El caso de Alemania (I)

Lecciones aprendidas sobre la transición energética en el mundo

Roberto Dobles
roberto.dobles@gmail.com

Roberto Dobles

Las lecciones aprendidas son el conocimiento que se obtiene con el análisis riguroso de una o varias experiencias en un tema de interés. Este tipo de análisis sobre las buenas y las malas experiencias en proyectos o actividades, junto con su documentación, es una buena práctica que le permite a un país o a una organización ahorrar tiempo y dinero al aprender de los aciertos y desaciertos de otros.

Por esta razón es que vale la pena entender e interiorizar bien las razones por las cuales varios países han sido exitosos y otros no tanto en el diseño e implementación de su transición energética.

El caso de Alemania es el primero que se va a analizar en una serie de columnas sobre la transición energética en varios países porque contiene lecciones aprendidas muy interesantes.

El análisis que se presenta en esta columna muestra claramente cómo un desbalance entre los factores críticos de éxito en el diseño y la implementación de su transición energética le ha ocasionado al país serios problemas económicos y sociales.

1. Factores críticos de éxito en el diseño y en la implementación de la transición energética

Para tener éxito, la transición energética debe tener un balance equilibrado en el tiempo entre los múltiples factores críticos que intervienen en este vasto proyecto de cambio del sistema energético de un país.

Si este balance no se da o si existen omisiones parciales o totales, se generan importantes problemas que afectan a todo el país (económicos, sociales, de seguridad, etc.).

Entre otros factores, para llevar a cabo la transición energética existe un conjunto ineludible de factores críticos de éxito fundamentales que es necesario mantener durante las décadas que durará la transición:

• Uso de energías asequibles con niveles de competitividad energética de clase internacional.

• Introducción progresiva de fuentes de energía nuevas limpias o más limpias.

• Utilización de fuentes de energía con una alta seguridad de abastecimiento (este factor está relacionado con el grado de independencia en energética de un país, aunque no son sinónimos).

• Diversificación de la matriz energética.

• Creación de abundancia de todas las fuentes de energía que serán parte de la evolución en el tiempo de la matriz energética nacional.

Durante las décadas que va a durar la transición energética, se debe mantener en todo momento un balance adecuado entre los anteriores factores críticos, tanto para las energías renovables como para las no renovables (las cuales actualmente dominan la matriz energética en el mundo).

A pesar de que las no renovables van a ir disminuyendo progresivamente su participación durante las próximas décadas, los factores críticos anteriores les aplican por igual ya que son parte de la matriz energética de un país y lo que suceda con éstas en la transición le afectará fuertemente.

En el diseño y en la implementación de la transición energética se deben minimizar los riesgos de eventuales desajustes peligrosos entre la demanda y la oferta energética (tanto de las energías renovables como de no renovables), como los que han provocado la crisis energética actual.

Es clave comprender que, durante las décadas que dure la transición energética, la competitividad y la seguridad energética del abastecimiento las renovables y las no renovables son dos elementos esenciales de la transición energética.

El país que no entienda esto y no lo interiorice en el diseño e implementación de su transición energética se verá seriamente afectado por los múltiples eventos impredecibles (geopolíticos, económicos, tecnológicos, etc.) a los que está asociado el mercado energético en el corto, mediano y largo plazo.

Los datos sobre la evolución energética muestran que las siguientes tres fuentes de energía son las que han venido dominando el crecimiento de la oferta energética mundial como parte de la transición energética: solar y eólica (entre las renovables) y gas natural (entre las no renovables).

La severa crisis económica y social por la que está atravesando Alemania actualmente se debe en gran medida a una debilidad importante en el diseño y la implementación de su transición energética.

2. Algunas de las consecuencias negativas que han sido reportadas sobre la transición energética en Alemania

El diseño y la implementación de la transición energética pusieron en alto riesgo la seguridad y la competitividad energética del país.

Todo iba muy bien, como cuando un avión vuela en un cielo despejado y sin problemas, hasta que llegó la tormenta, que es cuando el diseño, la estructura y la tripulación del avión son exigidos y se ponen a prueba los aciertos y los desaciertos que tiene el avión.

La tormenta empezó con la caída del suministro de gas natural y de petróleo de Rusia, lo cual condujo a una serie de eventos que llevó al país a una compleja encrucijada y creó una crisis energética sin precedentes que puso en evidencia una serie de importantes debilidades en el diseño y la implementación de su transición energética.

Un reciente estudio contratado por la Asociación de la Industria de Baviera (VBW) al centro de investigación suizo Prognos, cuyo resumen fue publicado por Clean Energy Wire (Jornalism for the Energy Transition), bajo el título “German wholesale power prices to rise steeply before falling from 2024 – report”, señala lo siguiente:

• Los precios mayoristas y minoristas de la electricidad en Alemania serán significativamente más altos en los próximos años que durante el período 2019-2020 debido a la composición de la matriz energética actual del país.

• Aunque el estudio dice que los precios caerán unos años después en el 2024, también indica que éstos se mantendrán más altos en el mediano y largo plazo que antes de la crisis.

