachorro. El cachorro crecería durante su formación. Una de las pruebas finales de graduación y aceptación dentro de tan singular y macabra tropa, de un ya sanguinario ejército, era el ejercicio de asesinar a su cachorro.

Eso forjaría el carácter del soldado. Si soy capaz de matar a mi propio perro, como no voy a ser capaz de asesinar a sangre fría poblados enteros de indios, o comunistas o subversivos, que en mi mente de soldado están en la sección “enemigos”.

¿Qué enfermedad tiene una persona para aprovechar su condición de superioridad física y torturar a otra?

¿Qué enfermedad tiene una sociedad que disfruta de la muerte de un ser?

Peleas de gallos, toros, peleas de perros y boxeo, torturas, violaciones, asesinatos de animales, asesinatos de seres humanos, han de tener como ingrediente activo el mismo “click” que sirve de detonante para disfrutar de una o de otra.

Socialmente aceptadas algunas (el boxeo, las corridas de toros y durante mucho tiempo en Costa Rica, las peleas de gallos) la civilización está orientada a censurarlas. Igualmente como fue socialmente aceptado que el hombre agrediera a la mujer. Los paradigmas, en buena hora cambian.

Recientemente, hará no mas de dos años, Ucrania, preparándose para la Eurocopa decidió “limpiar” sus calles, y para ello, ante la mirada atónita del mundo, mandó a matar a mas de 80 mil perros callejeros. Muchas veces, los cremó vivos, mostrando tanta salvajada, como cuando torturan seres humanos.

El hecho de que este perro, que sus rescatadores llamaron Toby, haya provocado una noticia, nos da un poco de esperanza. Tal vez no estamos tan enfermos como sociedad. Tal vez no somos tan salvajes. Tal vez podemos pensar que es un hecho aislado y que en algún lugar de Desamparados hay un loco o unos locos, o unos despreciables imbéciles, o unos criminales, que encontraron diversión en sacarle los ojos y golpear a un perro. Esto no es un tema de quienes queremos a los animales. Esto es un tema de la sociedad costarricense. Esto es un tema de civilización. Debemos todos apoyar el endurecimiento de las penas y el castigo social a los maltratadores de animales. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante semejante salvajada.

Un individuo que tortura a un animal, es un salvaje. Así de simple y de sencillo.

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* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna. El 22 de junio de este año, le fue diagnosticado un tumor en el cerebro. De nuevo en agradecimiento a su lealtad, decidí darle una muerte digna y regalarle la eutanasia.

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