Primera crisis energética mundial en la era de la transición hacia las energías más limpias (III)
Roberto Dobles
roberto.dobles@gmail.com
En esta columna se analizan las causas que, en lo que va del 2022, han profundizado aún más esta crisis.
Los problemas asociados a la transición energética internacional se fueron acumulando para crear grandes debilidades y vulnerabilidades en el sistema energético mundial, las cuales provocaron el inicio de la crisis energética actual en el 2021 y su agravación en el 2022.
Todavía no hay una solución a la vista sobre cuándo podría terminar esta crisis energética.
Entre los principales problemas de la transición que provocaron el inicio de la crisis en el 2021 se encuentran los siguientes:
• Inversiones inadecuadas e insuficientes en energías más limpias, así como sus altos costos y su lentitud en la penetración del mercado energético. La inversión en tecnologías de energías más limpias se ha mantenido muy por debajo de los niveles necesarios para abastecer el mercado energético y para reducir las emisiones a los niveles que se requiere.
• Limitaciones en la producción de las energías renovables existentes en el mundo debido a las condiciones climáticas adversas.
• Inversiones inadecuadas e insuficientes en petróleo y gas natural para asegurar una transición energética fluida hacia las fuentes de energía más limpias. Esta insuficiencia creó limitaciones importantes en el 2021 y en el 2022 en el suministro mundial de petróleo y de gas natural, y de otras fuentes de energía.
• Aumento rápido de la demanda energética mundial a partir del 2021.
Esta crisis nos recuerda una vez más que la vida moderna necesita abundantes suministros de energía y que éstos sean a precios razonables y asequibles.
La transición energética que venía implementándose en muchos países creó una situación mundial de suministros limitados de energía, dejando de lado el principio fundamental que, para tener éxito, toda transición energética debe crear una situación de abundancia energética con costos bajos, tanto de las fuentes de energía salientes como de las nuevas fuentes entrantes en la matriz energética.
1. Profundización de la crisis energética mundial en el 2022
La invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero del 2022 ha sido la principal causa del agravamiento de la crisis en lo que va este año, la cual ocurrió en un momento en que la transición energética mundial ya estaba en serios problemas en el 2021.
Además de crear fuertes impactos económicos y sociales inmediatos, la crisis energética actual amenaza con alterar muchas premisas fundamentales relacionadas con la transición energética, la seguridad energética, el desarrollo energético y la acción climática en el mundo.
Esta crisis ha puesto en evidencia las complejidades de las demandas contrapuestas que existen entre la acción climática y las crecientes necesidades de energía para el desarrollo económico y social.
Los tres artículos siguientes señalan varios aspectos importantes de la situación actual.
i. Will the Ukraine war derail the green energy transition? (Financial Times, March 7, 2022)
El economista Dieter Helm, profesor de política energética en la Universidad de Oxford, indica que el alejamiento de los combustibles fósiles rara vez ha parecido más complicado. “La transición energética ya estaba en problemas antes de la guerra: el 80 por ciento de la energía del mundo todavía proviene de los combustibles fósiles”, dice.
“Espero que, a corto plazo, EE.UU. aumente la producción de petróleo y gas natural, y que el Mar del Norte pueda ver más inversiones en este campo”. Además de eso, el consumo de carbón de la Unión Europea podría aumentar, agrega.
La pregunta es si el cambio energético puede ocurrir lo suficientemente rápido como para permitir que el mundo alcance sus tenues objetivos climáticos, y si la inestabilidad económica de la guerra demostrará ser un revés a largo plazo, en lugar de un incentivo, hacia una transición energética verde.
El regreso del carbón. Antes de que comenzara la guerra en Ucrania, el carbón estaba disfrutando de un resurgimiento a medida que la creciente recuperación económica posterior a la pandemia generó una gran demanda de energía.
Ese fue el caso incluso en países con elevados objetivos ambientales. En los EE.UU., la generación de energía a base de carbón fue mayor en el 2021, bajo el gobierno del presidente Joe Biden, que en 2019 bajo el gobierno del entonces presidente Donald Trump, quien se posicionó como el posible salvador de la industria del carbón de Estados Unidos. En Europa, la energía del carbón aumentó un 18 por ciento en 2021, su primer aumento en casi una década.
La guerra en Ucrania podría impulsar aún más la demanda de carbón, al menos a corto plazo. Ese punto fue reconocido la semana pasada por el ministro de economía de Alemania, Robert Habeck, del Partido Verde de ese país, quien dijo que Europa podría verse obligada a quemar más carbón ante la agresión rusa y la escalada de los precios del gas natural.
