Por Antje Raupach (dpa)
Berlín, 18 dic (dpa) – La Navidad es una especie de máquina del tiempo: una fiesta familiar en la que se despliega una vez más la crónica familiar, también en lo culinario, y que en Alemania alcanza la categoría de tradición.
«En nuestra casa todas las Nochebuenas hay lo mismo: Schäufele (plato tradicional del sur de Alemania hecho con el omóplato del cerdo) con ensalada de papas. Bien simple», dice la agricultora Monika Schnaiter, de Oberhamersbach, en la Selva Negra.
«Pero el primer día de Navidad cocinamos bien festivo: caldo de carne con Klösschen (bolas de masa hervida) como primer plato y luego corzo con repollo morado y papas duquesas», agrega.
Así como Monika Schnaiter en la Selva Negra, muchas personas en Alemania apuestan por las tradiciones durante las comidas navideñas. Se cocinan platos que recuerdan tiempos pasados.
Según una encuesta del año pasado, el 24 de diciembre casi un quinto come salchichas con ensalada de papas (19 por ciento). Un 17 por ciento come fondue y raclette. Uno de cada diez cena carne al horno (de vaca o de cerdo, nueve por ciento). Un ocho por ciento come pescado o carne de ave de corral. Y un cuatro por ciento, caza.
Los experimentos en la cocina -por ejemplo con platos veganos (dos por ciento) o vegetarianos (cinco por ciento)- son escasos, según la encuesta de Forsa encargada por la Federación Alemana de Alimentos.
Muchas veces las recetas pasan de generación en generación dentro de una misma familia. Así pasa en la familia Schnaiter. «En nuestro caso las madres pasan las recetas a sus hijas. También yo aprendí a cocinar carne de caza de mi madre y lo transmito a mis tres hijos», dice la mujer de 54 años.
Las tradiciones en la mesa navideña tienen una larga historia. Se remontan sobre todo a ritos cristianos, pero también tienen una función, dice el investigador cultural y experto culinario Peter Peter de Múnich.
«En muy pocas familias en la vida cotidiana se practica una cocina tradicional alemana. Pero eso es diferente en Navidad. Los blogs de cocina están repletos de platos clásicos en esta época», reseña Peter. Por eso la Navidad es como «una máquina del tiempo culinaria, porque justo en esos días muchas veces aparece el deseo de repetir platos de la infancia». La gente mira fotos viejas y recuerda.
Pero hay más razones por las que la comida en Navidad tiene un significado tan importante. «Comer se convirtió en el gran hilo narrativo de nuestra sociedad. Mantiene la identidad en un mundo que es cada vez más complicado de explicar», dice el antropólogo cultural Gunther Hirschfelder de la Universidad de Ratisbona.
Esa es una razón por la que en ocasiones deba ser especial. «En Navidad nos encontramos en una situación de excepción. Muchos comen esos días cosas que habitualmente no comen. Pero en Navidad se hacen excepciones. Uno se da ciertos lujos».
Hirschfelder dice que la pandemia impulsó esta evolución. «Somos una sociedad de vivencias con pocas vivencias. Debido a las posibilidades de gastar dinero que frustró la pandemia, habrá más disposición a gastar en comida», considera.
Pero, aclara, no se buscará nada exótico, sino que se apostará por lo clásico: «Los platos tradicionales en Navidad son anclajes emocionales. Uno busca lo conocido. Buscamos seguridad en el pasado, en el que todo lo antiguo se vuelve valioso. ‘Cada año otra vez’ es hoy una promesa de que todo volverá a la vieja normalidad. Tenemos nostalgia del pasado y los platos tradicionales lo representan».
Pero, ¿por qué comemos en realidad eso que comemos? ¿Cuál es la historia de los platos de Navidad? «Salchicas con ensalada de papas es un plato que originalmente proviene del ayuno católico. Es un plato sencillo y barato, que no requiere mucha elaboración y es más ligero que un ganso asado cuando uno vuelve tarde de la misa del Gallo», dice Peter.
Lo mismo vale para la carpa de Nochebuena. Porque a fin de cuentas el ayuno termina recién en la última hora del 24 de diciembre y el ayuno permite pescado, pero no carne.