Viejo sí, corrupto no

Mi réplica a los chavistas

La seriedad de la política en broma y con fisga

William Hayden Quintero

William Hayden

No me gusta hablar de mí mismo porque comulgo con la frase del Quijote: “la alabanza propia envilece”. Pero las circunstancias me obligan a hacerlo.

En esta columna a veces crítico al presidente don Rodrigo Chaves, su gobierno, su equipo, sus diputados. No puedo tapar el sol con un dedo y por cálculo de un sobalevas, como los chavistas, derretirme en alabanzas a un presidente que ha sido lo peor que ha tenido Costa Rica en su vida democrática. El miércoles colgué en FB un spot sobre el Laura Gate que tuvo 6.195 visualizaciones y los chavistas me atacaron sin piedad. Estoy cansado y asustado por los ataques que me hacen en las redes (hombres y mujeres), son descarnados, ofensivos, coléricos, mal educados, vuelcan en ellos sus bajos instintos, sus frustraciones, su bajeza moral, y el odio de clases que les han inculcado. Me tratan de hijueputa porque tienen un concepto equivocado de la igualdad, como ellos lo son, creen que los demás también. Suelo no darles importancia, las leo, y las borro y no me bajo al nivel de ellos. Lo de hijueputa me conforta saber que mi madre fue una verdadera santa, no necesitó de curas ni de Papas para serlo, en mi corazón lo es. Me dicen viejo cacreco, esta no es una ofensa, es una realidad, que mi espejo mentiroso a lo Doran Gray me oculta la verdad porque me creó un carajillo. Corrupto, ladrón, liberacionista, pensionado de lujo. Sé que no debo darme por enterado por aquello de que, a un bagazo, poco caso, peros y peras, por otro lado, miente y miente que algo queda, y puede ser que mis buenos lectores terminen creyéndose esas sandeces. Por esta razón hoy me aparto de los artículos habituales para aclarar lo siguiente.

Lo de viejo, es un honor llegar a viejo y sabio, tengo la dicha de que llegué a viejo y no pendejo y espero que mis enemigos no lleguen a viejos porque en el camino su maldad será su perdición de longevidad. No soy ladrón ni corrupto. Lo único que he robado son suspiros a las mujeres hermosas en mi juventud. Ahora oliendo a alcanfor y Cofal ya ni esos suspiros puedo robar. Corrupto jamás. Ni quiera Dios, Lo poco que tengo me lo gané honradamente con mi esfuerzo. Comencé a trabajar a los 16 años como peón de cuadrilla en la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, así estuve 4 años y 4 más como oficinista. Durante 12 años trabajé en el día y estudiaba de noche. Soy bachiller de un colegio nocturno, y en esa misma situación logré sacar la licenciatura en economía en la Universidad de Costa Rica y egresarme en Estadística y Matemáticas (dos profesiones) y realicé algunos posgrados en el exterior. Estas profesiones me permitieron ser economista de nuestro Banco Central (10 años), economista en el Fondo Monetario Internacional en Washington, USA (4 años), el primer costarricense con ese honor. Gerente de la Bolsa Nacional de Valores (8 años), director Gerente de un Banco de Inversión y de Desarrollo Económico (CPI) (8 años), Gerente del Banco Panamericano (2 años), Gerente del Banco Nacional de Costa Rica (12 años).

