Más incumplimientos del país al Acuerdo de París (II)

Los nuevos compromisos voluntarios nacionales de reducción de emisiones adquiridos en el 2020 dentro del Acuerdo de París se adicionarán a los incumplimientos (II)

Roberto Dobles
roberto.dobles@gmail.com

Roberto Dobles

En esta columna se resumen algunos de los principales elementos que permiten concluir que se incumplirán no solamente los compromisos adquiridos por el Gobierno en el 2015 dentro del marco del Acuerdo de París, sino también los adquiridos en diciembre del 2020.

Estos elementos también cuestionan la realidad de los impactos esperados del Plan Nacional de Descarbonización y de la Estrategia de Largo Plazo presentada internacionalmente por Costa Rica en el 2019, los cuales fueron presentados sin tener todos los estudios necesarios (técnicos, económicos, financieros, políticos, sociales, etc.) y no se les dotó de las capacidades de ejecución que eran necesarias.

I. Principales causas del incumplimiento

Como lo señalé en mi columna titulada “¿Por qué las emisiones del sector energía crecen continuamente?”, las principales causas de este incumplimiento son las siguientes:

  • Política energética y planes energéticos de escritorio plagados de dogmas e ideologías que no inciden en el mundo real.
  • Ausencia de capacidades de ejecución de los planes energéticos.
  • Falta de visión integral y de rectoría efectiva en el sector energía.

II. Consecuencias

La falta de acciones en el mundo real provoca no solamente que no se esté dando ninguna transición energética, sino que más bien se esté dando un retroceso energético, como lo señala la evidencia que se ha analizado en las cinco anteriores columnas sobre este tema, la cual se resume a continuación con respecto a algunos de los elementos claves.

1. Petróleo importado desplaza a las fuentes renovables nacionales de energía

Los datos oficiales de consumo de energía del país muestran que el consumo de los derivados de petróleo importados ha venido creciendo más rápidamente que el consumo de fuentes nacionales renovables de energía.

Esta situación provoca que las fuentes nacionales renovables de energía estén siendo desplazadas por las fuentes no renovables importadas (derivados de petróleo), como lo muestran los datos siguientes:

  • En el 2015 (año en el que se firmó el Acuerdo de París), la participación de las energías renovables nacionales en el consumo energético representaron el 38.8% del consumo total de energía y los derivados de petróleo importados el 59.2%.
  • En el 2019, la participación de las energías renovables nacionales en la matriz energética había bajado al 34,7% del consumo total de energía y los derivados de petróleo habían subido al 64,3%, lo que implica que los derivados de petróleo importados están desplazando a las energías renovables nacionales.

El desplazamiento de las fuentes renovables nacionales de energía por parte de los derivados de petróleo importados se está dando en todos los sectores, incluyendo el sector residencial.

Lo anterior queda demostrado de manera contundente con los siguientes datos oficiales del ICE y de RECOPE:

  • Sector Residencial. Entre el 2014 y el 2019 el consumo de electricidad creció un 10,9%, mientras que el consumo de GLP (Gas Licuado de Petróleo) creció un 36,1%.
  • Sector industrial. Entre el 2014 y el 2019 el consumo de electricidad creció un 8,6%, mientras que el consumo de GLP (Gas Licuado de Petróleo) creció un 20,3%.

Por sus propias características, el Sector Residencial debiera de estar fuertemente dominado por la electricidad, y con mucho más razón por aquella generada por fuentes renovables de energía, pero en Costa Rica no es así.

Es sorprendente que aún en el Sector Residencial la electricidad generada con fuentes renovables nacionales esté siendo desplazada por el GLP no renovable e importado.

2. Tendencias de mediano y largo plazo

Las tendencias hacia el largo plazo muestran un comportamiento todavía más preocupante que las tendencias del pasado:

  • De acuerdo con las últimas proyecciones oficiales de RECOPE, el consumo nacional de derivados de petróleo importados crecería un 37,5% entre el 2019 y el 2039.
  • De acuerdo con las últimas proyecciones oficiales del ICE, el consumo de electricidad generada con fuentes renovables de energía nacionales en este mismo período crecería un 31,1%. Es muy probable que en el futuro se generen nuevas proyecciones hacia la baja.

Por lo tanto, se prevé que el consumo de derivados de petróleo (que representó en el 2019 el 64,3% del consumo energético nacional) crecerá más rápidamente que el consumo de electricidad (que en el 2019 representó el 22,3 % del consumo energético nacional).

