De cárcel a museo de los niños (antigua penitenciaría)

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Uno de los edificios más emblemáticos de San José, tanto por su ubicación como por su historia, es el que ocupa el actual Museo de los Niños, antigua penitenciaría central o peni como le decíamos los que peinamos algunas canas. Su ubicación es privilegiada, en una loma en la lado norte de la ciudad, rodeado en su mayor parte por áreas verdes, y el cauce del río Torres (en la parte sur).

Conozcamos un poco la historia de su construcción, que tomé de un afiche informativo que se puede leer a la entrada del “Museo Penitenciario”, que forma parte del complejo del museo, y del que les hablaré más adelante.

Proyecto Penitenciaría

El proyecto de la Penitenciaria Central inició a finales del siglo XIX. En 1885 se decretó su construcción y en 1910 se habilitaron las instalaciones del presidio.

¿Por qué se construyó este centro penal?

Para finales del siglo XIX, tanto la infraestructura como el funcionamiento de las cárceles se encontraban en mal estado, por lo que el secretario de Justicia, Ascensión Esquivel, el 21 de setiembre de 1885, decretó:

“Autorícese al Poder Ejecutivo para que proceda por cuenta del Tesoro Público a la fundación de una penitenciaría en el lugar y condiciones que estimare convenientes”.

Esquivel consideraba que se debía tratar al delincuente desde un punto de vista científico, procurando su moralización, instrucción y hábito de trabajo. Así pues, visualizaba el penal como:

“…antro de luz y de trabajo donde el Estado proporciona al delincuente, sin los escollos del arresto colectivo, sana enseñanza, buenos ejemplos y oficios de profesión que le dé los medios honestos para vivir”.

Don Ascensión Esquivel presentó el proyecto de ley al Congreso Institucional, y fue aprobado por unanimidad; sin embargo, debido a la crisis económica que azotó al país entre 1881 y 1885, así como al desproporcionado incremento del gasto público por la construcción del ferrocarril al Atlántico y la caída del precio del café en el exterior, recomendaron que el proyecto no se desarrollara inmediatamente, sino en la “época oportuna para su ejecución, atendiendo a la deficiencia del Tesoro Público”, situación que postergó el proyecto durante años.

Joven jurista sienta las bases

En 1889, el jurista Octavio Beeche fue enviado por el Gobierno de Costa Rica a distintas penitenciarias europeas con el fin de observar y conocer la organización, los sistemas, reglamentos y estructuras arquitectónicas, entre otros aspectos de interés para la futura institución de un centro penal costarricense.

La información recopilada por Beeche constituyó la base para la construcción del edificio y el posterior funcionamiento de la Penitenciaria Central.

Durante su viaje Octavio Beeche visitó Bélgica, Italia, Suiza, Inglaterra, Francia y Alemania, lugares donde asistió a 12 establecimientos penales. Para ello, contó con el apoyo de diplomáticos de Costa Rica que le permitieron obtener los permisos para la inspección de las cárceles, así como el acceso a reglamentos y planos. La mayoría de los centros visitados se habían fundado recientemente.

El informe que Beeche entregó al Gobierno de Costa Rica se presentó el15 de agosto de 1890, un año después de su gira. En este mostraba tos diversos sistemas de construcción de los centros visitados, destacando el radial, panóptico, auricular de teléfono y otro que concibió como “pequeña ciudad». En cuanto al sistema penitenciario destacaba el celular o Filadelfia, el de Auburn, el irlandés o progresivo, y el sistema de separación continua.

Para el caso costarricense, el jurista recomendó la aplicación del sistema irlandés para penas de larga duración, y el de separación continua para condenas cortas.

Concurso para construcción

El 8 de abril de 1891 se abrió un concurso de planos para el desarrollo de la penitenciaría Central, donde se asigna, como premio a los mejores planos, la suma de 1000 pesos.

Al concurso se presentaron el ingeniero Nicolás Chavarria y el arquitecto Guillermo Retis, quienes presentaron en conjunto los dos proyectos ganadores, pero no es sino hasta 1906 cuando se les asigna la ejecución del proyecto, dando inicio a la construcción de las instalaciones. El diseño arquitectónico es un reflejo de la arquitectura carcelaria europea y estadounidense de finales del siglo XIX.

Nicolás Chavarria. Costarricense, realizó sus estudios de Ingeniería Civil en la Universidad de Lovaina Bélgica. Fue un profesional de gran experiencia en la construcción de acueductos y puentes, caminos y edificios del país. Fue director general de Obras Publicas de la Secretaria de Fomento, y profesor de Ciencias y Matemáticas en el Liceo de Costa Rica. Además, tuvo una importante participación en la elaboración de los planos del Teatro Nacional.

