Circunloquio [*]
La frase “el fin justifica los medios” es uno de los dilemas éticos más antiguos y complejos. No tiene una respuesta absoluta, pero sí hay criterios claros que permiten distinguir cuándo podría considerarse aceptable y cuándo no.
Yayo Vicente
Crecí en una familia ampliada, con mis abuelos paternos y la hermana de Papá, mi segunda madre. Le conté mi angustia a mi abuelo Secundino, gran fumador, pues estaba seguro de que me comprendería. “Quiero independizarme”, le dije. “Que nadie me diga lo que debo o no hacer, ser adulto, votar y tener licencia [de conducir carro]”, agregué.
En esa época, Secundino que se había quebrado el lomo trabajando por 60 años, gastaba su vida acompañando a su mujer, jugando tute con otros españoles y disfrutando el crecimiento de sus nietos. Me dijo: “vuestro padre tiene razón”. “Tus deseos de convertirte en adulto son lógicos, para eso debéis aprender a separar el grano de la paja, de otra forma siempre seréis un crío”. En un solo día, ¡dos lecciones!
Renunciar a mi Papá nunca ha sido mi opción. Con sus virtudes y sus defectos que reconocí cuando entré a mi adultez, siempre lo adoré, ese sentimiento no ha desaparecido con su muerte y todavía lo sueño y extraño. Así que fumé sin hipocresía, pero dejé de hacerlo en su presencia. Él y yo sabíamos que teníamos un acuerdo de caballeros, sin ese pacto me habría visto en el dilema de quedar huérfano o sufrir la incómoda sensación del síndrome de abstinencia.
“Dejé de fumar”, le dije. “La ansiedad me está matando”, le continué diciendo. Levantó la cabeza, me vio por encima de los anteojos y me contestó: “Hacés lo correcto, tu abuelo tiene EPOC y una angustia respiratoria que le quita calidad de vida por ese maldito cigarro”. Se alegraba por mí, no porque me ajustaba a sus reglas.
Separar paja de grano
La frase «separar la paja del grano» es una alegoría que significa distinguir lo importante (el grano) de lo accesorio (la paja). La expresión proviene de la práctica agrícola de separar el grano del trigo de su envoltura (la paja) después de la trilla, un proceso que permite conservar lo valioso y desechar lo que no sirve.
Desde los dieciséis años hago el ejercicio de separar lo sustantivo de lo accesorio. A veces lo hago bien, otras me equivoco. Lo cierto es que también funciona cuando separamos medio de fin o causa de consecuencia. Es interesante para resolver problemas, para decidirse, para no distraerse en el 80% de los efectos que provienen del 20% de las causas, según nos enseña el principio de Pareto.
El marco conceptual a veces se estrella contra nuestra intuición y reglas morales. Cuando el fin es moralmente bueno y urgente, se vuelve fácil aceptar un medio, como mentir para salvar una vida (ocultar a alguien perseguido injustamente). Priorizamos el valor moral superior que es la vida, la libertad, la dignidad humana (fin) para disculparnos por la mentira (medio).
Otras veces causamos un daño menor para evitar otro mayor, como romper la ventana de un carro, para rescatar a un perro y evitarle que muera por golpe de calor. Los medios suelen ser aceptables cuando no violan derechos fundamentales, aunque sean incómodos o poco deseables, pero que no cruzan líneas éticas.
Los medios son inaceptables cuando anulan la legitimidad del fin, cuando tienen efectos negativos mayores que el supuesto beneficio, cuando corrompen el mismo fin, cuando abre la puerta a abusos futuros (pendiente resbaladiza).
El fin nunca justifica medios inmorales, las acciones deben respetar principios sociales prevalentes. Los medios deben ser coherentes con virtudes como: justicia, prudencia, compasión.
El turismo, una gran industria sin chimeneas es aceptable, el turismo sexual no. El placer de estar en aguas termales y un masaje, es aceptable; la pedofilia en contra y en perjuicio de una persona menor de edad es un placer condenable, abusivo y repugnante.