La participación de la biomasa, como fuente renovable de energía en el consumo energético nacional, fue del 16,0% en el 2015 y en el 2019 bajó al 12,4%. Se prevé que la biomasa en el consumo energético nacional siga bajando también en el futuro.

3. Desarrollo futuro de la infraestructura energética del país

El desarrollo futuro de la infraestructura energética del país va en sentido contrario a los compromisos internacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) adquiridos dentro del marco del Acuerdo de París.

Esta situación es otro elemento clave que hace prever un mayor incumplimiento de esos compromisos internacionales, lo cual quedó ampliamente demostrado con gran detalle en una columna anterior titulada “El desarrollo de la infraestructura energética del país responde a la demanda de energía y no al Acuerdo de París”.

Mientras que el ICE reduce su programa de inversiones en el desarrollo futuro de plantas de generación eléctrica con energías renovables porque la demanda eléctrica nacional prevista está creciendo muy lentamente con respecto a lo pronosticado originalmente, RECOPE más bien está aumentando sus inversiones en el desarrollo de la infraestructura petrolera porque la demanda nacional de derivados de petróleo está creciendo rápidamente.

Esa decisión del ICE no solamente incluye la reducción del desarrollo de plantas propias, sino que también incluye la reducción del desarrollo futuro de plantas de generación eléctrica con energías renovables por parte del sector privado y el cierre de este tipo de plantas privadas a través de la no renovación de los contratos de generación eléctrica con las sociedades dueñas de esas plantas de energías renovables.

Por su lado, RECOPE, viendo el acelerado crecimiento de la demanda nacional de derivados de petróleo importados, invierte fuertemente en el desarrollo de la infraestructura petrolera nacional.

Algunos de estos desarrollos de la infraestructura petrolera nacional para enfrentar la creciente demanda del país son los siguientes:

  • Se construyó recientemente un nuevo puerto petrolero en Moín (Limón) de una capacidad mucho mayor que el anterior para poder recibir barcos mucho más grandes.
  • Se planea construir una nueva terminal portuaria petrolera (cerca de Puntarenas) para poder importar también derivados por el Pacífico.
  • Se continúa ampliando la capacidad de almacenamiento y distribución (nuevos tanques) de combustibles derivados de petróleo en los diferentes planteles.
  • Se planea construir un nuevo poliducto para transportar derivados de petróleo por tubería desde Barranca hasta Guanacaste.
  • Se planea construir cerca de Liberia un nuevo plantel de almacenamiento y de distribución a granel de derivados de petróleo.

Como parte de estos nuevos desarrollos petroleros, el periódico La República ha informado que RECOPE busca $400 millones para construir una nueva terminal petrolera marina en el Pacífico, para extender la red de poliductos en 126 kilómetros adicionales con el fin de llevar combustibles desde el plantel de Barranca (Puntarenas) hasta Liberia (Guanacaste) y para construir un nuevo plantel de almacenamiento y distribución en esa zona.

El poliducto actual tiene una longitud de 533 kilómetros y tiene planteles de almacenamiento y de distribución de combustibles derivados de petróleo a granel en Moín (Limón), Turrialba (Cartago), El Alto (Cartago), La Garita (Alajuela) y Barranca (Puntarenas).

Entre estos planes se encuentra igualmente el desarrollo de un importante centro de almacenamiento y distribución de Gas Licuado de Petróleo (GLP) en el Pacífico.

El GLP se ha convertido en el tercer combustible del país en consumo, detrás del diésel y de la gasolina, y es el que tiene el mayor crecimiento a nivel nacional.

Varios medios de comunicación han informado que RECOPE publicó una licitación pública el pasado 30 de abril para la construcción de una terminal petrolera cerca del puerto Caldera en Puntarenas para importar combustibles derivados de petróleo y para desarrollar una infraestructura de almacenamiento adicional en esa zona por un monto de $234 millones.

Esta nueva infraestructura de importación petrolera en el Pacífico incluirá nuevos tanques de almacenamiento, una estación de bombeo en los antiguos terrenos de FERTICA (adquiridos por RECOPE), un poliducto de 11 kilómetros para llevar los combustibles importados hasta la terminal de Barranca, cargaderos y sistemas auxiliares.

De acuerdo con RECOPE, la llamada Terminal Pacífico tiene como objetivo garantizar la seguridad energética del país.