Otro artículo publicado este mes titulado “Transition state of play – Germany in the grip of the energy crisis”, publicado también por Clean Energy Wire (Jornalism for the Energy Transition), señala lo siguiente:

• Los encargados de formular políticas, las empresas y los hogares están luchando para hacer frente a los precios vertiginosos, los cuales están avivando los temores de daños irreparables a las preciadas industrias del país y las dificultades económicas para sus ciudadanos y el malestar social.

• El impacto a largo plazo en la transición energética del país sigue siendo incierto, ya que Alemania redobla sus esfuerzos para implementar energías renovables, pero también apuesta por el gas natural de otros países, y a una reactivación temporal de las plantas de carbón y una extensión limitada del tiempo de funcionamiento de sus plantas nucleares restantes.

Un artículo titulado “How expensive is an energy transition? A lesson from the German Energiewende”. La Energiewende significa el ‘cambio energético’, que es el nombre de la transición que se ha venido llevando a cabo en Alemania hacia una economía baja en carbono. Este artículo señala algunos de los problemas que ya se veían venir desde el 2017, año en que fue publicado el artículo:

• Se han generado dudas sobre el diseño e implementación de la Energiewende alemana: la factura de costos, en el sentido de los efectos financieros directos y perceptibles, que ya ha ascendido a casi 500.000 millones de euros. Los hogares alemanes, así como muchas empresas, pagan significativamente más por la electricidad que en la mayoría de los demás países de la OCDE.

• No hay duda de que el costo es uno de los temas más cruciales en el curso de un proyecto a tan largo plazo. Después de todo, la carga financiera esperada sobre la economía nacional y sus partes interesadas es el argumento más convincente para posponer o ralentizar la transición energética.

• Como consecuencia de todos los problemas energéticos, en Alemania se está dando una creciente oposición a seguir adelante con la Energiewende como estaba prevista. La imagen inicialmente positiva del proyecto alemán se ha resentido.

Un informe elaborado por CNN Business el mes de octubre pasado bajo el título “Rocketing energy costs are savaging German industry” (“Los costos energéticos vertiginosos están destrozando la industria alemana”) indica lo siguiente:

• Alemania se está preparando para un invierno duro, ya que los altos precios de la energía amenazan con dejar cicatrices permanentes en su sector manufacturero, el motor clave de su economía.

• La producción industrial cayó un 0,8% en agosto respecto al mes anterior.

• El economista jefe de ING Alemania, dijo que una contracción económica era «inevitable» y los precios de la energía siguen siendo increíblemente altos.

• La industria manufacturera de Alemania está preocupada de que algunas de sus empresas no superen la crisis. Muchas de ellas están recortando la producción, mientras que otros están despidiendo personal y reubicando partes de sus operaciones en el extranjero para hacer frente a la situación energética.

• Los costos de la energía continúan impulsando la inflación de los precios al consumidor, que saltó al 10% en septiembre.

• Sin su suministro habitual de gas natural ruso, es probable que el país agote severamente sus reservas durante el invierno y continúe pagando precios altísimos de la energía el próximo año, incluso suponiendo que los hogares y las empresas logren reducir su consumo.

• Se espera ver hasta 2 millones de trabajadores en licencia la próxima primavera mientras sus empleadores luchan contra los altos precios y la escasez de gas natural.

• Las empresas que requieren grandes cantidades de energía se esfuerzan por encontrar formas de mantenerse a flote. No todos están teniendo éxito.

• Alemania cree que el corazón de su gigantesca economía está en juego. Algunos fabricantes ya están trasladando parte de sus operaciones al extranjero.

• La asociación de la industria automotriz de Alemania, que agrupa al 85% de los fabricantes de automóviles, ve al país como un lugar poco competitivo debido a los altos precios de la energía y al suministro energético inseguro.

Un artículo titulado “Amid an energy crisis, Germany turns to coal, the world’s dirtiest fossil fuel”, publicado por NPR News, señala lo siguiente:

• No se suponía que fuera así. La planta de generación eléctrica de carbón Evonik en Marl es una de varias en todo el país que estaban programadas para cerrar antes de fin de año, para mantener el compromiso de Alemania de eliminar gradualmente el carbón para fines de esta década.

• Pero con Rusia recortando las entregas de gas natural a Europa y sin opciones rápidas para reemplazar esa energía, Alemania está recurriendo a su combustible fósil más confiable y más contaminante para el medio ambiente. Al menos 20 centrales eléctricas de carbón en todo el país están siendo resucitadas o ampliadas más allá de sus fechas de cierre para garantizar que Alemania tenga suficiente energía.

Un artículo titulado “Germany turns to coal for a third of its electricity”, publicado por el Financial Times, señala los siguiente:

• Alemania está dependiendo otra vez del carbón altamente contaminante para casi un tercio de su electricidad, ya que el impacto de las políticas gubernamentales y la guerra en Ucrania lleva a los productores de la economía más grande de Europa a usar menos gas natural y menos energía nuclear.

