El dilema del taxista

Bryan Acuna

Bryan Acuña

El debate actual nacional sobre el servicio de transporte sobre pasa la idea de que es un tema solo de legalidad. Que existan opciones como el porteo, el transporte informal y actualmente Uber, demuestra que hay una situación por la oferta y la demanda de servicios donde el principal objetivo tiene que ser mejorar en virtud de los clientes.

Las quejas generalizadas por anomalías en la manera como algunos taxistas ofrecen sus servicios, empujan a los clientes a utilizar sistemas alternativos de transporte, muchos de los cuales que están fuera de la legalidad o dentro de vacíos legales que dificultan su gestión en el país.

Pero en realidad no son las huelgas y las protestas a “huevazo limpio” lo que ayudarán a que los taxistas le ganen el pulso a las otras formas de servicio de transporte de personas, sino la actitud de ellos mismos.

El servicio al cliente

Uno de los reclamos generalizados de los clientes de taxi es la mala actitud de los conductores, creo que a estos les obligan a llevar un curso de relaciones públicas antes de darles la licencia como transportistas públicos, por lo que o el curso está obsoleto, mal planteado o definitiva la evaluación no sirve para lo que fue creada.

Un taxista que no se deba a sus clientes, sencillamente debería dedicarse a otro oficio, si es por necesidad de trabajar, tendrá que aprender a tratar a sus pasajeros con el respeto debido. Lo cortes no quita lo valiente expresa el argot popular, comportarse amables con todos los usuarios; por corto que parezca un viaje les ayudará a tener mayor preferencia entre los consumidores de su servicio.

“Ahí no voy porque el servicio es muy corto, si se lo hago tengo que cobrarle más”. Ya fue mencionado en el párrafo anterior, parte del mal servicio está en escoger hacia dónde hacen viajes o no, quizás ni siquiera por un tema de seguridad sino porque no lo consideran “económicamente viable”, hay que recordar a los amigos taxistas que si bien son dueños de sus vehículos, al ser concesionarios de una placa del Estado, el servicio brindado es público, no se trata de que que están realizando favores sino un servicio, y esta es una de los grandes reclamos que hacen los usuarios con mucha frecuencia, junto con el problema evidente de quienes en su afán de sacar más dinero se llevan a los clientes por largas rutas sin siquiera consultar.

El objetivo de los taxistas debe aspirar a ser competitivos y modernizar el servicio

Cuando se habla de modernizar no se puede pensar solo en cambiar las flotillas de vehículos; esto es por supuesto una parte de ese cambio que se debe realizar. Pero también la modernización se refiere al uso de nuevas tecnologías para hacer más eficiente el servicio brindado.

Un ejemplo de lo anterior es que Uber utiliza una aplicación de libre acceso para que sus clientes los contacten, ubiquen al funcionario más cercano y en corto tiempo les envíen el transporte con una ruta designada y una tarifa convenida con anterioridad la cual se cobra de forma automática desde una tarjeta de crédito o débito cuya información se encuentra guardada de forma segura en una base de datos. En otras palabras, el servicio de Uber entró al siglo XXI con la tecnología y no realizó nada que otras aplicaciones como Easy taxi no hayan creado, le han facilitado además al cliente engorrosos momentos, porque hasta el nombre del chofer y número de placa del vehículo queda registrado.

Las aplicaciones para teléfonos inteligentes no son extremadamente costosas, se puede ver como una inversión más que como un gasto, le abre nuevos canales de recepción de clientes, con una serie de facilidades y al mismo tiempo moderniza los sistemas de tele operadores de llamadas en las cooperativas de taxistas.

Gran cantidad de los taxistas de Costa Rica están agremiados, son parte de cooperativas, pagan un “derecho de piso” para el uso de radio frecuencias por medio de las cuales brindan servicios. Si combinaran esa facilidad del radio con las aplicaciones móviles, podrían tener una excelente base de datos con clientes que por el buen servicio se mantendrían dándoles prioridad. Cada usuario registrado tendría un número de cliente asignado, por medio del cual la facturación sería sencilla de realizar de ser necesaria y con toda la información del servicio recibido.

En esto, las cooperativas del gremio tendrán por su parte una fuerte competencia por unir a la mayor cantidad de taxistas a su grupo, ya que esto fortalecerá los recursos captados por el servicio brindado y al mismo tiempo deberán fortalecer a sus asociados en temas de manejo de la aplicación para teléfonos inteligentes, así como sus actualizaciones, mejoras en el servicio al usuario. Al mismo tiempo captan dinero por el derecho de uso de radio y aplicación, pero al mismo tiempo serán los encargados de pagar a los taxistas el dinero por los servicios brindados.

Se conservaría el tradicional sistema de llamadas, pero con el uso de formas de pago alternativas (tarjetas), la exposición al riesgo por parte de los taxistas sería inferior, porque el uso de efectivo se disminuiría en grandes proporciones. Además, se puede ir creando una verdadera cultura de uso de este tipo de transporte en terminales designadas para estos fines, evitando que los taxis paren en cualquier sitio y donde los usuarios pueden elegir la compañía de taxis más conveniente, con el modo de pago que guste. Si tiene código de cliente se le realiza el respectivo cargo o si decide puede pagar en el momento como se realiza actualmente.

Los cambios en la legislación para regular el servicio de transporte debería dar cierta flexibilidad para el cobro de tarifas negociadas con los usuarios previamente, basados en un piso por el primer kilómetro realizado, y luego las diferencias tarifarias por horas pico, días feriados de poco flujo vehicular y demás, pero que exista una forma menos grosera de fijar los precios para el consumidor en especial cuando hay rutas que los propios usuarios hacen constantemente y a veces los cambios pueden resultar muy desproporcionados a pesar de que se esté en circunstancias similares.

Del mismo modo, a nivel de gobierno, se debe exigir a los que brindan el servicio de transporte de personas en estas modalidades que deben cumplir con un mínimo de seguros y de impuestos, similares a los que pagan los taxistas, para lo cual se les da un código para trabajar y se habilitan paradas especiales para brindar su servicio de forma abierta al público.

Todo el que quiera brindar este servicio debe pasar por estos filtros, y quien quiera aún así mantener un carácter de ilegalidad, por medio de la ley que se sienten responsabilidades, pero para que esto funcione, el beneficio debe ser para ambos lados, consumidores y oferentes del servicio.

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