Las preocupaciones sobre la seguridad energética también están contribuyendo, y algunos países, incluida Italia, se indica que es posible que necesiten usar más carbón para utilizar menos gas natural ruso.
China e India lideran el camino en la construcción de nuevas plantas de carbón. El carbón también sigue siendo dominante en Asia, especialmente en China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo.
Este país todavía está construyendo nuevas plantas de carbón, y las emisiones allí aumentaron un 4 por ciento el año pasado, lo que representa una cuarta parte del aumento global total de las emisiones. Estados Unidos no se quedó atrás, ya que representó alrededor del 22 por ciento del aumento global de las emisiones el año pasado.
Pero al mismo tiempo que el carbón ha estado disfrutando de un gran regreso, las energías renovables han tenido problemas. Debido a una combinación de dolores de cabeza logísticos y problemas de guerra comercial, ni la energía solar ni la eólica están en camino de crecer tanto este año como lo deberían de hacer en un escenario de cero emisiones netas.
Zhou dice que este proceso se está convirtiendo en una «transición no sincronizada», ya que las energías renovables no han crecido lo suficiente como para reemplazar el carbón que debe eliminarse del sistema. “Se tiene este período de incomodidad, antes de que se pueda hacer la transición por completo para no usar combustibles fósiles”.
El año pasado se dio un gran aumento en las necesidades de electricidad, cuando la economía mundial se recuperó de la pandemia. “La demanda de electricidad realmente sorprendió a todos el año pasado”.
“Las energías renovables de hoy no pueden responder a ese tipo de aumentos en la demanda de energía porque el almacenamiento de las baterías aún no tiene ese tipo de capacidad”, dice Zhou. La baja inversión en combustibles fósiles ha venido contribuyendo también a la volatilidad actual de los precios de la energía, agrega.
“El sistema energético mundial tiene actualmente menos protección para hacer frente a estos altibajos”, dice Zhou. “El conflicto de Ucrania es otro shock de oferta que pondrá a prueba la resiliencia de los sistemas energéticos en transición”.
Los altos precios de la energía también podrían dificultar políticamente que algunos países impulsen políticas de energía limpia.
ii. What does the current global energy crisis mean for energy investment? (IEA, International Energy Agency, May 13, 2022)
La invasión de Rusia a Ucrania ha provocado importantes rupturas (“disruptions”) en el sistema energético mundial, la cual ocurrió en un momento donde el mundo estaba lejos de alcanzar sus objetivos energéticos y climáticos compartidos.
La invasión no provocada de Rusia a Ucrania ha hecho subir los precios de la energía aún más para los consumidores y las empresas de todo el mundo, perjudicando a hogares, industrias y economías enteras, y con mayor severidad en los países en desarrollo, donde la gente menos puede permitírselo.
Esta crisis amenaza con descarrilar los esfuerzos para enfrentar el desafío crítico del mundo de reducir lo suficientemente rápido las emisiones globales de gases de efecto invernadero como para evitar un cambio climático catastrófico.
La IEA ha estado proporcionando datos, análisis y asesoramiento sobre políticas para ayudar a los responsables de la toma de decisiones en todo el mundo, especialmente a los gobiernos, a tomar decisiones bien informadas sobre inversiones en energía que respalden suministros de energía seguros y asequibles mientras se reducen las emisiones.
iii. Global Energy Crisis Is the First of Many in the Clean-Power Era (Bloomberg, October 5, 2021)
La escasez que sacude los mercados de gas natural, petróleo y electricidad desde el Reino Unido hasta China se está desarrollando justo cuando la demanda se recupera de la pandemia.
El planeta se ha enfrentado a mercados energéticos volátiles y restricciones de suministro durante décadas. Pero lo que es diferente ahora es que las economías más ricas también están experimentando una de las revisiones más ambiciosas de sus sistemas energéticos desde los albores de la era eléctrica, sin una manera fácil de almacenar la energía generada a partir de fuentes renovables.
iv. The Energy Transition “Is Not Going Smoothly”, January 27, 2022 (oilprice.com)
El CEO de Aramco emitió a inicios del 2022 varias advertencias sobre la situación de la crisis energética en la que ya estaba el mundo un mes antes de la invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero del 2022 y sobre la incorrecta transición energética mundial, la cual contribuyó fuertemente al surgimiento de la crisis actual en el 2021.