Un artículo titulado “Germany’s energy U-turn: Coal instead of natural gas”, publicado por el medio alemán DW, señala lo siguiente:

• Las centrales eléctricas alemanas de carbón están reiniciando operaciones.

• El gobierno se está tragando la píldora amarga de permitir que la energía a carbón vuelva a la red eléctrica. Se espera que esto reemplace la electricidad a gas natural.

• Encontrar otros proveedores no es el problema, dicen los importadores alemanes de carbón. Estos incluyen fuentes en Sudáfrica, Australia, EE. UU., Colombia e Indonesia. Pero cada uno de estos diversos tipos de carbón tienen diferentes características y calidades. Es importante ver qué combinación es la mejor para las centrales eléctricas alemanas.

A nivel de las residencias, un artículo titulado “Alemanes almacenan leña ante incierto suministro de gas natural en invierno”, publicado por el medio alemán DW, ha indicado lo siguiente:

• Por temor a la escasez de gas, los alemanes recurren cada vez más a la leña para la calefacción de sus hogares, lo que puede tener graves consecuencias para la salud, advierte la Agencia Alemana de Medio Ambiente.

• Casi la mitad de todos los hogares alemanes utiliza gas natural. Sin embargo, desde la guerra en Ucrania, el futuro suministro es incierto. Además, la materia prima se ha encarecido y la confianza se ha esfumado.

• La Asociación Federal de Leña estima que alrededor del 80 por ciento de la leña que se quema en el país proviene de Alemania. Los pélets (madera comprimida y granulada) para estufas automáticas proceden de los residuos de la aún pujante industria constructora.

• Calentar con leña es mucho más económico, pero el precio por kilovatio hora de la leña también ha ido subiendo desde el otoño pasado a causa de la fuerte demanda.

• Al quemar la leña se originan partículas finas de polvo, motivo por el cual la Agencia Federal de Medio Ambiente exige que la biomasa ya no sea utilizada para la calefacción.

• Casi una quinta parte de la contaminación por partículas finas en Alemania es causada por la quema de leña en los hogares. Además, dichas partículas son responsables de problemas de salud, como enfermedades respiratorias y cardiovasculares, según el experto.

• Cuando se incinera madera, se originan sustancias contaminantes adicionales, sobre todo si no se ventilan los espacios, o no se la quema correctamente.

Un artículo titulado “Crisis del gas natural: Alemania se apresura hacia el carbón”, publicado por Euronews, muestra que el retorno al carbón para enfrentar la crisis actual no solamente es a nivel de los grandes consumidores (industrias, generación eléctrica, etc.) sino también a nivel residencial:

• La producción y consumo de carbón se ha disparado en toda Alemania desde principios de año, lo cual ha aumentado significativamente precios también.

• Muchos consumidores que todavía tienen estufas de carbón para la calefacción, aunque no las usaban, porque venían utilizando gas natural.

• Aunque el precio del carbón ha subido, sigue siendo inferior al del gas o de la leña.

• Un cliente residencial indico a Euronews lo siguiente: «Aunque sea malo para la salud, es mejor que pasar frío».

• Y como la demanda es fuerte, los proveedores temen no poder satisfacerla en su totalidad durante el invierno.

3. Conclusiones de esta primera parte sobre las lecciones aprendidas en el caso de la transición energética de Alemania

La crisis actual en Alemania demuestra que la transición energética que se venía ejecutando no debió reducir la seguridad energética creyendo que las crecientes importaciones de energía eran igualmente seguras que la producción nacional de energía.

Los grandes riesgos, la enorme incertidumbre y las múltiples y muy diversas posibilidades de imprevistos han demostrado que el mercado energético mundial tiene un bajo nivel de seguridad energética (en abastecimiento y cambios abruptos en los precios).

El problema en el mundo no es de reservas energéticas o de disponibilidad de sitios para producir energías renovables porque existen enormes cantidades de reservas (probadas, posibles y probables) y de sitios de renovables. El problema es de suministro de energía que se ha convertido en un bien que es cada vez más estratégico con profundas implicaciones geopolíticas.

Se estima que la inseguridad de suministro aumentará en el futuro, lo que conduce a que los riesgos de desabastecimiento energético (parcial o total) y las posibilidades de variaciones abruptas en los precios de la energía con fuentes de energía importadas sean mucho mayores que el abastecimiento con energías nacionales.

En este sentido, a pesar de ser lo mismo físicamente, la energía importada (petróleo, gas natural, renovables, electricidad, etc.) y la energía producida nacionalmente no tienen los mismos efectos y los mismos riesgos económicos, sociales y de seguridad nacional.

La situación energética mundial se volvería todavía más seria y más nefasta si el mundo entra en una era duradera de escasez de suministro de energía, que es lo que ha estado ocurriendo desde que empezó la crisis energética actual, en el segundo semestre del 2021 cuando empezó a darse un importante desbalance a nivel internacional entre el suministro y la demanda de energía, la cual se agudizó con la invasión de Rusia a Ucrania.

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