Zutphen, Zwolle, Deventer: Tres perlas en el este de los Países Bajos

Por Christoph Driessen (dpa)

dpa
Zutphen atrae a los turistas con sus callejuelas idílicas. Foto: Christoph Driessen/dpa

Perderse con el auto por las estrechas callejuelas de algún centro viejo de una localidad de los Países Bajos puede resultar desagradable, sobre todo cuando se gira en contramano en una calle de un solo sentido.

Pero en Deventer esto no parece ser ningún problema: los locales, risueños, les harán saber a los visitantes que tomaron la dirección equivocada.

Y se levantarán incluso de sus sillas para moverlas, junto con las mesas de restaurante, de manera que haya lugar para una maniobra de giro. Y posteriormente saludarán con la mano a los turistas que se alejan en el coche.

Es que, en el este de los Países Bajos, el tiempo transcurre de otra manera. Quien siempre haya querido saber cuál era la diferencia entre Holanda y los Países Bajos, se encuentra en el lugar correcto.

Holanda es solamente el sector noroeste del país. Los habitantes del resto del país no se definen de ninguna manera como holandeses.

El aire ya sabe a brisa fresca, aunque aún no se está junto al mar. Las casas de todas las variantes de ladrillo se alinean una junto a otra por las calles.

Aquí, a diferencia de Ámsterdam, las viviendas suelen tener solo dos pisos. Y apenas hay canales, lo que abundan son los ríos y lagos. Y hay algo más que llama la atención: uno se cruza con mucho menos turistas.

La mayoría de ellos se apresura en su camino hacia la costa y no se dan cuenta de que se pierden bellezas en las cercanías: Zutphen, Zwolle y Deventer, por ejemplo.

Todas ellas poseen un centro viejo histórico de dimensiones sorprendentes. Fueron ciudades hanseáticas en la Edad Media, con una vinculación más estrecha con ciudades alemanas como Lübeck, Hamburgo y Colonia, que con Holanda.

Encanto italiano y festivales en Deventer

Deventer resulta ideal para salir. En una linda noche veraniega, existen aquí condiciones similares a las italianas, y por todo el centro se alinean las mesas de los restaurantes, unas junto a otras.

El centro neurálgico es la gigantesca plaza del mercado, con la antigua balanza de la ciudad, denominada Brink. Desde allí, se puede continuar paseando en todas direcciones, y las ofertas gastronómicas se suceden, una tras otra. Por ejemplo, allí puede encontrarse la singular cervecería DAVO.

Entre todas las casas antiguas de la ciudad, también hay un edificio moderno que merece la pena contemplar: la premiada ampliación del ayuntamiento histórico.

Esta nueva construcción fue controvertida, un primer proyecto fue rechazado por la población. Según relata la guía Truus Schreijer, para elevar la aceptación de la iniciativa, pueden verse en la fachada las huellas digitales de 2.264 habitantes, transformadas en obras de arte.

Deventer es una ciudad de festivales. Durante la época de Navidad puede sentirse transportado uno al Londres del siglo XIX por las estrechas escaleras del casco antiguo.

Aquí tiene lugar entonces el Festival Dickens, con cientos de participantes disfrazados. Además, durante el verano el festival Deventer Op Stelten (Deventer sobre zancos) atrae a unas 150 compañías de teatro a la ciudad.

Deventer se encuentra sobre el río Ijssel, el brazo más al norte de la desembocadura del Rin. Pero este no corre aquí por un estrecho corset, sino que serpentea con numerosos brazos laterales por el paisaje. Así, el entorno de Deventer se convierte en un paraíso natural.

La vista más hermosa de Deventer se ofrece desde el puente Wilhelmina, un puente blanco en arco sobre el Ijssel. Allí también se escribió la historia del cine: en 1976 se convirtió en el escenario del film de guerra «A Bridge Too Far» («Un puente demasiado lejos»), dirigida por Richard Attenborough, sobre la Batalla de Arnhem.

 
Souvenires extravagantes en Zutphen

Zutphen, ubicada un poco más al sur, es la ciudad de los negocios originales. «Se caracteriza por tener muchos seguidores del fundador de la antroposofía Rudolf Steiner», cuenta Mark Schuitemaker de la oficina de turismo local VVV.

Por lo tanto existen allí numerosas escuelas Waldorf, junto a numerosos comercios que ofrecen juguetes de madera, queso ecológico o vestimenta confeccionada con cáñamo, bambú y soja.

Zutphen también se convierte en una ciudad de aromas, cuando los jueves se celebra el antiguo mercado semanal, de 800 años de antigüedad.

Pero otros días, también, uno se ve atraído a la tienda de frutos secos Noten & Zo por una atractiva mezcla de olores. El aroma de las velas y el jabón fino emana de la tienda conceptual ByNord, el del café fresco, de Van Rossum’s Koffie, el del chocolate, del veterano atelier de caramelos Janson.

Asimismo bien vale realizar una visita al reformado Broederenklooster, uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Actualmente es un hotel que dispone de 15 habitaciones en los ex dormitorios de los monjes, una cervecería y un restaurante en el antiguo comedor.

Zwolle: Sushi en la iglesia y un muerto apasionante

La mayor de las tres ciudades es Zwolle, con 130.000 habitantes, capital de la provincia Overijssel. También se la podría denominar como la ciudad de las iglesias reconvertidas.

Por ejemplo, en la iglesia de Belén, fundada en 1309, puede comerse sushi. La iglesia de San Miguel, con su famoso órgano barroco, es utilizada entre otros fines para exposiciones de arte. Y la iglesia gótica de la Orden de los Dominicos alberga una librería y un café.

Aquí se tropieza directamente con la historia. En un momento dado, la vista a través de un cristal cae sobre un esqueleto con las piernas recogidas. En 2010, este Ötzi de Zwolle fue descubierto por casualidad durante obras de construcción.

«Yo estaba ahí cuando fue encontrado, era un viernes por la tarde», relata el guía Bert Dijkink. «En ese momento también estaba un conocido fotógrafo de prensa de la ciudad, Harry, y por esa razón lo bautizamos Harry en un primer momento».

Entretanto, se sabe que Harry vivió entre 1316 y 1440, que medía 1,69 metros y tenía veintipocos años cuando su cráneo fue brutalmente golpeado.

Atado con una correa de cuero, fue dejado atrás por quienes lo mataron. Su destino nunca abandonó a los habitantes de Zwolle. Mientras tanto, incluso su rostro fue reconstruido.

Y, como figura de cera, Harry resucitó. Solamente hay que levantar la tapa de un gran cajón negro en el piso superior de la librería, y allí se lo ve durmiendo en apariencia pacíficamente, con su vestimenta medieval.

Entretanto, ya no se llama Harry, sino Hermen. «Esto suena más a la Edad Media», comenta Dijkink al respecto.

Otra fuerte ventaja del sector oriental de los Países Bajos es que los precios aquí están claramente por debajo de los de Ámsterdam, La Haya o Utrecht.

En comparación con el oeste del país, también llama la atención el servicio cordial. Al mismo tiempo, resulta sumamente fácil ponerse en contacto con la gente. Para lograrlo, ni siquiera resulta necesario girar en sentido contrario en una calle de sentido único.

dpa

Revise también

Mongobay

Impactos ambientales en América Latina de la Inteligencia Artificial

Por Gerry McGovern, Sue Branford El uso de la Inteligencia Artificial (IA) está creciendo astronómicamente …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cambio Político
Este sitio usa cookies. Leer las políticas de privacidad.