Fernando Berrocal
En un sistema de vida en libertad y democracia, la decisión soberana del pueblo en las urnas electorales es sagrada.Muchas veces escribí y repetí en esta columna que el tema de fondo de estas elecciones era el CAMBIO y el voto de los indecisos, en el marco de un legítimo sentimiento nacional de hartazgo y de crisis política, económica y social.
No fui escuchado en las cúpulas en donde podría haber sido escuchado y hoy, como ciudadano, formo parte de los perdedores y lo acepto. Ninguno de los otros aspirantes liberacionistas podría haber llegado hasta el punto de honor y alta votación electoral al que llevaron el expresidente José María Figueres y su esposa Cinthya, actualizados, los grandes y siempre vivos ideales de la lucha sin fin del Partido Liberación Nacional. De eso no me cabe la menor duda.
El pueblo votó por el CAMBIO, montado en una tormenta legítima de hartazgo. Así fue en El Salvador, Chile y Perú y, hace más años, en mi querida Venezuela.
No fue por definiciones ideológicas o de propuestas de gobierno o un juicio ético y político sobre la capacidad de los dos candidatos finales. No fue un tema de derechas o izquierdas. Simplemente, en esta vuelta electoral, ganó la antipolítica expresada en forma de CAMBIO. De eso se trató estas elecciones.
Tiene que ver con que el mundo es otro y toda la información disponible está en línea y en un pequeño teléfono celular. Nada está oculto. Desde ahí y desde las redes sociales, se mueven en una u otra dirección los pueblos y se aceleran y engrandecen o empequeñecen los sentimientos y las realidades de la gente. Las buenas y las malas. Las imaginarias y las ciertas.
Eso sí lo entendieron los estrategas que ganaron estas elecciones. No así los que las perdieron. El PAC profundizó la arrechera y el descontento popular que venía desde los dos últimos gobiernos del PUSC y del PLN. Ese era el cuadro.
Lo escribí muchas veces con total sinceridad y coherencia intelectual.
A Rodrigo Chaves como futuro presidente de la República y a Pilar Cisneros, que por su trayectoria de aguerrida y valiente periodista fue un factor electoral decisivo, les deseo muchos éxitos en bien de Costa Rica y de su pueblo.
No les será fácil. La tienen muy dura y difícil. Recibirán un país quebrado y lleno de desconfianza en sus instituciones democráticas y en los partidos políticos.
Pero sin corrupción, con unas cuantas buenas broncas y negociando acuerdos en la Asamblea Legislativa, las cosas podrían comenzar a CAMBIAR en Costa Rica. Ojalá sea así y que los sectores organizados ayuden en esa dirección.
Un primer paso se dio con la visita de José María Figueres a Rodrigo Chaves. Si algo necesita el país es diálogo, transparencia y acuerdos en las soluciones.
Estas elecciones evidenciaron el fracaso total del PLN por tercera vez consecutiva. Me parece es hora de pensar, don Fernando, después de 70 años de existencia, en enterrar este partido político , y pensar en algo nuevo (y sobre todo con caras nuevas). Ya a la gente joven este partido no les dice nada. Y a la gente mayor, los tiene bien cabreados. Claro que tiene una estructura de pegadores de banderas, de politiquillos de cuarta y de empresarios de quinta con ganas de saquear más al país, de «influencers» y de comunicadores muy compacta y bastante bien organizada, que únicamente se activa cada cuatro años para ver cómo se reparten puestos y terminan de saquear a Costa Rica. El resto del tiempo, el PLN desaparece. Es una poderosa maquinaria electoral que ya no convence más a la mayoría de los costarricenses como partido político para gobernar a Costa Rica.