Progresemos
Carlos Manuel Echeverría Esquivel
cmecheverria@yahoo.com
No siempre estoy de acuerdo con ellos, pero en este caso desde mi punto de vista dieron un diagnóstico despolitizado de la economía nacional, pre pandemia, pandemia y post pandemia crudo y didáctico, que sin duda sirvió para que muchos puedan entender sus implicaciones sociales, económicas y políticas.
Don Luis detalló como las reservas del BCCR no están tan disponibles como algunos han creído, por estar comprometidas en algunos casos, no ser tan líquidas en otros y porque el año entrante las necesitaremos para enfrentar un menor ingreso de divisas. Sin éstas, no hay importación.
Se entiende sin duda la congoja de empresarios que requieren capital de trabajo para mantener sus empresas y que proponen en su desesperación el monetizar esas reservas. Como tengo experiencia en banca central como director y en un período duro, soy bastante conservador en ese campo. Le tengo mucho respeto, por no decir temor, a la inflación que se provoca cuando hay sobre oferta de colones y además por el efecto en el valor en colones de las divisas, lo que al final también resulta inflacionario. Además y como decía don Fernando en su primera intervención con doña Amelia, el disponer imprudentemente de los ahorros puede salir muy caro en el futuro. El 2021 será muy complicado a nivel de los mercados que nos compran productos y servicios incluyendo turismo; es además año pre electoral, uno donde el gobierno tratará de “llevar agua a su molino”.
En este momento el problema principal que tiene el país desde el punto de vista económico es el déficit fiscal, que origina el endeudamiento externo que a su vez lo agrava porque cada vez se paga más en intereses. Se da el efecto “crowding out” (menos recursos para inversión privada) con creciente intensidad. Es un círculo vicioso que hay que vencer. Hay que dejar de gastar en lo que no es fundamental o no es productivo; privilegiar la inversión en infraestructura social y de apoyo a lo productivo, debe de ser un eje horizontal de política. No se trata de “meter plata” en la economía vía gasto corriente para aumentar la demanda, como han sugerido algunos; eso funciona por un ratito; luego viene la debacle.
Cuando el gobierno se endeuda para financiar gasto corriente, o sea, gasto relacionado con el funcionamiento del gobierno y no con la inversión en infraestructura económica y social, es como si el amigo lector, “con la soga al cuello” por deudas, busca crédito para financiar un viaje de placer al exterior. Ciertamente parte del gasto corriente gubernamental es necesario, no todo, pues se sabe que en el aparato estatal se realizan tareas no indispensables para el funcionamiento de la sociedad y que más bien entorpecen su buen funcionamiento. Financiar ese gasto con deuda es botar la plata y “enjaranarse” más.
El peso desmedido del aparato estatal lo convierte en una carga insostenible para el sector productivo, más cuando este se ha reducido y le esperan tiempos difíciles. El aparato estatal es necesario ciertamente, pero hay muchas tareas que no contribuyen a la producción ni al bienestar general; se da la duplicación también y los métodos de trabajo no son los más efectivos. La economía es una ciencia, si se quiere inexacta pero ciencia al fin. Si usted amigo lector toma colones que existen porque se pueden cambiar por productos y los usa en algo no productivo o para comprar bienes superfluos externos, usted tendrá menos recursos para invertir en producción e importar lo vital. Por otro lado, un estado más efectivo, mejor manejado, más robusto y más ágil, le añade su aporte en apoyo al sector productivo o distributivo, que además tendrá más recursos financieros posiblemente a un menor costo.
La flexibilidad presupuestaria es limitada y aunque hay algo de margen en la sub ejecución presupuestaria característica de nuestro sistema, aquella no es suficiente. Las medidas deberán ser creativas y reales. En el combate del COVID 19 debemos ser implacables y atender las necesidades sociales, pero con prudencia y realismo.
No hay duda como lo dijo don Fernando, que el GOCR tiene que acudir al FMI para salir avante. Y el FMI del que Costa Rica es socio, en congruencia con sus fines pues no es un banco comercial, exigirá compromisos por parte de Costa Rica ineludibles y sobre los que no se puede engañar. No es aceptable proponer lo que no tiene efecto diminutivo sobre el gasto o “patear la bola para adelante”, alegando en una Ley de Empleo por ejemplo, que no se pueden tocar prácticas de compensación exagerada, porque son derechos adquiridos. El problema es real y si no se corrige por parte del GOCR, se reflejará en una pésima economía al futuro con el empresariado desconfiando, la inflación rampante, el aparato estatal desbordado y el empleo productivo por los suelos. O sea, el país en ruinas.
Como bien se ha venido diciendo el gobierno requiere de entendimientos compartidos entre los sectores claves de la sociedad costarricense. Para ello el GOCR por la vía de la más alta autoridad tiene que liderar y hacerlo dando el ejemplo. Sin embargo la evidencia indica que Costa Rica no usa adecuadamente las herramientas que tiene para planificar multidimensional y participativamente. Tampoco para programar a corto y mediano plazo.
Se viene sin duda un cambio de paradigma a nivel mundial, de cuya construcción el país no puede quedarse afuera, ni dejar de ser parte de él a futuro. Este paradigma ya se venía dando con el Cambio Climático, si es que la humanidad quiere salvarse y seguir siendo parte activa de la creación. Veo cambios en el modelo productivo, de acumulación, inversión y ahorro, con el buen manejo del Medio Ambiente como eje transversal; así mismo en los esquemas de distribución de la riqueza generada. Lo sanitario y las necesidades básicas de todos serán prioridad o no se sale adelante. No hay “quite”. “La bola está en la cancha” de la Presidencia de la República.
– Exvice ministro-Subdirector de OFIPLAN, Miembro COREC I.
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