Guillermo Reitz. Realizó sus estudios de Arquitectura en universidades alemanas. Formaba parte de la Oficina Técnica de la Dirección General de Obras Públicas, encargada de elaborar los planos del Teatro Nacional.

Construcción

Diez años después de que el Congreso Institucional emite el decreto N° 51 del 16 de julio de 1895, en el cual se retoma la discusión sobre la construcción de un penal que podría llevarse a cabo gradas a la reforma del Art. 4. N° 29. del 19 de agosto de 1883; sin embargo, el proyecto queda nuevamente postergado. Prevalece el interés de un sector del Estado por establecer, en la Isla del Coco, una colonia penal con fines agrícolas.

En 1905 el Presidente don Ascensión Esquivel ordena la construcción de la Penitenciaría Central destinada a albergar hombres y mujeres. Paralelamente, se puso en marcha el mecanismo para alcanzar la reforma penal y policial que había sido frenada por las administraciones de José Joaquín Rodríguez Zeledón y Rafael Yglesias (1890-1902).

El Gobierno finalmente asignó al Ing. Nicolás Chavarria el diseño y construcción de la penitenciaria, considerando su experiencia y madurez alcanzada en el desarrollo otras obras ganadoras do concursos.

La construcción del edificio se ubicó en los límites de la dudad, en una pequeña colina al norte de la capital bordeada por el río Torres, pues las condiciones topográficas facilitaban el control y la vigilancia de las autoridades, al tiempo que quedaba a la vista de los sectores populares.

La construcción de la Penitenciaría se llevó a cabo entre 1905 y 1910, habiéndose concluido la construcción del edificio principal entre 1906 y 1907, donde albergó a presos penados y procesados de la Cárcel Pública de San José que trabajaron como constructores de las instalaciones.

La mayor parte de los materiales de construcción se fabricaron en el país, algunos en las mismas instalaciones de la cárcel, por ejemplo los ladrillos, que también se destinaron a otras obras como el Parque Morazán, Biblioteca Nacional, iglesia de la soledad, y ferrocarril al Pacífico entre otros.

Costo

En 1910 Luis Matamoros, director e inspector general de Obras Públicas, estimo que el costo total de la Penitenciaría fue de ₡587.424,40. Pues bien, con el fin de traer a precio actual ese costo de la Penitenciaría, se realizó un cálculo en el cual se tomó como referencia el valor del dólar en 1910, que equivalía a dos colones con once céntimos, lo cual permitió determinar que para el 2016 su costo en dólares habría sido de $7,144,681.61, aproximadamente ₡3.863.915.006,07 o ₡4.986.987.763,78 (casi cinco mil millones de colones) con el tipo de cambio actual a julio del 2021.

Diseño

El edificio principal muestra una acercamiento cultural con Europa, ya que presenta formas y lenguajes artísticos propios del estilo neogótico, concretamente en puertas y ventanas, en las que se utilizo piedra natural de granito. El diseño arquitectónico, así como el sistema radial panóptico, fue utilizado en muchas prisiones tanto en Europa como en América, muchas de las cuales todavía están en pie, entre ellas la penitenciaría de Leicester en Inglaterra (1825), Lecumberri en México (1881). Easter State Penitenciary en Estados Unidos, entre otras.

Los pabellones son parte del edificio de sistema radio-panóptico, donde se ubicarían los presos. El concepto panóptico responde a un requerimiento de vigilancia más que a uno estético debido a su concepción circular.

La Penitenciaría fue una edificación de gran impacto, tanto por su ubicación como por su diseño arquitectónico. El Teatro Nacional junto con el Centro Penitenciario se convirtieron en los edificios más importantes de la ciudad: uno simbólico de la capital limpia y dinámica y el otro, creado para el submundo del conflictivo San José.

La construcción de la Penitenciaria Central de San José significó, sin duda, la culminación de un largo proceso de más de 25 años en los que la tenacidad de hombres como con José Ma. Castro Madriz, don Ascensión Esquivel, don Cleto Gonzáles Víquez, y don Bernardo Soto hicieron posible que Costa Rica pudiera contar con un edificio impresionante para poner en funcionamiento los sistemas punitivos más avanzados de la época.”

Un poco extenso pero cubre todos los detalles.

