Libros prohibidos y gritos, batalla cultural en las escuelas de EEUU

Por Julia Naue (dpa)

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El libro sobre el nazismo «Maus», del ganador del premio Pulitzer Art Spiegelman, fue retirado del plan de estudios por un consejo escolar de Tennessee. Foto: picture alliance / dpa

La prohibición de un libro clásico sobre el Holocausto en las escuelas generó revuelo a nivel internacional. El cómic «Maus», del artista estadounidense Art Spiegelman, fue retirado del plan de estudios por un consejo escolar de Tennessee.

Spiegelman dibujó a los nazis como gatos y a los judíos como ratones en su obra, que representa de forma impresionante las crueldades del nazismo.

El libro le valió al autor el premio Pulitzer en 1992. Sin embargo, un consejo escolar del estado norteamericano de Tennessee consideró que contenía demasiadas palabrotas y desnudos.

Este es solo el ejemplo más reciente de una decisión adoptada por un consejo de estudios local que llega a las primeras planas de las noticias. Ya sea por el coronavirus, el racismo o la educación sexual, las llamadas «school boards» se han convertido en el disparador de debates políticos en Estados Unidos.

En Estados Unidos, los miembros del consejo escolar suelen ser elegidos por los residentes de un distrito escolar. Sin embargo, también pueden ser designados. Tienen amplios poderes y controlan el funcionamiento de las escuelas ya que elaboran la política educativa a nivel local. Esto significa que los comités tienen mucho poder.

Los populistas de derecha, como Steve Bannon, también lo han reconocido, y se movilizan cada vez más para imponer sus valores allí.

En su podcast «War Room», el ex estratega jefe del ex presidente republicano Donald Trump llamó en mayo de 2021 a «recuperar» los consejos escolares. Calificó su campaña como una «revuelta populista» y se dirigió a las madres y los padres: «Está en ustedes, está sobre sus hombros».

No son solo algunas decisiones de las autoridades escolares las que causan revuelo. También es llamativo el ambiente caldeado de las reuniones, sobre todo desde el año pasado. Hay informes de gritos, agresiones físicas e incluso amenazas de muerte. Pero, ¿por qué se intensifican las reuniones en este momento?

El politólogo Kenneth Wong, de la Universidad Brown de Providence, considera que el ataque al capitolio del 6 de enero de 2021 como punto de inflexión.

«Abre un abanico mucho más amplio de acciones para quienes pretenden perturbar o desestabilizar las instituciones del Estado», afirma el académico especializado en política educativa.

¿Qué quiere decir con ello? Wong sostiene que siempre ha habido diferentes opiniones y también discusiones. Según su opinión, eso es perfectamente legítimo.

Pero desde el 6 de enero, dice, la sociedad se ha polarizado más, también se trata de cambiar el clima en los consejos escolares y ampliar los límites del comportamiento aceptable.

Wong estima que este desarrollo se organiza en los consejos escolares. «En cierto modo, es casi como un movimiento nacional», dice el experto, que advierte que no se trata solo de padres individuales que expresan su preocupación.

Detrás, señala, hay una red en la que se intercambian ideas. «El objetivo es desestabilizar las instituciones democráticas y su funcionamiento», subraya Wong, al referirse a las amenazas y el comportamiento agresivo de algunos.

Spiegelman, el autor del cómic prohibido, declaró en una entrevista televisiva que había reaccionado con «total perplejidad» a la decisión tomada por el consejo escolar.

Consideró que era una medida «falta de visión» y tenía «aroma a autocracia y fascismo». El consejo escolar se defendió con el argumento de que el libro era para adultos.

En Estados Unidos sucede una y otra vez que libros de la biblioteca escolar entran en una lista de publicaciones objetables. Por ejemplo, «Ojos azules», de la ganadora del Premio Nobel Toni Morrison, suele estar en la mira.

El libro, publicado en 1970, describe lo que significó crecer como mujer negra. Más recientemente, también llegó el libro «All Boys Aren’t Blue» (No todos los chicos son azules), de George Matthew Johnson, dirigido específicamente a los jóvenes negros queer.

Los ejemplos revelan los temas que son especialmente movilizadores en los consejos escolares. Uno de ellos es la educación sexual, que también enseña la anticoncepción y la sexualidad más allá de la heterosexualidad. Por otro lado, el tema del racismo enfurece a los padres.

El término clave es la denominada teoría crítica de la raza, un concepto académico que supuestamente expone el racismo estructural.

El republicano Glenn Youngkin consiguió movilizar masivamente con su rechazo al concepto en las elecciones a gobernador de 2021 en el estado norteamericano de Virginia. En las elecciones presidenciales de un año antes, el demócrata Joe Biden iba por delante en Virginia. El conservador Youngkin ganó, y cumplió su promesa como gobernador.

«Nuestros niños se merecen algo mucho mejor que que se les diga lo que tienen que pensar», dice su orden ejecutiva, que ahora prohíbe la teoría crítica de la raza en las escuelas de todo el estado.

Youngkin también se opuso a las normas de uso de mascarillas protectoras en las escuelas. La política de coronavirus también genera un amplio debate por las normas de espaciamiento, las mascarillas, la vacunación. Todo ello ha dividido a la sociedad estadounidense en los últimos dos años.

El ambiente, a veces agresivo, se ha trasladado directamente a las reuniones del Consejo Escolar: los padres se han movilizado en manifestaciones contra las máscaras obligatorias en todo el país. El clima en parte agresivo pasó directamente a las juntas escolares.

Organizaciones como «No Left Turn on Education» movilizan a los padres de todo el país contra el «revisionismo histórico», la «corrección política» o el rechazo de los llamados valores americanos.

El grupo conservador Citizens for Renewing America ha publicado específicamente un manual con consejos para una campaña electoral exitosa que permita acceder al consejo escolar. Estas organizaciones han cobrado impulso especialmente en los últimos tiempos.

Wong afirma que, dado que las escuelas son lugares de debate social, es difícil evitar que los grupos de interés se involucren.

Hay, por ejemplo, un bando que hace campaña contra el racismo y por una mayor igualdad. Y luego está la otra parte que quiere proteger sus privilegios. En sí, esto no es nuevo. Pero el ataque al Capitolio cambió el tono y legitimó para muchos un comportamiento más drástico.

dpa

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