Una frase lapidaria

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Diario Extra citó acertadamente, en un editorial de hace unos días, esta lapidaria frase de Abraham Lincoln: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

En Costa Rica, en las últimas semanas, esa frase se ha levantado como un enorme y poderoso templo de verdades ante la conciencia del país y muchos mitos y mentiras políticas y personales se han derrumbado. En buena hora.

Una de ellas, la más reciente, es la acertada decisión de un juez superior, en el caso Cochinilla, que le devuelve al país confianza en la debilitada credibilidad ciudadana en el Poder Judicial, a la vez que derrumba una resolución inferior insostenible y establece la prisión preventiva y no fianza, como medida cautelar, contra los principales actores de actos de corrupción que avergüenzan y ofenden la conciencia nacional y al Estado Social de Derecho.

La otra tiene que ver con el grupo de poder económico y mediático que controla la Casa Presidencial y que aplauden, felices, porque desbloqueada la Asamblea Legislativa por la renuncia obligada de Ottón Solís como embajador ante la OCDE, se aprobó el Acuerdo con el FMI y todo, según ellos, a partir de ahora, será “color de rosa”, cuando la verdad es que la crisis nacional sigue ahí y apenas se ha dado un paso hacia adelante.

El acuerdo con el FMI envía, es cierto, un buen mensaje a los mercados financieros internacionales y le permite al gobierno PAC llegar vivo a mayo del 2022, pero no es en absoluto la solución integral, como aún menos lo fue la engañosa reforma tributaria de hace dos años, a la que me opuse y critiqué firmemente por insuficiente y mediocre y porque lo que hizo fue gravar con más impuestos a los sectores de ingresos medios y tirar al despeñadero a más sectores sociales vulnerables, liquidando en lo económico a miles de pequeñas y medianas empresas privadas que generaban empleo y riqueza nacional.

Lo fundamental de la agenda país está aún pendiente y tiene que ver con temas medulares: (1) La enorme deuda pública. (2) La crisis social de pobreza y desempleo. (3) La necesidad imperiosa de acelerar un proceso de reactivación económica privada exportadora y de servicios. (4) La Reforma del Estado Costarricense, para poner de nuevo al sector público al servicio de la gente y de un desarrollo económico sostenible, con justicia y equidad social.

Digan lo que digan, estos cuatro temas esenciales aún están por resolverse.

Pero al menos hemos tomado plena conciencia de la necesidad de cambio y de que el sistema democrático nos ofrece la alternativa posible y real de volver al camino costarricense, en las próximas elecciones de febrero de 2022.

Eso es bastante y falta poco tiempo para ir a votar y cambiar el rumbo del país.

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Un comentario

  1. Gustavo Elizondo

    No estoy tan seguro que sea tan sencillo «votar y cambiar el rumbo del país»

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