El precio de las medicinas y el libre mercado

Y usted… ¿qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Confieso que no me lo esperaba y que me tomó por sorpresa, pero celebro que el presidente Rodrigo Chaves haya concluido que el “libre mercado no funciona” para bajar el precio de las medicinas y que ahora “deberá actuar el Estado” y que presentará un plan de acción para “bajar el precio de las medicinas”. Veremos y analizaremos, objetivamente, ese plan gubernamental.

En Costa Rica, las medicinas, para decirlo en dos palabras: SON CARÍSIMAS e inciden negativamente en el presupuesto de todas las familias de este país.

Proviniendo esta afirmación de un economista graduado en la Universidad de Ohio y con 32 años de servicio en el Banco Mundial, especialmente en Turquía y en Indonesia, esta es una confesión pública que, la academia desarrollista, debe celebrar como una concesión al “neo keynesianismo” y que, quien quita un quite, significa que a lo mejor se logren CAMBIAR algunas cosas importantes en los próximos dos años y medio de gobierno. Los que deben haber arrugado la cara con rictus de dolor y tragedia son los economistas neo liberales que han dominado la política costarricense los últimos 25 años, como el verdadero y auténtico poder “detrás del trono”, haciendo retroceder las conquistas logradas con grandes esfuerzos después de la Constitución Política de 1949.

Ojalá, agrego, Martha Esquivel, en la Presidencia Ejecutiva de la CCSS, mande a buscar un viejo, olvidado y boicoteado proyecto de los recordados años de dos doctores visionarios, Guido Miranda y Herman Weinstock, cuando se proponía que la universalización de los servicios médicos debería, también, incluir la universalización de los seguros farmacéuticos, para así alcanzar la universalización plena de la Seguridad Social en Costa Rica. Sobre todo, ahora que contamos con más de 2.000 EBAIS en todo el territorio nacional y que FARMACAJA podría, conjuntamente con las pequeñas farmacias, romper el oligopolio privado existente y bajar en competencia los altísimos precios de las medicinas. Esa visión se dejó de lado hace muchísimos años en Costa Rica.
Ese otro visionario que fue nuestro gran Rodrigo Facio, nos legó el artículo 50 de la Constitución Política de 1949 que es la esencia del Estado Social de Derecho de Figueres y Calderón Guardia o sea de la social democracia y el social cristianismo auténticos y que, textualmente, dice: “El Estado procurará el mayor bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza”. Artículo también olvidado por los últimos gobiernos y anatema para los economistas y políticos neo liberales que creen que el libre mercado es la gran varita mágica para solucionar los problemas económicos y sociales del desarrollo nacional.

Pues no es así en Costa Rica, ni el caso de las medicinas, ni el de muchas otras cosas fundamentales que tienen que ver con la vida diaria y el libre mercado.

Tampoco lo es en el más poderoso y rico de los países capitalistas del mundo, como lo es los Estados Unidos de América. El presidente Franklin Delano Roosevelt, desde los años 30 del siglo pasado, con su política del Nuevo Trato aplicó las teorías del economista británico John M. Keynes y superó así la gran depresión y la crisis mundial de los mercados y así hasta el presente … porque en la realidad de los hechos y digan lo que digan en teoría los economistas de Chicago y de la Escuela de Viena, no existe una economía más intervenida, protegida y favorecida por el Estado que la estadounidense y así, por igual, en casi todos los países de la Unión Europea, para no cometer la imprudencia reconocida de citar a la República Popular de China y su ascenso mundial.

Simplificando, para que nos entendamos todos, hay tres caminos definidos y conocidos en el caso del precio de las medicinas:

  1. El libre mercado con algunos ajustes cosméticos, como los que puso en práctica como solución la Administración Chaves el año pasado, simplificando los procedimientos de registro en el Ministerio de Salud y que, ahora, el presidente de la República reconoce públicamente que no sirvieron y que el precio de las medicinas sigue siendo carísimo en Costa Rica, en relación a los países desarrollados y hasta de nuestro directo entorno centroamericano.
  2. El control estatal de precios, como existe por ejemplo en España y desde la época de la dictadura de Franco, por lo que las medicinas valen lo mismo en todas las farmacias, lo que ha generado que las mismas se asocien en cooperativas o asociaciones de consumidores, obteniendo las legítimas ganancias bajando los precios por volumen y en los procedimientos de bodegaje y distribución. Pero en todas las farmacias, las medicinas cuestan lo mismo y existe control estatal. Así es en otros países de la Unión Europea.
  3. Interviniendo el libre mercado y bajando los precios, desde el ángulo de la competencia por medio de una institución poderosa como la CCSS y utilizando la infraestructura existente de más de 2.000 EBAIS existentes en todo el territorio nacional y con venta al público, como cualquier otra de las poderosas cadenas privadas que existen actualmente y que conforman un oligopolio.