La transición energética «no va bien», dijo el Director Ejecutivo de Saudi Aramco, Amin Nasser, y pidió una inversión continua en petróleo y gas natural hasta que las fuentes de energía bajas en carbono puedan crecer y madurar lo suficiente como para satisfacer la creciente demanda mundial de energía.
“Tenemos que reconocer que la transición actual no va bien”, dijo Nasser en una conferencia en línea, según lo publicado por Reuters.
“Todos estamos de acuerdo en que para avanzar hacia un futuro energético sostenible, una transición energética sin problemas es absolutamente esencial, pero también debemos considerar las complejidades y los desafíos para llegar allí”, dijo Nasser.
El alto ejecutivo del mayor exportador de petróleo del mundo, Arabia Saudita, ha advertido con frecuencia a los analistas de energía y a la industria en los últimos meses que seguirá dando la necesaria inversión en petróleo y gas natural, incluso cuando las instalaciones de energía renovable crezcan.
“Propongo que la inversión tanto en energía existente como en las nuevas fuentes continúen hasta que esta última esté lo suficientemente desarrollada como para poder satisfacer de manera realista y significativa el creciente consumo mundial de energía”, dijo Nasser.
2. Conclusiones
Actualmente no se visualiza una solución a la primera crisis energética mundial en la era de la transición hacia las energías más limpias, la cual se inició en el 2021 y se agravó en el 2022 con la invasión de Rusia a Ucrania.
Hay pocos indicios que sugieran que la crisis actual vaya a detenerse pronto. Además de dañar severamente la economía de los países y a sus habitantes, esta crisis amenaza también con modificar muchas premisas fundamentales de la transición energética, del desarrollo energético y de la acción climática en el mundo.
Entre muchos otros aspectos relacionados con la transición energética (técnicos, económicos, sociales, financieros, fiscales, ambientales, etc.), la evidencia demuestra que hay que tener muy claras las complejidades de las demandas contrapuestas que existen entre la acción climática y las crecientes necesidades de energía para el desarrollo económico y social.
Con esta nueva crisis energética y sus causas, el mundo empezó a darse cuenta que hay serios problemas, grandes vulnerabilidades, incertidumbres y volatilidades en los procesos de la transición progresiva hacia las fuentes más limpias de energía.
Hay que comprender bien que para que un sistema energético funcione apropiadamente, éste debe operar con suministros de energía abundantes, con costos bajos, con seguridad energética, con diversificación energética, con aceptación social y con bajas emisiones al ambiente.
La evidencia en el mundo está demostrando que en este momento, adicionalmente a las inversiones en energías renovables, las inversiones en exploración y producción de petróleo y de gas natural están aumentando en muchos países del mundo, como en China, EE.UU., India, Canadá, México, Brasil, Noruega, Alemania, Rusia y Arabia Saudita, entre muchos otros países.
Y las inversiones son millonarias. Por ejemplo China, uno de los países del mundo que más está invirtiendo en energías renovables, va invertir también más de $120.000 millones en exploración de petróleo y gas natural. Solo en este año, Arabia Saudí invertirá $50.000 para aumentar su capacidad de producción petrolera.
La evidencia en el mundo muestra que las inversiones en las fuentes de energía existentes no renovables va a continuar aumentando hasta que las nuevas fuentes renovables de energía estén lo suficientemente desarrolladas, abundantes y de bajo costo para que puedan satisfacer de manera significativa y realista el creciente consumo mundial de energía.
Entre muchos otros factores claves, los siguientes factores van a ir adquiriendo cada vez más relevancia de la que ya tenían en la transición energética:
• Creación de mayor abundancia de las fuentes renovables de energía que van a ir progresivamente fortaleciendo su posición en la matriz energética.
• Creación de mayor abundancia de las fuentes no renovables, según las necesidades de la demanda del sistema energético. Estas fuentes van a ir paulatinamente disminuyendo su posición de la matriz energética, lo cual ocurrirá en un proceso que durará décadas según los estudios internacionales. Lo clave es que no se dé un desabastecimiento de estas fuentes de energía durante la transición energética, como el que ha ocurrido en la actual crisis energética que se inició en el 2021 y se profundizó en el 2022.
• Costos bajos costos de la energía para potenciar el desarrollo económico y social.
• Mayor seguridad energética.
• Mayor sostenibilidad económica, financiera y ambiental.