En cuanto al penal, en la segunda mitad del siglo XX diversos movimientos de defensa social procuraban mejorar las condiciones de los reclusos; sin embargo, los privados de libertad continuaron el acelerado deterioro de sus vidas. La promiscuidad, el consumo de drogas, la suciedad, el ocio, la falta de agua, una pésima dieta, el incremento de la violencia por la proliferación de pandillas y la carencia de un programa de rehabilitación para la reinserción de los reclusos a la sociedad, obligaron a las autoridades de justicia a replantear un nuevo modelo de desarrollo penitenciario. No obstante, estos intentos para revalorar el papel de esta institución no se concretaron con la rapidez que la situación demandaba, y no fue sino hasta el 20 de diciembre de 1979, durante la administración de Rodrigo Carazo Odio, que se cerró definitivamente la Penitenciaría Central de San José.

Después de un largo período de abandono de las instalaciones y de múltiples proyectos para aprovechar el espacio, se concretó la idea del Centro Costarricense de Ciencia y Cultura, durante el Gobierno de Rafael Ángel Calderón Fournier, bajo la dirección de la primera dama Gloria Bejarano. A finales de 1993 se inaugura la Galería Nacional; luego, el 27 de abril de 1994 abre sus puertas el Museo de los Niños y después, se continúa con otros proyectos, como el Auditorio Nacional (1998), el Complejo Juvenil (1999), y más recientemente el Museo Penitenciario; siempre con el fin de fortalecer la educación, estimular el desarrollo científico y tecnológico nacional, y no olvidar en el caso de los privados de libertad, a quienes el sistema y esos muros les arrebató sus derechos como seres humanos.

Para que profundizar en detalles sobre el cierre de la “Peni”, incluyo en uno de los anexos el texto de otro afiche informativo, también del “Museo Penitenciario” titulado “Cierre y abandono”.

El inmueble fue declarado Patrimonio Arquitectónico el 4 de agosto de 1988 bajo decreto No. 18284-C-J, publicado en la Gaceta No. 147.

El Museo de los Niños se convirtió en el primer museo de su tipo en Centroamérica y el cuarto en América Latina. Abrió sus puertas con tan solo 21 salas interactivas, y hoy en día los visitantes pueden disfrutar de más de 40 espacios de diversión, aprendizaje y entrenamiento. El complejo del museo ocupa un área aproximada de 3.800 m2, donde se concentran múltiples actividades y exhibiciones dirigidas especialmente a la población infantil, juvenil y sus familias. Al contario de los museos tradicionales, este se sustenta en los conceptos de experimentación e interacción, bajo la premisa de que es más fácil y divertido para los niños aprender jugando.

Las salas del museo muestran gran variedad de temas de interés educativo como el universo, la tecnología espacial, la historia de Costa Rica, la arqueología, la tierra, el bosque, el cuerpo humano, la televisión, la radio, la historia del banano y el café, los transportes, la electricidad, el agua, el antiguo Egipto, compras inteligentes, entre muchas otras temáticas. Salas como “Mundosaurio” (única exhibición permanente de dinosaurios animatrónicas en la capital), “La Casa de Museíto y Museíta”, “Juguemos al Arqueólogo”, el Estudio de Televisión, “Kal-Yök ”, “Tierra”, “Sonrisas Brillantes”, “Experimentando con la electricidad y las telecomunicaciones”, “Súper Inteligente”, entre otras, son de las preferidas de los visitantes.

Especialmente impactante es la visita al “Museo Penitenciario”. Lo único que puedo decir es que realmente “me llegó”, y dejará un huella imborrable en mi memoria. Uno no tiene realmente idea de lo que se vivía bajo esos muros, hasta verlo directamente con la visita al museo. Sobre esto pueden leer el Anexo 3 “Prácticas sexuales”. La forma infrahumana como vivían es algo desgarrador.

En la parte exterior, en los costados suroeste, oeste y parte del noroeste, en las áreas verdes exteriores que rodean el edificio, se estableció el “Parque México”, que forma una pendiente hasta llegar al cauce del río Torres, con una calle interior y más área de parqueo por si hiciera falta. El desnivel en el parque facilitó la construcción de un Anfiteatro Natural que se usa para conciertos. Cuando visité el lugar, estaba muy descuidado y lleno de indigentes. El lado sur este lo utilizan actualmente para el parqueo de los visitantes. Como dato curioso, ahí estaba el “Monumento del Educador» del escultor Franklin Zúñiga, que fue trasladado a un costado de la entrada del museo. De cualquier forma y en cualquier lugar que lo pongan, siempre luce descontextualizado y medio escondido, lo cual es una lástima. El lado este es una calle pública que sale a la calle principal a Tibás (calle 0), que colinda con la terminal de buses “Los Caribeños”. El costado norte son áreas verdes también, con la antigua calle que llevaba a Cinco Esquinas de Tibás, que ahora está cortada por el nuevo paso que abrieron entre Tournon y Barrio México.