III. Conclusiones

Lo expuesto en esta columna y en las columnas anteriores sobre este tema claramente demuestra que la participación del petróleo en el consumo energético nacional continuará aumentando cuando debiera de estar disminuyendo en favor de las fuentes renovables nacionales de energía que sean competitivas.

Es claro que el desarrollo energético futuro nacional no está alineado con los compromisos adquiridos en el 2015 y en el 2020 por el Gobierno dentro del marco del Acuerdo de París.

Las decisiones del ICE (de reducir hacia futuro las inversiones en el desarrollo de plantas de generación eléctrica propias y de terceros con energía renovables nacionales) y de RECOPE (de aumentar hacia futuro las inversiones en la infraestructura relacionada con las importaciones, almacenamiento y distribución de derivados de petróleo importados) responden a la valoración de estas dos instituciones estatales sobre la evolución futura del consumo energético nacional.

En sus acciones, estas dos empresas estatales ven claramente la evolución de la demanda energética nacional en el mundo real y no en el mundo imaginario del Gobierno.

No ven que exista ningún efecto proveniente del mundo imaginario que se encuentra en los planes de escritorio del Gobierno, incluyendo el Plan Nacional de Descarbonización, la Estrategia de Largo Plazo presentada internacionalmente por Costa Rica en el 2019 y las trayectorias de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los compromisos internacionales adquiridos en el 2015 y el 2020 dentro del marco del Acuerdo de París.

Internacionalmente, el problema no es que el mundo está preocupado por las emisiones crecientes de GEI de Costa Rica ya que lo haga o no haga el país en este campo no afectará el cambio climático a nivel mundial, el cual ha venido acelerándose en el mundo.

Debido a su pequeño tamaño, las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero son muy pequeñas a nivel mundial como para tener algún efecto relevante.

De acuerdo con varios organizaciones internacionales (Comisión Europea, Carbon Brief y United Nations Environment Programme y Wikipedia), las emisiones de gases de efecto invernadero del país representan apenas el 0,02% de las emisiones totales en el mundo.

El problema no es que el mundo esté preocupado por la trayectoria creciente de las emisiones de GEI de Costa Rica, sino más bien el problema para el país es la pérdida de credibilidad internacional con respecto a un tema de gran importancia mundial.

Los incumplimientos flagrantes de los compromisos adquiridos internacionalmente, dentro del marco del Acuerdo de París, provocan un serio deterioro de la credibilidad internacional del país.

Mientras que en el 2015 el Gobierno comprometió internacionalmente al país a tener una trayectoria decreciente de emisiones de GEI, y en el 2020 se comprometió a una nueva trayectoria que implica una mayor reducción de emisiones que la comprometida en el 2015, la realidad muestra que tenemos una acelerada trayectoria creciente de estas emisiones.

Vamos en una dirección totalmente contraria a la dirección a la que el Gobierno comprometió al país.

Los datos oficiales y los cálculos realizados con datos oficiales mostrados y analizados en esta columna, y en las anteriores, muestran de manera clara y contundente que el país se está carbonizando cada vez más conforme avanza el tiempo, en lugar de estarse descarbonizando.

A pesar de todo lo que muestra la cruda realidad de los datos, el discurso oficial sobre este tema indica rutinariamente, sin acreditar datos, que el país se está descarbonizando.

Las autoridades manejan así una “realidad alternativa imaginaria” que difiere totalmente de la cruda realidad de los datos existentes y definitivamente no siguen la recomendación enunciada por W. Edwards Deming: “En Dios confiamos, todos los demás deben traer datos”.

Adicionalmente, mientras que en el país el Gobierno obstaculiza el desarrollo de la energía solar y bloquea el desarrollo del gas natural, en el mundo estas dos fuentes de energía son las que están liderando la transición energética mundial y son las que más están creciendo por ser de bajo costo y ambientalmente muy superiores.

No hay conciencia que la transición energética y los crecientes suministros y consumo de energía en el mundo están cambiando drásticamente y que los cambios están siendo impulsados por la energía solar, el gas natural y la eficiencia energética.

El populismo energético que existe en Costa Rica, por omisión y por falta de acción en el mundo real, está llevando al país a emisiones crecientes al ambiente, a altos costos de la energía y a una creciente dependencia del petróleo explorado, producido y refinado en el extranjero, el cual se transporta continuamente al país en barcos más grandes y llegan a instalaciones portuarias y centros de almacenamiento y distribución en continua expansión.

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