La guerra y la diplomacia
La gestión de los conflictos entre grupos humanos se realiza en escenarios aparentemente opuestos y distintos, uno es bélico y el otro en apariencia pacífica. Si profundizamos veremos más semejanzas que diferencias.
En el mundo diplomático se utiliza: negociación, debate, diálogo, jueces, mediadores, leyes, acuerdos y procedimientos institucionales. Se basa en palabras, decisiones y reglas. En el mundo bélico se usa: la violencia organizada y fuerzas armadas. Su herramienta central es la coerción militar.
Siguiendo a Carl von Clausewitz: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. En la guerra y en la diplomacia existe la política, que es permanente en toda sociedad, desde la familia hasta los imperios, pues es un proceso cotidiano para resolver desencuentros.
Época electoral
Estamos en medio de una etapa electoral, donde la política comienza a predominar y convertirse en más evidente. Ante la oferta de 20 partidos políticos, los ciudadanos nos vamos a repartir: un grupo (el más importante de alrededor del 60%) vamos a acudir a las urnas, el otro no votará (cree que es posible abstraerse de la política con solo no votar). Quienes votaremos seremos impulsados por sentimientos y elementos razonados.
En las conversaciones, debates, memes, pequeños vídeos que circulan en redes sociales, anuncios de TV y radio, veremos cómo se nos quiere confundir. Muchos querrán confundir causas con consecuencias, paja con grano y medios con fines. Será una “guerra” diplomática donde algunos justificarán cualquier medio para llegar a Zapote. Será frecuente ver cómo se desacreditan, difaman, calumnian e injurian personas, como se generalizan aspectos, como se usa la posverdad, como se retuerce la realidad. Al mismo tiempo se tratará de confundir entre mensaje y mensajero.
Un amigo me dijo que él estaba en contra de las “Guías Sexuales” porque enseñaban a los adolescentes a masturbarse uno al otro. Bajé las Guías y las leímos juntos, lo que el asumió como cierto era falso, alguien se lo dijo tan seriamente que mi amigo lo creyó. Otro amigo me dijo que la Sala Constitucional había fallado a favor de Óscar Arias y la reelección por simple favoritismo. Leímos la sentencia y los argumentos, los diputados no pueden modificar la Constitución restringiendo los derechos otorgados por los constitucionalistas que la redactaron, solo pueden ampliar derechos. Así, la reelección con ocho años entre una y otra, es un derecho que nunca debió reducirse.
Un chavista, con quien hablo y de cuya amistad me precio, me dijo que: “es majadería que el presidente de la república tenga que transar sus decisiones con otros actores”. Le dije que en la vía diplomática (que no es la bélica), la gestión de los conflictos se logra con negociación y diálogo, que dinamitar puentes era propio de la gestión por medio de la guerra y que esa actitud nos acercaba a un escenario poco conveniente. No quedó nada convencido, cuesta cambiar de opinión una vez que ya se formó una idea.
Sentimientos y propuestas
Los que votemos para definir el rumbo del país para los siguientes cuatro años, debemos de hacerlo con la seriedad requerida. He tenido el privilegio de conversar con Álvaro Ramos, candidato del PLN. Me gusta su particular tendencia de buscar las causas, de separar medios de fines, de tratar el mensaje sin prejuiciarse con el mensajero.
Me gusta que piense que las actividades económicas deben estar bien y ser sostenibles en el tiempo (medio), porque es el ingreso de las familias (fin). Poner al ser humano en el centro de la gestión pública, ver como patología el rezago social, como escandaloso que existan personas que no coman tres veces al día.
Fomentemos nuestro debate interno, para votar apegados a lo aceptable y no decir “me embarqué…”, si pudiera volver a estar con la papeleta de los 20 enfrente, pondría la “X” en otro candidato.
Cambio Político Opinión, análisis y noticias