El sitio padece de “plaquitis aguditis”, por lo que hay muchas de ellas, la mayoría ensalzando a quienes hicieron realidad la obra (se pueden ver en la galería). Solo destaco una que me llamó la atención que dice “EN AGRADECIMIENTO A QUIEN, VINIENDO DESDE LEJANAS TIERRAS, HIZO UNA GENEROSA DONACION A ESTE MUSEO. DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS DE COSTA RICA A LA ANONIMA MANO DEL AMOR”. En el corredor de ingreso, también hay una gran colección de cuadros, en su mayoría con fotografías del edificio cuando estaba en abandono. En la galería incluyo una selección.

El museo abre de martes a domingo. El costo de la entrada es de ₡2.200 adultos (de 15 años en adelante) y ₡2.000 niños. Los adultos mayores (Ciudadanos de Oro) no pagan.

Son demasiadas fotos, como para ponerlas todas aquí, así que solo están en la galería las del edificio y el Museo Penitenciario. Para ver el resto de las imágenes (la parte del Museo de los Niños y exteriores) hice una galería en Facebook, que también incluye las de esta galería en alta resolución.

 

Con aportes del museo y algunas otras fuentes menores.

Anexo 1

El panóptico era un tipo de arquitectura carcelaria ideada por el filósofo utilitarista Jeremy Bentham hacia fines del siglo XVIII. El objetivo de la estructura panóptica era permitir a su guardián, guarecido en una torre central, observar a todos los prisioneros, recluidos en celdas individuales alrededor de la torre, sin que estos puedan saber si son observados.

El efecto más importante del panóptico es inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantizaría el funcionamiento automático del poder, sin que ese poder se esté ejerciendo de manera efectiva en cada momento, puesto que el prisionero no puede saber cuándo se le vigila y cuándo no.

Anexo 2

Cierre y abandono

A partir de la década de los años cincuenta, los principios enarbolados por el Movimiento de Defensa Social, cobran auge y se concretan primero con la promulgación de las Leyes de Defensa Social en 1953 y una década más adelante con la Ley de Adaptación Social, en un momento en que toma fuerza la intervención del Estado en la cuestión social. Las reformas contemplaban la renovación de la planta física, sin embargo, la situación de los privados no varió en absoluto y las mejoras no se realizaron.

Con el transcurso de los años la población penal fue creciendo en forma desmedida, las pugnas entre los internos por detentar el poder y la conformación de bandas hizo que las autoridades perdieran en control al interior de la Penitenciaria.

Reforma Penitenciaria

A principio de los años setenta, la Reforma Penitenciaria surge como consecuencia de las condiciones inoperantes de la Penitenciaria Central. La reforma califica y describe a los centros penales como escuelas del crimen que ofrecían holganza, promiscuidad, hacinamiento y una condición de vida infrahumana. Los reclusos sentían que eran tratados como animales, sin respeto alguno por sus derechos como seres humanos

Con la Reforma Penitenciaria se buscaba readaptar a las personas que habían delinquido, mediante un programa de orientación vocacional; paralelamente a la reforma penal, se varió la pona de castigo por el tratamiento o terapia. Lo anterior implicaba reformar códigos represivos, la preparación de personal especializado en el sistema penitenciario, la renovación de las plantas físicas dedicadas a la I defensa social, así como una política criminal con orientación preventiva. Con esta reforma se integra el Código de Defensa Social, basado en la prevención del crimen y el tratamiento de los delincuentes, con lo cual se esperaba lograr la resocialización del individuo por medio del trabajo.

La necesidad de concretar esta reforma penitenciaria obligó a la búsqueda de un nuevo tratamiento de la población penal. De ahí salió el Modelo Progresivo, que entró en ejecución en 1975 y significó un cambio esencial en la concepción del tratamiento penitenciario; el trabajo y la educación se conciben como elementos fundamentales en el tratamiento del privado de libertad.

Dicho tratamiento penitenciario divide la condena en etapas, asi el interno puede progresar, estancarse o retroceder según su grado de rehabilitación, por lo que se definen cuatro módulos: Máxima Seguridad. Mediana Seguridad. Mínima Seguridad y Confianza. Este sistema dio paso a la creación de nuevos centros como el de Adaptación La Reforma.

Cierre de la “Vergüenza Nacional”

«La Peni», como se conocía popularmente el centro penal, fue calificada como vergüenza nacional, como parte de un régimen carcelario ineficiente, velatorio de los derechos humanos y sin capacidad de implementar las mínimas normas necesarias para garantizar al individuo su integración a la sociedad.