Ese es el proyecto FARMACAJA, siempre y cuando y como condición fundamental, se conciba y desarrolle como una empresa pública sometida al régimen privado de Derecho, lo que está autorizado por la ley, a los efectos de evitar su burocratización y caer en la trampa fatal y tradicional del Estado Costarricense que es el número de empleados y los salarios de las cúpulas gerenciales. O sea que minimice los costos operativos, para bajar los precios de sus productos en venta (las medicinas genéricas o de marca, extranjeras o nacionales) y de esa forma el consumidor pueda tener una opción de mercado a la que recurrir y en donde escoger hacer su compra. La decisión queda en el CONSUMIDOR. Se trata de trasformar y ampliar los EBAIS y agregarle esa FARMACAJA abierta al público y en régimen de competencia, incluso en alianza con farmacias pequeñas, comunitarias y bien publicitadas y diferenciadas en todo el territorio, como un símbolo de la Seguridad Social Costarricense.

No me cabe la menor duda que, al poco tiempo, como que dos más dos son cuatro, comenzaría a bajar el precio de las medicinas en el mercado nacional y las grandes empresas oligopólicas que, actualmente, dominan el mercado, bajarían el precio de las medicinas para mantenerse activas y los consumidores siempre tendrían la libertad de escoger adonde comprar sus medicinas a su gusto, las que necesitan receta medica y las que se venden para malestares y dolores que no lo necesitan o productos de higiene personal y familiar. Ese sería el milagro económico y social que produciría FARMACAJA, si hay voluntad política y determinación para universalizar la Seguridad Social y bajar el precio de las medicinas en el país. Seríamos un ejemplo a nivel mundial.

Hoy por hoy, la CCSS es el más grande comprador de medicinas de Centro América y se han puesto en práctica, con gran éxito, planes conjuntos entre las diferentes instituciones de Seguridad Social para realizar las compras a nivel regional y, con ello, aumentando el volumen, bajar los costos de venta de las grandes transnacionales fabricantes de medicinas y su enorme poder mundial. También es propietaria de almacenes de bodegaje. Igualmente, la CCSS es el gran comprador de la industria farmacéutica nacional que genera inversión interna, empleo y sustituye, con innovación, las importaciones del extranjero.

Lo que hace falta es un gran sistema de distribución y comercialización a nivel territorial que sea eficiente y que, sin burocratización, llegue a todos los asegurados y a los que no lo son, como una opción en el mercado, utilizando las instalaciones de los 2.000 o más EBAIS que existen en el territorio nacional. Ese canal de distribución y venta sería FARMACAJA como una empresa pública sometida a un régimen privado de competencia y propiedad de la CCSS, o sea de todos los asegurados y al servicio de todos los habitantes de Costa Rica.

Hacerlo sería una REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA que no costaría mucho porque todas las condiciones están dadas y sería una reafirmación de que, en Costa Rica, se cumple y se profundizan los Derechos Humanos Fundamentales de todos y todas sus habitantes, en un factor económico y social esencial en la vida de los seres humanos y sus familiares, como es el precio de las medicinas.

Esta es una de las tantas reformas que debe emprender la Caja Costarricense del Seguro Social para entrar de lleno y cumplir su gran misión en el siglo XXI, universalizando la SEGURIDAD SOCIAL, como parte de la gran REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA que iniciaron los Padres Fundadores de la II República desde principios de la década de los años 40 del siglo pasado y que el país y algunos políticos con poder, abandonaron en las últimas décadas, transformando a Costa Rica en uno de las sociedades más desiguales del mundo y poniendo en entredicho la vigencia plena de nuestro ESTADO SOCIAL DE DERECHO.

Regresemos al camino costarricense, en una sociedad libre y democrática, de grandes opoe merecemos mejores tiempos en Costa Rica.

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