Fernando Berrocal
Este país tiene que tomarse muy en serio la lucha contra el narcotráfico y su nefasta penetración en todas las esferas de nuestra sociedad.En este punto tenemos que ser… ¡Inflexibles!
Informes que merecen toda mi confianza establecen que por Costa Rica pasan, anualmente, unas 500 toneladas de cocaína que viene del sur.
De ese total, las autoridades del Ministerio de Seguridad Pública y el Organismo de Investigación Judicial, juntos, incautan tal vez unas 40 toneladas al año. Menos del 10%.
Gran parte de esa droga sigue su ruta hacia el norte, pero un importante porcentaje de la cocaína se queda en Costa Rica. Ahí nace la compra de conciencias y de autoridades, el negocio vil y criminal de la venta al menudeo, la violencia, el sicariato, el lavado de dinero por mil formas, el envenenamiento de nuestra juventud y la corrupción a muchos niveles de nuestra sociedad y en las estructuras del poder formal: en lo político, lo económico y lo mediático.
Las Zona Sur de nuestro país es la puerta de entrada de esa droga. La mayoría viene por mar desde el puerto de Buenaventura en Colombia y desde Ecuador.
Viene en lanchas rápidas que, a 350 y 400 millas náuticas de los puertos de salida, se quedan sin gasolina y tienen que ser reabastecidas y aprovisionadas de comida y agua. Esa distancia se cumple a la altura de Punta Burica, Golfito, Puerto Jiménez y las playas del Pacífico Central. Ese es el foco de infección.
También la droga viene en avionetas de un solo motor que aterrizan en docenas de aeropuertos privados a lo largo del territorio nacional. Muchos de ellos en Guanacaste y fincas de particulares que alquilan esas pistas de tierra.
La Zona Norte es la otra área conflictiva y caliente del país, así como la costa del Atlántico, al norte de Limón hasta las lagunas de Tortuguero y al sur hasta la frontera con Panamá. Esa droga viene de la isla colombiana de San Andrés.
No es cierto que, en los últimos 10 años, haya salido algo importante y significativo de la Comisión de Seguridad y Narcotráfico de la Asamblea Legislativa. De ahí solo ha salido un plato de babas y cosas insignificantes.
Tampoco creo, y lo he dicho cien veces, que exista una política pública integral para enfrentar el tema del narcotráfico en el plano policial y en la dimensión preventiva, educativa y social.
Los organismos internacionales serios nos equiparan a Honduras en materia de corrupción. Eso es una vergüenza nacional.
Esa triste verdad, más la crisis económica y la pobreza, explica que un 65% de los costarricenses no crean en los partidos políticos y casi en ningún político.
Aplaudo de pie y con mucha esperanza las acciones policiales del OIJ en el cantón de Corredores. Espero que se llegue hasta las últimas consecuencias y se establezca la verdad, en Corredores y en la Zona Sur de Costa Rica.