Las condiciones generales de la Penitenciaria Central de San José durante los años setenta eran realmente deplorables, por lo que ei cierre se vislumbraba desde el inicio de esta década. El hacinamiento. y principalmente la presencia de bandas con características de violencia, hicieron del sistema carcelario costarricense un caos, en el que la ley del más fuerte imponía sus condiciones dentro del penal.

La Penitenciaria Central fue cerrada el 12 de diciembre de 1979, después de años do debate entre intelectuales, funcionarios del sistema, políticos, comunicadores y ciudadanos. Ese día, en que se trasladaron los últimos 400 privados de libertad al Centro La Reforma, se dio por terminada una de las etapas más oscuras de la vida nacional. «La Peni», considerada como la «Vergüenza Nacional, seria clausurada para siempre. Su cierre se oficializó el 20 de diciembre de ese mismo año, con la celebración de un acto simbólico, en el que el Presidente de la República, Lic. Rodrigo Carazo Odio y la Ministra de Justicia. Licda. Elizabeth Odio Benito, detonaron una carga de dinamita en el pabellón oeste.

Anexo 3

Prácticas sexuales

Era común que los internos mantuvieran relaciones homosexuales para satisfacer las necesidades fisiológicas y psicológicas de la intimidad entre seres humanos.

Por esta razón, era posible que hombres que fueran heterosexuales mantuvieran prácticas homosexuales durante el tiempo de prisión.

En la década de los años cincuenta las prácticas homosexuales no eran tan comunes como en años posteriores, debido a que se permitía la visita de las parejas, incluso se colaban algunas prostitutas. La visita conyugal se realizaba en las celdas sin ninguna intimidad. Se utilizaban cartones o cortinas como paredes improvisadas.

Travestismo

Durante la época de 1950 empezaron a aparecer los travestís, quienes tuvieron un papel importante en la vida cotidiana de la cárcel. Algunos daban citas en sus celdas y realizaban actividades de interés personal, otros eran pareja de algún preso común o de un líder, quien les daba protección con guardaespaldas.

Generalmente andaban en grupos para poder protegerse, pues sufrían abusos, vejaciones y atropellos. Eran los encargados de organizar bailes, espectáculos y hasta concursos de belleza. Vestían con mallas, tacones y ropa de mujer.

Cacherismo

Los presos desarrollaron un sistema de «cacherismo”. en el que los «cacheros» eran quienes tenían poder sobre los demás y, en su condición superior, se emparejaban con travestis o jóvenes que se mantenían con ellos a cambio de dinero.

Existían categorías dentro de este sistema:

Cachera: eran los machos y penetradores en la relación sexual, tenían reglas para determinar qué podían hacer y qué no; por ejemplo, no debían besar a los travestís. No se consideraban homosexuales.

Zorra: aquellos abiertamente homosexuales y bisexuales, en su mayoría masculinos, algunos se prostituían por dinero con cualquiera. Fue un grupo discriminado por su condición.

Güila: jóvenes masculinos no homosexuales que accedían a estar con los cacheros por protección, y solo con ellos podían estar.

Violaciones

En el penal eran frecuentes las violaciones sexuales entre hombres. Podían ocurrir al ingresar al penal para robar sus pertenencias o posteriormente. Sucedían individual ó colectivamente, y los reos las utilizaban como método de imposición de la autoridad. Los travestís, los jóvenes y los nuevos reclusos eran las principales víctimas. Utilizaban diversos métodos para someter a sus víctimas; por ejemplo “el cable», que consistía en dar un choque eléctrico al afectado para provocar el relajamiento del cuerpo a través de un desmayo y, así, cometer el abuso. Otra táctica era «el saco», en el que dos hombres tomaban con fuerza a la víctima y la metían en un costal de gangoche para inmovilizarlo y perpetrar el abuso.

La violación buscaba el desprestigio y la humillación. Generalmente, ocurría en los baños y en las celdas, y en ocasiones se daban secuestros de internos entre pabellones para cometer los abusos.

Prostitución

Dentro de la prisión existían prostíbulos. Algunos travestís, güilas y zorras vendían sus servicios sexuales a los otros por seguridad, aunque muchos de ellos lo hacían a cambio de dinero, cigarros o droga.

Descripción de la celda

Las celdas de citas eran exclusivas de uno o varios travestis que las utilizaban para dar sus servicios sexuales, tenía un bombillo rojo que, si estaba encendido, indicaba su disponibilidad. Se caracterizaba por sus decoraciones e imágenes de hombres desnudos en las paredes.

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