No entré al Banco Nacional en 1997 por ser liberacionista y porque por corrupto me regalaron el puesto. Nunca he sido perico y no soy partidario de ningún partido político. Entré al Banco mediante un concurso público a solicitud de la Junta Directiva dirigido por la prestigiosa firma consultora Price Water House en donde participaron 35 profesionales por el puesto y les gané en buena lid. A la casa presidencial con Figueres no les gustó mi nombramiento, tenían su candidato que no participó en el concurso y Rebeca Grynspan (la que quiere la ONU) como vicepresidenta giró instrucciones a la Junta Directiva del banco para que lo anularan. Fui el primer gerente en la historia de la Banca Pública, desde el año 1953 hasta el 1997, que no era nombrado en casa presidencial con el padrinazgo de un partido político y conmigo se rompió esa tradición de las gerencias políticas a lo que quiso volver en el mes de mayo de este año el presidente Chaves destituyendo a toda la Junta Directiva del Banco Nacional para nombrar a un gerente de su riñón. Cuando entré al Banco estaba prácticamente quebrado, seguía después del Banco Anglo. En mis 12 años de trayectoria lo revolucioné por completo, lo hicimos el primer banco de Costa Rica y de Centroamérica. Con la colaboración, entrega, esfuerzo, cariño y convicción de todos los empleados que creyeron en mis ideas, en ese periodo (1997-2009) le generamos ganancias netas (utilidades) de 214.546.8 millones de colones (casi USD$ 500.0 millones) a un promedio anual de 17.880.0 millones ($36.0 millones). Fuera de mi salario no recibí nada de esas ganancias. Una Junta Directiva nombrada en el gobierno de Oscar Arias (junio del 2006) entró con los tacos puestos, querían mi cabeza porque yo me creía el “dueño del banco”, me hicieron la vida imposible y lo lograron, me sacaron al no reelegirme. Es más, a mi salida ni siquiera me pagaron las prestaciones laborales. Me quitaron ese derecho. Como empleado y a la vez patrono, por mi propio criterio no formé parte de la Convención Colectiva, no podía ser juez y parte, y por lo tanto no recibí ningún beneficio del que gozan los empleados. Salí del banco con una mano atrás y otra adelante. ¡Paradójico no! Le di muchas muchos millones de ganancias y yo salí sin ningún cinco de compensación y me dicen corrupto y ladrón. Ese sentimiento de rechazo caló hondo en el Banco, desde el año 2009 me han ignorado por completo. Pagaron a hacer mi retrato, no me lo enseñaron, no lo develaron en una ceremonia como se acostumbra por cortesía y está en un sótano llenándose de cacas de moscas y cuitas de guecos. Hicieron un fiestón y una memoria para celebrar en el 2014 el Cien Aniversario del banco, de los cuales12 son míos. Y si te vi ni me acuerdo. Me ignoraron por completo, ni a un pinche café me invitaron.

No soy un pensionado de lujo, ni del banco, soy pensionado de la Caja Costarricense del Seguro Social en el IVM. Coticé durante 54 años (1955-2009) y me gané la pensión con mis AHORROS y APORTES. No me han regalado nada. La pensión apenas da para sobrevivir, sin lujos ni derroches. Con gracias a que mis trabajos fueron muy buenos y a un espíritu de frugalidad ahora somos de clase media baja, subsistimos con lo básico.

En mi niñez y en la infancia viví en tugurios de pisos de tierra, con paredes de latas, techos agujereados en los barrios del sur, con la chusma y la canalla de ese entonces y era uno más de ellos. Dios me dio la fortaleza, mamá la guía y yo puse mi empeño, mi tesón, mis deseos de superación para salir de esos ambientes en los que viven muchos de los ticos básicos que me atacan porque les ha faltado esos ingredientes de superación y han caído en la adulación de un presidente que ha fracasado como gobernante y los tiene engañados con sus desplantes de matonismo. Sus mensajes de odio son un peligro, a estos ignorantes los arman y nos despanzurran con ganas y alegría, tal es su odio.

Perdón a mis habituales seguidores por salirme del tema. Tenía abejón en el buche, tenía que decirlo y lo dije. Les comunico también que mi hijo Mauricio que es médico, por cariño a sus papas de 86 años y que cumplimos el 28 de noviembre 67 de casados, nos está regalando un vieje a Sudáfrica, Estaremos fuera del país del 17 al 31 de octubre. Trataré de escribir estos artículos, pero si no puedo volveré con los temas, Dios mediante, el viernes 7 de noviembre.

Me despido con otra frase del Quijote: “Las honestas palabras dan indicio de la honestidad de quien las pronuncias o escribe”.

Economista jubilado

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